Christian SanzPortada

🥱 La aburrida novela de Cambia Mendoza, funcionarios de vacaciones, y ¿tienen razón los mapuches del sur?

Además: Se rompió el PJ, las razones de CFK para no ser candidata, y el escándalo que envuelve al hijo de Mariotto.

La novela de Cambia Mendoza ya empieza a aburrir. Pasan los días y no hay nada nuevo bajo el sol. Omar De Marchi insiste en jugar al misterio, con críticas feroces hacia el cornejismo, un espacio siempre desacostumbrado a las impertinencias y los cuestionamientos.

Por su parte, Alfredo Cornejo intenta contener su furia. Abriga la pulsión de salir con los tapones de punta a responderle a De Marchi, pero se contiene. Sabe dónde pegar: sus colaboradores le han acercado puntuales archivos, donde el referente del PRO aparece contradiciendo su propio discurso. Pero el ex gobernador no utilizará nada de ello. No al menos por ahora.

Como se dijo, el agua aún no llegará al río. De Marchi no romperá todavía, pero jugará al límite. Disfruta siendo el centro de la escena política. Entretanto juega al suspenso. Lo hará hasta el mes de marzo, cuando finalmente abrirá su propio juego, con aliados impensados.

El peronismo mendocino observa con expectativa: si ocurriera la ruptura, el voto de Juntos por el Cambio se dividiría y le regalaría la oportunidad electoral de la cual hoy carece.

Mientras tanto, el PJ busca a su propio candidato, allende aquellos que mostraron la voluntad de presentarse a las PASO. Hoy por hoy ninguno de los que aparece en el horizonte mide lo suficiente como para vencer al cornejismo.

No obstante, falta mucho camino por recorrer y todo puede revertirse. “(Celso) Jaque también parecía que iba a perder en 2007 ante (César) Biffi y terminó ganando, nada está dicho hasta último momento”, recordó a Diario Mendoza Today un intendente peronista que aún no muestra sus cartas. Casualidades aparte, en aquellas elecciones De Marchi también compitió por la gobernación. Sin éxito.

En otro orden de cosas, la típica modorra mendocina del fin de semana se vio alterada por la revelación de que el Gobierno nacional otorgó la posesión de 21.500 hectáreas a dos comunidades mapuches mendocinas, a través de sendas resoluciones que elaboró el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).

Ello encendió la furia de Cornejo, quien salió raudo a maldecir en sus redes sociales. Lo mismo hicieron otros referentes del oficialismo mendocino, asociando lo ocurrido con el revés de Portezuelo del Viento. 

No obstante, ninguno dijo lo obvio: que no hay registro alguno de que los mapuches fueran dueños de la tierra que les cedieron, ni en Malargüe ni en San Rafael. Los únicos pueblos originarios que habitaron en Mendoza fueron los pehuenches y los huarpes.

Quien indagó al respecto mediante la consulta a sendos expertos en historia mendocina fue la colega Valeria Bellene. Ambos especialistas le dijeron lo mismo: no hay registro mapuche en el sur de Mendoza. Y le acercaron el siguiente mapa, que muestra que ese pueblo solo habitó en Chile. La colega cedió la información a este medio.

Fuera de aquella polémica, está por explotar en Mendoza las esquirlas de un escándalo destapado por este diario: refiere a las primicias de este medio sobre los esquivos planes de ahorro de la empresa ESCO. A partir de lo publicado por Mendoza Today se han destapado una serie de hechos de corrupción de enorme gravedad. También se contará en unos días.

Dicho sea de paso, las revelaciones de este diario sobre la corrupción policial han despejado la usual modorra de la Justicia y de la Inspección General de Seguridad. En ambos ámbitos han empezado a impulsarse expedientes y sanciones contra los corruptos. Muchos ya han sido apartados, preventivamente. Habrá que ver en qué termina la cosa.

Finalmente, en el siempre lejano departamento de Santa Rosa se ha instalado una inesperada polémica por el viaje de sendos funcionarios a diferentes puntos del globo. Por un lado, Sergio Fedycki, subdirector de Seguridad Ciudadana, se hizo una “escapada” a Punta Cana. Por el otro, Gustavo Aguilar, director de Servicios Públicos decidió vacacionar junto a su señora en Brasil.

No es un hecho ilegal ni nada por el estilo, pero sí es una situación polémica, reñida con la ética y la moral: ¿Cuál es la necesidad de mostrar semejante ostentación frente a los índices de pobreza e indigencia que hay en la provincia? ¿Qué decirles a aquellos que ostentan salarios paupérrimos? 

La política se sigue equivocando. Y no se trata de partidismos políticos ni ideologías, es un demérito que abriga a propios y ajenos. Es hora de que los referentes se den un baño de realidad. De lo contrario, se los dará la propia ciudadanía. En las urnas.

 

El negocio millonario del hijo de Mariotto

Las fisuras dentro del Frente de Todos empiezan a hacerse cada vez más visibles. Cuanto más se acerca la fecha de las elecciones, más se revelan las grietas del oficialismo, como siempre suele ocurrir.

