Investigación

A Natacha Jaitt, ¿la mataron o falleció por otros motivos?

Por Christian Sanz, desde la redacción de Diario Mendoza Today.

“No me voy a suicidar, no me voy a pasar de merca y ahogar en una bañera, no me voy a pegar ningún tiro”, dijo Natacha Jaitt el 5 de abril de 2018 a través de su cuenta de Twitter.

El contexto no era menor: venía denunciando una trama de pedofilia que involucraba a periodistas y referentes del espectáculo y el deporte. Fue una situación que la puso en el centro de la escena pública, para bien y para mal.

Fui de los pocos que la bancó, de manera pública y privada, a sabiendas de lo peligroso del terreno en el que se estaba metiendo. En todas las oportunidades, Natacha me lo agradeció públicamente.

Sus explosivas declaraciones y señalamientos siguieron a lo largo de los meses, principalmente a través de sus devastadores tuits.

Nada ni nadie la pudo detener jamás, solo la muerte: así apareció hace unas horas, sobre una cama en una vivienda de la localidad de Benavídez.

El cuerpo fue hallado en una casa donde funciona un salón de fiestas en villa La Ñata, terruño del sciolismo.

Quienes alertaron a la policía fueron Guillermo Riconi, y Raúl Velaztiqui Duarte; el primero, dueño del lugar donde apareció el cuerpo desnudo de Jaitt; el segundo, amigo personal de la mediática.

En marzo de 2019 se conocieron los resultados del peritaje toxicológico realizado sobre la sangre, la orina y las vísceras de Jaitt.

Según el informe de marras, se detectó presencia de cocaína en sangre, contenido gástrico y vísceras. A su vez, se detectó una falla cardíaca de vieja data y actual. Por si fuera poco, tenía 0,7 de alcohol en sangre.

Otro de los puntos, acaso uno de los más relevantes, refiere que el análisis de vísceras no detectó presencia de veneno u otra droga letal.

Según resumió el colega Mauro Szeta, “la conductora habría consumido drogas y alcohol, y tenía problemas del corazón”. 

Los datos echan por tierra las especulaciones que se dejaron correr en un principio, que hablaban de un posible asesinato.

Este periodista, dicho sea de paso, fue el primero en advertir que ello era inverosímil. “Natacha Jaitt tenía cocaína en su organismo y no tenía signos de violencia sobre su cuerpo. Murió por una falla multiorgánica. Paremos un poco con las conspiraciones por favor”, sostuvo quien escribe estas líneas el mismo día que murió Jaitt.

No hay mucho más que agregar, solo decir que el derrotero de la modelo —amiga muy querida de quien avanza en estas líneas— es una tragedia que debe llamar a la reflexión respecto de los excesos y las adicciones. Más allá de las circunstancias en las que murió. Eso es lo de menos.

Nada ni nadie logrará borrar la valentía y grandeza que ostentó Jaitt en vida. Jamás.

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