Nicolás SanzPortada

👉 Argentina, un país gobernado por el narcotráfico donde Mendoza no es la excepción

No se trata de uno o dos hechos aislados, sino de una metodología que parece haberse instalado en la provincia. Tranquilos, estamos a tiempo de revertirlo.

El narcotráfico es un delito que va inmiscuyéndose lentamente en la sociedad, quebrando muy calma pero persistentemente el estado de bienestar de los ciudadanos de bien, que va creando amigos cada vez más poderosos y en mayor cantidad hasta que un día te convierte un país en un narcoestado, donde no gobierna el poder de turno, sino la delincuencia.

Mares de sangre han corrido en Argentina en las últimas dos décadas y media en mano del tráfico de drogas, quebrando familias, asesinando inocentes, buscando predominar en este juego del comercio de la vida, porque en definitiva detrás de las drogas ilícitas se haya eso: adicción, dolor y, finalmente, la mismísima muerte.

Lo que hoy puede observarse en Rosario, y que parece haberse descontrolado en los últimos días, no es más que años de un Estado cómplice, donde policías, políticos, sindicalistas, empresarios y muchas personas que se encuentran en la toma de decisiones importantes, se han regodeado de las inmensas ventajas que tiene el mundillo del narcotráfico, no solo en las ganancias netamente estrictas, sino también el poder, la impunidad; porque hay todo un sistema montado para que los narcos más importantes puedan moverse casi sin ser molestados.

No hace falta entrar en grandes detalles en los que ya ha incursionado Diario Mendoza Today, pero es tan así como se describe que el Ministro de Seguridad de la Nación, aquel que tiene el control de las fuerzas federales que se encargan de eliminar este tipo de delitos, ha sabido tener una vida llena de vínculos con el narco, y no obstante ocupó la mesa central de las decisiones que se toman en torno a los delitos federales.

Pero eso es ver solo una parte de la película, porque claramente el delito no tiene ideología política y sabe acomodarse a los tiempos que van cursando. Porque los vendedores de grandes cantidades de droga se mueven por los pasillos de la democracia dándole frutos a quienes colaboren con ellos. La justicia ha demostrado en varias ocasiones ser bastante permisiva en ese sentido.

Hay, por supuesto, excepciones, honrosas claramente, pero es ilógico. ¿Desde cuándo la excepción es mantenerse dentro de los parámetros de lo lícito? ¿Desde cuándo es algo “normal” vivir en términos de delincuencia? Porque las promesas se repiten una y otra vez, con distintos nombres, pero el narcotráfico sigue ahí, no solo indemne, sino acumulando poder e inmunidad. Nadie se mete de lleno con este tipo de cuestiones. ¿Acaso porque financia a la política?

Como parte del país, Mendoza no es la excepción. Walter Bento, otrora titular del Juzgado Federal nº1 de la provincia, se ha visto favorecido al recaudar dinero ayudando a organizaciones de comerciantes de narcóticos. Al igual que Aníbal Fernández quien ocupó el Ministerio de Seguridad.

Llegado a este punto, el lector podrá decir que no le sorprende nada de lo antedicho y ese, justamente ese, es el síntoma de un país enfermo por la inseguridad, la violencia y el narcotráfico. Porque hay funcionarios que justifican a estos delincuentes porque “tienen que darle de comer a sus hijos”, aplicando la ideología abolicionista rancia que protege a quienes debería castigar… y descuida a quienes debería apadrinar.

Es una cuestión delicada, claro está, porque en Argentina se detiene al que narcomenudea, pocas veces a algún importante narcotraficante, que de todas maneras tendrá los recursos necesarios para arreglar “bajo mesa” la condena que deba dictarle la justicia. En parte también porque si cae el jefe de un importante cartel, con él podrían caer unos cuantos poderosos inescrupulosos que se beneficiaron por hacer la vista gorda y, a veces, hasta por colaborar.

El cuerpo de Nahuel Ampuero habla y cuenta lo cruel y eficaz que puede ser una banda criminal para cometer graves hechos que en la mente de una persona sana ni siquiera pudiese ser imaginado. Porque el crimen del joven de 25 años claramente está vinculado al ámbito de la comercialización de drogas. ¿O como se explica que el principal sospechoso, Franco Abrego, es un tipo vinculado a “La Yaqui”, condenada en 2016 por narcotráfico?

“Mendoza se ha transformado en un horro en términos de seguridad y el Gobierno solo sabe ocultarla y negarla. Lo que sucedió en Godoy Cruz con una persona descuartizada son hechos por supuesto vinculados al narcotráfico, que existen desde hace mucho tiempo, y hay una negación del Gobierno de Mendoza que tiene sin dudas el peor ministro de seguridad (Raúl Levrino) desde la vuelta de la democracia”, fustigó en diálogo con Diario Mendoza Today el senador provincial y presidente de la bancada peronista Lucas Ilardo.

Sin embargo, sus críticas no se quedan ahí: “El ministro tiene una cúpula policial que viene en reemplazo de una que se fue por un hecho de corrupción y eran las autoridades subsiguientes, es decir que fueron cómplices de un hecho que fue cuando el anterior jefe de la policía (Roberto Munives) se fue al parque Aconcagua con su familia utilizando recursos de la policía. Polémico Munives”, prosiguió analizando.

“Esta cúpula jamás dio explicaciones. Era la segunda autoridad. La inseguridad se ha ido de las manos. Robos, asaltos en barrios privados, muertes… El otro día le cortaron los dedos a una persona en Godoy Cruz. Pero el ministro Levrino asegura que la seguridad está muy bien en Mendoza y realmente Levrino le está tomando el pelo a los mendocinos que cada día sufren la inseguridad y tienen miedo hasta de salir de sus casas”, Concluyó el referente mendocino del Frente de Todos.

Claro está, y lo da por entendido Ilardo, que no es un hecho aislado lo sucedido con abrego, porque detuvieron hace poco a 4 efectivos de quedarse con droga de los allanamientos probablemente para revenderla. ¿Cuánto sabrá el ex jefe de la división mendocina de la Policía Federal Dino Enzo Rossignoli, separado de la fuerza por un hecho puntual de corrupción?

Pero varios de los crímenes que se cometieron en el último tiempo también están relacionados al negocio, pero las autoridades están ocupadas en otras cuestiones. Tan impune se mueven los que se dedican al comercio de la muerte que cuentan con aval policial que no dudó en amenazar al director de este medio, Christian Sanz, por sus revelaciones.

Tan impunemente se manejan que, aún presos, continúan con el negocio. Tan impunemente que Julio Waiua, empleado de la Legislatura mendocina y vinculado al gremialista Roberto Macho, es la cabeza de un grupo denominado Organización Bolivianos Unidos (OBU), con vínculos narcos tal cual contó Diario Mendoza Today.

En fin, se podría seguir in extenso ejemplificando por qué Argentina ya es un narcoestado y Mendoza también, pero sería en vano, ya que para cambiar esa situación debería cortarse de raíz los vínculos del narcotráfico con el poder y por consiguiente caerían varios pesos pesados de numerosos ámbitos, algo que aparece como imposible.

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