Ahora, todo decantó por una situación muy menor, la feroz queja del camporista Eduardo “Wado” De Pedro por no haber sido incluido en un inesperado encuentro entre Alberto Fernández, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, y referentes de organismos de Derechos Humanos, en el marco de un convite organizado en el Salón Blanco de la Casa Rosada.

Ello generó una serie de críticas y pedidos de renuncia. Primero fue la albertista Victoria Tolosa Paz, quien le aconsejó a De Pedro dar un paso al costado de su cargo. Luego llegó el turno de Aníbal Fernández, que calificó de “chiquilinada” la actitud del ministro del Interior.

Acto seguido, lo interpeló con dureza: “¿Desde cuándo el Presidente le tiene que dar explicaciones?”, se preguntó y no escondió su desagrado por la situación: “Me molesta que aparezca a ponerle los puntos al Presidente. ¿No está de acuerdo? Muchas gracias, mi amigo. Aunque él debería darle las gracias al Presidente”.

En otras ocasiones y circunstancias, ese tipo de cuestiones sabían resolverse en privado, con llamados entre operadores de segunda o tercera línea que intentan atemperar la situación. En la actualidad, ello no ocurre, los mensajes son públicos y lapidarios. Es la postal de la degradación de la política vernácula.

También es la muestra cabal del quiebre del peronismo, que busca volver a sus orígenes y depurarse del kirchnerismo tras dos décadas de incómoda convivencia. Ciertamente, jamás se llevaron bien, pero al menos lo disimulaban. Ello se acabó.

El peronismo “tradicional” acusa a los K de haber impulsado la corrupción a niveles superlativos y de haberse quedado con todos los lugares de relevancia dentro del Estado, principalmente las “cajas” de los principales organismos públicos. En los hechos, La Cámpora maneja el 70% del presupuesto. Una enormidad.

Entretanto, lo relevante: los indicadores sociales están totalmente destrozados. También los económicos. La inflación y el desempleo son los ejemplos perfectos de ello. En ambos tópicos Alberto Fernández hace agua: respecto del empleo, el jefe de Estado insiste en decir que hay un crecimiento en ciernes del trabajo. Con relación al incremento de precios, acusa a la imaginación de los ciudadanos. No es chiste.

La inseguridad es otra materia que Alberto se lleva a marzo. Y nada indica que se esté haciendo algo para revertir el problema. Al contrario, los organismos del Estado ostentan cada vez más empleados y estructuras burocráticas, pero no así las fuerzas de seguridad, esmirriadas frente al delito.

La frutilla del postre la regala el kirchnerismo de paladar negro, en su embestida contra la Corte Suprema de Justicia y, de refilón, contra los medios de comunicación. Como si ello aliviara alguno de los problemas referidos. 

El Frente de Todos jura que busca mejorar la Justicia, pero ello es falso: lo que persigue es aleccionar a la Corte por sus fallos contra los intereses K y, de carambola, asustar a los jueces y fiscales que se atrevan a avanzar contra los funcionarios del oficialismo de turno. Es una pelea que solo le importa a Cristina Kirchner, a nadie más. Todos los demás la acompañan solo por chupamedismo. 

Está claro que se trata de una batalla pírrica, que terminará en la nada misma. Porque el kirhcnerismo carece de las mayorías necesarias para avanzar en tal sentido. Sin embargo, logra un efecto inevitable, que es demostrar que la vicepresidenta sigue estando en el centro del ring. Imponiendo los principales temas de la agenda política.

Son sus últimos cartuchos. Lo que sigue es fácil de predecir: es lo mismo que ocurrió a fines de los 90, con la culminación del menemismo. Ahora también: será el fin de una etapa que empezó en 2001, con el célebre “que se vayan todos”. 

Habrá que ver en qué se reconvierte el peronismo a partir de entonces. Fue de “derecha” con Carlos Menem y de “izquierda” con los Kirchner. ¿Será hora del PJ de centro? Imposible saberlo aún.

Poco importa de todos modos. Porque el PJ tiene la derrota asegurada en las próximas elecciones. No hay un solo candidato peronista que supere la mínima intención de voto. La que mejor mide es Cristina, pero no quiere presentarse. Prefiere que la bomba le explote a otro eventual presidente, preferentemente de la oposición. Y es lo que ocurrirá.

Otra vez la Argentina derrumbándose y reconstruyéndose de sus propias cenizas. La historia de nunca acabar. Siempre cometiendo los mismos errores. Una y otra vez.

¿Cuán complicado puede ser copiar a los países a los cuales les va bien? ¿Por qué siempre se busca imitar a las naciones cuya política es el fracasado populismo? Tarea para el hogar.

En otro orden de cosas, un escándalo de proporciones está por estallar y salpicará al siempre chupamedias K Gabriel Mariotto. Refiere al Club Unión La Calera de Chile, que fue comprado en secreto por su hijo Matias.

Se trata de un club ubicado en la ciudad de La Calera, Región de Valparaíso, que desde la temporada 2018 juega en la Primera División de Chile.

Las preguntas de rigor son obvias: ¿De dónde sacó el dinero para la adquisición de marras? ