Christian SanzMendoza en foco

Mítico bodegón de la Cuarta Sección está abandonado y es amenazado por ocupas y posibles derrumbes

Por Christian Sanz, desde la redacción de Diario Mendoza Today.

“Los dos amigos” es toda una celebridad. O al menos supo serlo. Se trata de un restaurante que llegó a estar entre los mejores calificados en las plataformas gastronómicas más reputadas.

De lo que supo ser alguna vez solo quedan restos, escombros. Literalmente. Se yergue en la esquina de Ituzaingó y Santa Fe, en la Cuarta Sección de la Ciudad de Mendoza.

El lugar dejó de operar poco antes de la pandemia del coronavirus, en 2019, y poco a poco se fue viniendo abajo. La postal de lo que fue ahora solo puede verse en el cartel que persiste allí, con la leyenda “Los dos amigos”.

Lo demás es mugre, una suerte de basural, donde se acumula, no solo la herrumbre, sino también los pericotes y otras alimañas. Con todo lo que ello conlleva para la salud de los vecinos que viven en la zona.

A su vez, las paredes se van descascarando, más y más, generando una amenaza en ciernes, que se convertirá en una segura tragedia cuando alguna de las paredes caiga sobre algún transeúnte despistado que camina por allí.

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Y hay más: cada tanto, algún grupo de ocupas intenta ingresar allí a instalarse. En algunos casos se trata de malvivientes, que encuentran en aquel lugar el refugio perfecto para ocultar sus fechorías.

Los vecinos suelen evitar que ello ocurra, con llamados a la policía, una y otra vez. Pero el peligro siempre está latente. “Bastaría con que suelden la puerta de chapa y listo, o que pongan algo más que una cadena, que los ocupas suelen cortar con facilidad”, dijo a Diario Mendoza Today una mujer que vive al lado de aquel lugar.

Lo mismo opinaron otros vecinos, todos de la periferia. “Es una bomba de tiempo”, dijeron a este medio con elocuente preocupación.

“Esperamos una respuesta de la municipalidad, porque los dueños no hacen nada ni piensan hacerlo”, dijo un hombre que vive frente a la propiedad en cuestión.

El pedido está hecho, ahora es el turno de la buena voluntad de los funcionarios capitalinos.

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