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De quién es el cadáver congelado hallado a 5.000 metros de altura en San Juan

Sería de una andinista tucumana que desapareció los 80'.

Un cadáver congelado fue encontrado en el Cerro Mercedario, en Calingasta, provincia de San Juan.

El hallazgo fue realizado por un grupo de personas que hacía una travesía por la zona.

Se cree que el cuerpo podría pertenecer a una andinista tucumana que desapareció en el lugar en el año 1981.

El descubrimiento ocurrió el pasado 24 de enero, cuando el grupo de visitantes encontró el cuerpo adherido a un glaciar a unos 5.000 metros de altura y alertó a las autoridades.

Agentes de la Policía y Gendarmería Nacional tuvieron que romper el hielo para poder sacar el cadáver. El rescate en helicóptero gracias a la coordinación de la Fiscalía, Criminalística y el Grupo Geras.

El cuerpo llevaba puestos restos de vestimenta de andinista, por lo que los investigadores consideraron que podría tratarse de María Emilia Altamirano, una mujer que visitó la zona durante una expendición en 1981 y no se supo más de ella.

La autopsia ya determinó que falleció por politraumatismos, y que el cuerpo sufrió el desprendimiento de uno de sus pies, por lo que los expertos analizaron que podría haber muerto mientras trataba de ascender por una de las pendientes más difíciles de la montaña.

Quién era María Emilia

María Emilia Altamirano, a quien llamaban “Patty”, era una andinista tucumana que tenía 20 años cuando decidió adentrarse en una travesía junto a su hermana Corina y su novio Sergio Bossini.

Encontraron un cadáver congelado en un cerro de San Juan: podría ser de una andinista que desapareció hace más de 40 años

El trío comenzó el ascenso el viernes 27 de marzo de 1981, y por la noche decidieron levantar el campamento para descansar. Fue ahí cuando Altamirano decidió recorrer la zona para hacer un reconocimiento. Sin embargo, “no hizo pie y se deslizó cientos de metros abajo”.

Tanto su hermana como su novio bajaron a buscarla, pero no tuvieron éxito debido a la oscuridad. Cuando lograron encontrarla a la mañana siguiente, la joven ya estaba muerta.

Como consecuencia del clima y el terreno, debieron dejar su cuerpo allí y partir en busca de ayuda, pero cuando el 29 de marzo lograron acercarse a un puesto de Gendarmería y contaron lo sucedido, ya era tarde. La fuerza envió a un grupo de profesionales, pero el cadáver había sido sepultado por la nieve.

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