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China y Rusia: los líderes del mundo multipolar

Moscú y Kiev emergen como definidos líderes de un nuevo mundo multipolar, que ya abiertamente busca y consolida relaciones basadas en los viejos principios de no injerencia, respeto por la autodeterminación de los pueblos y solidaridad en los vínculos, que planteara el Movimiento de No Alineados en 1959. Por Hernando Kleimans, agencia Télam.

Este lunes 20 y el martes 21 de marzo, los líderes de Rusia, Vladímir Putin, y de China, Xi Jinping, mantendrán su cuadragésima reunión, esta vez en Moscú. El temario es el de siempre: “resistencia conjunta a los desafíos de Occidente”, a la política de aislamiento de Rusia y a la política de contención de China. Y en especial, el despliegue y consenso de los 12 puntos del plan de paz de Beijing en el conflicto ucraniano.

Ambos presidentes mantendrán una reunión privada el mismo lunes, en un almuerzo informal, y el 21 se desarrollarán negociaciones con la participación íntegra de los gabinetes de ministros completos de los dos países. Se aguarda la firma de importante convenios de cooperación e integración económica.

Durante las reuniones, subrayan las fuentes, habrá intercambio de presentes por ambas partes. “Ellos no serán demasiado caros, sino simbólicos”, dijeron. Las mismas fuentes adelantaron la posibilidad de una visita de Xi, guiada por Putin, a la nueva y monumental línea circular del “metró” (el subte moscovita) recientemente inaugurada, de 70 kilómetros de largo.

La última reunión fue en diciembre pasado, en formato de videoconferencia. En ella, Putin invitó a Xi a visitar Moscú. En “The Hill”, prestigiosa publicación de política internacional que se edita en Washington desde 1994, la analista de defensa Ellen Mitchell afirma que “la visita de Xi a Moscú y el correspondiente respaldo por parte de China desafían a los EE.UU. y sus aliados, que intentaron presionar sobre la economía rusa por medio de destructivas sanciones”.

Bloomberg agrega que “la política de los EE.UU. y sus aliados occidentales, así como el afán de Washington por el dominio mundial explican la posición prorrusa de la mayoría de los estados en relación con el conflicto en Ucrania”.

En este contexto, Rusia y China emergen como definidos líderes de un nuevo mundo multipolar, que ya abiertamente busca y consolida relaciones basadas en los viejos principios de no injerencia, respeto por la autodeterminación de los pueblos y solidaridad en los vínculos, que planteara el Movimiento de No Alineados en 1959, en los Diez Principios de Bandung.

El expresidente y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitrii Medviédev, ha sido el arquitecto de esta nueva cumbre y además, uno de los propulsores de la consolidación, en un inédito nivel estratégico, de las relaciones entre ambas potencias nucleares. Fue Medviédev quien en diciembre de 2022 entregó a Xi en Beijing el mensaje de Putin que establecía las pautas de este nuevo nivel. Pero también fue este “duro” jurista quien, en su carácter de presidente de “Rusia Unida”, estableció la interacción entre el partido oficial ruso y el partido comunista chino. De hecho, la visita de Medviédev se debió a una invitación oficial del comité central del PCCh.

El nuevo nivel ya consensuado entre ambas dirigencias políticas define la coordinación estratégica de la política exterior de Rusia y China, la acción conjunta en el marco de la ONU y el G-20. Pero hay algo que define esta estrategia y es la conformación de una conducción conjunta de las nuevas expresiones de este orden multipolar: la Organización de Cooperación de Shanghai (OCSh), los BRICS y entidades interregionales como la Unión Económica Euroasiática y la ANSEAN.

Iuri Ushakov, consejero de política internacional de Putin, a cargo de la agenda de la cumbre, añadió a estos temas “la problemática de la cooperación técnico-militar, que también será analizada. (Es por eso por lo que) participarán de las negociaciones (el ministro de Defensa Serguéi) Shoigu y (el director del Servicio Federal de cooperación técnico-militar Evguenii) Shugaiev”.

