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El albertismo habla del “ocaso de la hegemonía kirchnerista” y advierte que no se sienten conducidos por Cristina Kirchner

"Un montón de compañeros del peronismo decimos que no nos sentimos conducidos por ella", argumentó a agencia NA una fuente del círculo íntimo de Fernández. Por Sofía Rojas y Marina Devita, agencia NA.

En un nuevo capítulo de fuego cruzado entre la Casa Rosada y el ala dura del cristinismo, desde el entorno del presidente Alberto Fernández afirman que el Frente de Todos nació ante el “ocaso de la hegemonía kirchnerista” y advierten que no se sienten conducidos por la vicepresidenta Cristina Kirchner.

“El problema es que ellos asumen que la política y el centro del Frente de Todos tiene que ser que nadie discute la conducción de Cristina, a lo que un montón de compañeros del peronismo decimos que no nos sentimos conducidos por ella“, argumentó a NA una fuente del círculo íntimo de Fernández respecto a los constantes cuestionamientos de La Cámpora.

En esa línea, destacó que la coalición gobernante se forjó como un nuevo instrumento electoral y político que apostó a “superar lo que había sido el ocaso de la hegemonía kirchnerista”, luego de que la propia ex mandataria perdió las elecciones legislativas en 2017.

Hay compañeros que se niegan a ese paso histórico”, apuntaron desde el albertismo ante los reiterados dardos que envían el diputado nacional Máximo Kirchner y el dirigente camporista Andrés “Cuervo” Larroque.

Ante ese escenario, consideraron que las PASO van a “ordenar” al Frente de Todos, pero advirtieron: “Si algunos ponen a Cristina todo el tiempo en el centro o no hay nada, entonces es difícil proyectar un espacio político”.

Según la mirada histórica de quienes acompañan al jefe de Estado, a partir de 2003 se comenzó a consolidar la hegemonía del kirchnerismo en la Argentina y en el peronismo, producto de las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner, pero destacaron que se produjo una ruptura en 2013, cuando el ahora ministro de Economía- y titular del Frente Renovador, Sergio Massa, ganó ampliamente las legislativas por fuera del oficialismo de aquel momento.

“La hegemonía del kirchnerismo la rompió Sergio (Massa)“, subrayaron desde el entorno presidencial y explicaron que la creación del Frente de Todos surgió como un dispositivo para “recoger lo bueno de todo el proceso anterior y que no repetir lo malo”.

Al respecto, reflexionaron: “Eso significaba que la conducción ya no era indiscutible, porque para eso habías tenido la hegemonía kirchnerista. Esa etapa ya se había terminado. Ahora lo que se proponía era una conducción colegiada con Cristina, como la accionista mayoritaria, Alberto [Fernández], Sergio [Massa], los movimientos sociales, la CGT, los gobernadores y los movimientos obreros”.

“Ese era el cuerpo colegiado que tenía que conducir el Frente de Todos. Ganamos la elección y eso no pasó“, reconoció una fuente que conoce minuciosamente lo que fue el armado de la coalición gobernante, en la cual tan solo cinco ministros permanecen en sus cargos desde el 10 de diciembre de 2019.

A pesar de haber ganado la elección presidencial con Alberto Fernández como candidato, la conducción del oficialismo sigue estando más cuestionada que nunca: “Desde el primer día dijimos que el Frente de Todos no es recrear la hegemonía kirchnerista sino la posibilidad del peronismo de proyectar un país por los próximos 10 años”.

“Hay una crisis de conducción del espacio”, reconocieron fuentes con acceso al despacho presidencial, quienes retrucaron: “Si la conducción de Cristina es tan inexpugnable, entonces para qué necesitan que Alberto se suba o se baje de la pelea electoral. Lo que está pasando es que Alberto visibiliza que hay una crisis de conducción”.

Si bien las críticas son cruzadas dado que, como afirmó en varias oportunidades el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, se trata de una coalición integrada por fuerzas que “piensan parecido” pero no igual, desde el albertismo reclaman soluciones para los diagnósticos.

Criticar es facilísimo, lo que hay que preguntar es el cómo. Son todos panelistas“, cuestionaron desde el entorno presidencial, luego de que haber atravesado momentos de tensión como la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque oficialista en la Cámara de Diputados por diferencias en el acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

 

La interna en la gestión y un frente que amaga, pero que -aseguran- no se rompe

A pesar de las duras cartas que publicó la Vicepresidenta para mostrar su descontento con la gestión y las críticas permanentes de los referentes de La Cámpora, el jefe de Estado se muestra reacio a responder y fogonear la interna.

Es imposible que la interna no termine afectando la gestión, por eso Alberto siempre la evitó hasta que en un momento se cansó“, reconoció una importante fuente del Gabinete nacional, quien además admitió que para descomprimir los conflictos el Presidente debió “perder varias fichas propias” dentro de la estructura de la administración nacional.

En esa línea, razonaron: “Alberto actuó con responsabilidad porque si no lo hacía se agravaba la interna. Liberaba tensiones pagando con fichas de él. Los que tenían tantas diferencias con la gestión del Gobierno se tendrían que haber ido por dignidad personal”.

A pesar de las tensiones, el albertismo se muestra optimista y asegura que el Frente de Todos no se va a romper: “Nunca se termina de romper. Es como un matrimonio desgastado. No se van a divorciar. La génesis del Frente en 2019 era un espacio que sumaba adhesiones. Hoy es un espacio que contiene”.

Los motivos que generaron la distancia entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner son un enigma incluso para la tropa albertista, quienes afirmaron que el Presidente “no rompió ningún pacto” al asumir su mandato, ya que el programa de gobierno acordado “apostaba a avanzar en un proceso de desendeudamiento” pero no existía una hoja de ruta detallada.

Sin embargo, lo que reconocen es que la ruptura se inició en octubre de 2020 con la primera carta firmada por la titular del Senado, en la cual inmortalizó la frase “funcionarios que no funcionan”.

“Siempre fue disfuncional que la vicepresidenta nunca tenga una cosa buena para decir de la gestión o del Presidente mismo”, subrayaron.

Camino a las elecciones presidenciales y con la mente puesta en la gestión, desde el entorno de Alberto Fernández admitieron que la ex mandataria “tiene razón cuando dice que el poder adquisitivo no se recompuso”, aunque le atribuyen la falla a la pandemia de coronavirus y la guerra en Ucrania.

Con una inflación interanual del 102,5%, el oficialismo sabe que no se puede volver a repetir la campaña con promesas económicas como lo fue la vuelta a los asados en 2019. Esta vez, el eje debe estar puesto en los niveles de empleo y lo que se pudo recomponer mientras intentan recuperar el poder adquisitivo de los salarios.

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