Era inevitable: un día iba a ocurrir la tragedia. Era solo cuestión de tiempo. Refiere a lo sucedido este martes cuando un niño de 6 años murió tras caer a un pozo perforado en un lote donde se construyen departamentos en Guaymallén.
Lo que pocos saben es que el hecho se dio en una ex bodega que compró un tipo oscuro, llamado Florentino Daniel Paco, presunto testaferro de Evo Morales y dueño de una constructora “floja de papeles” llamada Idandi.
Diario Mendoza Today viene denunciando la ausencia de controles por parte de la municipalidad de Guaymallén dentro de los predios correspondientes a aquella firma. Se sobreentiende la oportuna coima a los funcionarios de turno.
Las construcciones de Paco carecen de habilitación y violan el código de construcción de Guaymallén. Lo dijo este diario en media docena de notas periodísticas.
Ergo, lo que ocurrió era inevitable. Sucedería de un momento a otro. Y está claro que interpela al intendente Marcelino Iglesias, que jamás se ocupó de las irregularidades de Paco y su gente.
No se trata solo del tópico de la construcción, sino también de lavado de dinero, presunto narcotráfico e incluso familias que son esclavizadas. Más allá de cualquier version periodística, hay evidencia de sobra respecto de todo ello.
Pero, como se dijo, es mejor mirar siempre para otro lado. Y regalarle pauta oficial a los grandes medios para que no hablen de este tipo de cuestiones incómodas.
Se trata de millonadas de dinero que sale de los impuestos de los ciudadanos de Guaymallén, cuyo detalle será revelado esta misma semana. Sorprenderá por demás.
Entretanto, Iglesias tendría que ir improvisando alguna respuesta. Más temprano que tarde deberá dar las explicaciones del caso.