En esta nueva formación política internacional, la visita de Xi puede activar el papel mediador de China en la resolución de la crisis ucraniana. El mencionado plan de paz chino fue consensuado previo a su declaración en Moscú, en una prolongada y muy cálida reunión mantenida en vísperas de la visita de Xi por Putin y el excanciller chino Wang Yi, actual Director de la Oficina de la Comisión Central de Asuntos Exteriores del Comité Central del Partido Comunista de China, lo que le convierte en el formador de la línea de la política internacional de Beijing.

Washington expresó su categórico rechazo a este plan de paz en Ucrania ya que el mismo “ratifica las conquistas de Rusia hoy”. John Kirby, el saliente coordinador de comunicaciones estratégicas del Consejo de Seguridad norteamericano afirmó que a su gobierno “no le sirve la posición de China sobre la resolución diplomática del conflicto”.

El portavoz presidencial ruso Dmitrii Peskov, a la inversa, señaló que “el plan chino de regulación de la situación en Ucrania, en particular en lo que hace a la garantía de seguridad, se correlaciona con el enfoque de Rusia”. Los 12 puntos promueven la necesidad de respetar la soberanía y la integridad territorial de todos los países, la reanudación del diálogo directo entre Moscú y Kíev y convocan a impedir una ulterior escalada del conflicto.

La posición china es todavía más valiosa en momentos en que la alternativa pacífica se encuentra en un punto muerto. Aunque Moscú ha afirmado en reiteradas oportunidades que está abierta a la negociación, Kíev ha dispuesto por decreto la negación a cualquier apertura diplomática.

“Valoramos mucho la posición contenida y mensurada de la dirección china en esta cuestión -adelantó el consejero Ushakov-. Nuestros líderes intercambiarán sus evaluaciones de la actual situación precisamente en el contexto del desarrollo del conflicto en Ucrania. Veremos qué conclusiones surgirán luego de este intercambio”.

Wang Wenbin puntualizó la convicción china de que “el diálogo político es la única forma de resolver conflictos y disputas. Avivar las llamas, alimentar la lucha, las sanciones unilaterales y la máxima presión sólo alimentarán la tensión y empeorarán las cosas”.
El “Global Times” advirtió que “a pesar de los esfuerzos de China y la comunidad internacional para promover la paz y las conversaciones, EE. UU. y algunos países occidentales continúan avivando las llamas volcando armas en el campo de batalla en Ucrania y echando la culpa, incluso criticando a China por no unirse a su campaña para condenar o sancionar a Rusia
“Son los Estados Unidos y los países occidentales los que se han involucrado profundamente en la crisis. La clave para resolver la crisis de Ucrania no está en manos de China, sino en las de Estados Unidos y los países occidentales. Si continúan provocando problemas en lugar de cooperar, es poco probable que los esfuerzos para lograr la paz y promover las conversaciones sean efectivos”.

El conflicto ucraniano no es el único que estará sobre la mesa. China enfrenta la agudización de litigio por Taiwán, generada por las provocaciones bélicas de Washington que incrementa la presencia de su flota y su aviación en los mares del sur de China. Xi, en el discurso de reasunción por tercera vez de la presidencia, criticó duramente la agresiva política norteamericana en los mares aledaños a China y en especial la formación de bloques militares regionales, directamente dirigidos contra Beijing, como el QUAD (Australia, India, Estados Unidos y Japón) y el AUKUS (Australia, Reino Unido y los Estados Unidos). Aunque el QUAD tiene características más políticas que militares, el AUKUS es netamente belicista y muchos observadores lo visualizan como la OTAN oriental.

No es casual que el presidente Xi haya recordado, en la flamante asunción de su tercer período presidencial, “el logro de objetivos para el centenario del Ejército Popular de Liberación de China, en 2027”. Según algunos analistas norteamericanos, precisamente para esta fecha Beijing planea la reunificación con la isla, a la que nunca le reconoció su separatismo. Pese a que el gobierno chino expresó su deseo de que este paso sea por medios diplomáticos, no se puede excluir la salida militar.

El presupuesto militar de China amentó casi al doble en los últimos diez años. Esto permite mantener las fuerzas armadas permanentes más potentes del mundo, con dos millones de soldados, la flota de guerra más grande, poderosas unidades misilísticas y una enorme fuerza aérea.

