Christian Sanz

Tras pedir la renuncia de sus funcionarios, Daniel Orozco juega al misterio e inquieta el tablero electoral en Las Heras

Por Christian Sanz, director periodístico de Diario Mendoza Today.

Nadie sabe a ciencia cierta qué hay en la cabeza de Daniel Orozco, al menos ahora mismo. Tras el pedido de renuncia a sus funcionarios, las intrigas carcomen los pensamientos de propios y ajenos. Sobre todo los propios.

Todos hablan de un intendente que nunca habían visto antes, que juega al secretismo y ya no consulta muchas de sus decisiones políticas. Incluso desdibujó su típica sonrisa y la cambió por un gesto adusto.

Ahora, todo lo decide él mismo, acaso con el asesoramiento de su pareja, Janina Ortíz, a la sazón secretaria de Gobierno de Las Heras.

Como explicó durante el fin de semana Diario Mendoza Today, Orozco sufre una suerte de paranoia, que se desató tras las intestinas peleas que se suscitaron respecto de su propia sucesión.

“Siempre hay roces y discusiones, pero esto se fue de mambo y era un quilombo total”, resumió ante la consulta de este medio uno de los pocos hombres de consulta del mandatario lasherino.

A ese “quilombo” se sumaron operaciones de prensa cruzadas, despiadadas y sangrientas, que obligaron a Orozco a pedirle a Ortíz que desista de competir. 

Así y todo, las zancadillas siguieron avanzando, lo cual preocupó por demás al intendente. Por eso, decidió convocar a una reunión de Gabinete y allí mismo pidió la renuncia de los presentes. En una suerte de gesto de autoridad. Como diciendo “acá mando yo”.

A partir de entonces, todo fue mutismo y misterio. Se especuló con nombres y cargos que se darían de manera inminente. Pero nada ocurrió aún.

Los cambios que vendrán, que califican como algo “inminente”, solo están en la cabeza del intendente. Nada ha filtrado, ni lo hará. Porque no quiere que lo operen, como ocurrió con la interna en Las Heras.

Ciertamente, Orozco ha aprendido una dura lección, en el peor momento de su gestión. Descubrió cómo la política y cierta prensa sabe ponerse de acuerdo para avanzar en oportunas conspiraciones.

Ha sido un aprendizaje duro e incómodo. Sobre todo incómodo, porque a muchos de esos mismos medios les “regala” pauta millonaria de su propio municipio.

Orozco aprendió lo consabido: la conspiración siempre tiene cara de hereje. Sin embargo, pocas veces revela tales niveles de ingratitud.

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