El embajador chino en Rusia, Zhang Hanhui, uno de los rusófilos más destacados de China, fundamentando la visita de Xi afirmó que su país continúa fortaleciendo la interacción estratégica y por ello es que está “espalda contra espalda” con Rusia. Esta conducta, dijo Zhang, “proporciona seguras garantías para el equilibrio y la estabilidad estratégica global”.

Así pues, la visita servirá para nombrar, por primera vez, las cosas por su nombre para China: los EE.UU. son una amenaza, Rusia es la aliada con la que se consolidan ejemplares relaciones internacionales. La palmaria amenaza del bloque anglosajón al propio modelo de desarrollo de la RPCh, evidenciada en la escalada de provocaciones bélicas pero además en la aplicación de sanciones económicas y comerciales, es lo que justifica el fortalecimiento del poderío bélico no sólo de China, sino de su socia estratégica irremplazable: Rusia.

Las recientes maniobras navales ruso-chino-iraníes en el Golfo Pérsico, los ejercicios antiterroristas (y en realidad de contraofensiva ante eventuales invasiones) en territorios del Lejano Oriente chino, manchuro y ruso marcan el inicio de una intensa cooperación militar que abarca también a la India y a países del Asia Central como Uzbekistán, Kazajstán, Azerbaidzhán y Tadzhikia.

En febrero de 2022, en vísperas del inicio de la Operación Militar Especial (OME) en el Donbass, Putin se entrevistó con Xi en Beijing. Como resultado del encuentro se emitió una “Declaración conjunta de la Federación Rusa y la República Popular China sobre las relaciones internacionales, que ingresan en una nueva época, y el desarrollo global estable”.

Las partes subrayaron en ella su disposición a contraponerse a la injerencia foránea en los asuntos internos de los países soberanos y se pronunciaron en contra de destruir la seguridad mundial y las llamadas “revoluciones de colores” como la ocurrida en 2014 Kíev y antes, hace casi 20 años, en Georgia.

Esta cumbre Xi-Putin puede aportar al siguiente paso en la consolidación de ese sistema de mediación para la solución de crisis internacionales. Una definida marca deja, en ese plano, el acuerdo firmado en Beijing entre Irán y Arabia Saudita. Después de muchos años de enemistad entre chiitas y sunitas, la superación del enfrentamiento permite consolidar aún más el frente multipolar con la inclusión en la práctica de todo el Medio Oriente en estas nuevas relaciones. Un ejemplo de ello es la visita del presidente sirio Bashar Háfez al-Ássad a Emiratos Árabes Unidos.

Las relaciones entre ambas potencias fueron caracterizadas en la declaración de febrero de 2022 como “despojadas de fronteras”. Cuanto más intranquilo está el mundo, estas relaciones se tornan más sólidas. Wang Wenbin, portavoz de la cancillería china, agregó que el vínculo “excede los límites de las relaciones bilaterales”.

“Global Times”, el órgano semioficial de comunicación del gobierno chino subraya que “en señal de solidaridad con los demás pueblos, Moscú y Beijing promueven tenazmente la multipolaridad y la total democratización de las relaciones internacionales, pronunciándose decididamente contra los intentos de Washington de imponer a todos sus intereses y provocar una nueva guerra fría”.

Wang afirma que “China y Rusia continuarán practicando el verdadero multilateralismo, promoverán una mayor democracia en las relaciones internacionales, trabajarán para construir un mundo multipolar, mejorarán la gobernanza global y contribuirán al desarrollo y progreso en el mundo.

“A pesar de los esfuerzos de China y la comunidad internacional para promover la paz y las conversaciones, EE. UU. y algunos países occidentales continúan avivando las llamas y vertiendo armas en el campo de batalla en Ucrania y echando la culpa, incluso criticando a China por no unirse a su campaña para condenar o sancionar a Rusia

“Son los Estados Unidos y los países occidentales los que se han involucrado profundamente en la crisis. La clave para resolver la crisis de Ucrania no está en manos de China, sino en las de Estados Unidos y los países occidentales. Si continúan provocando problemas en lugar de cooperar, es poco probable que los esfuerzos para lograr la paz y promover las conversaciones sean efectivos”.

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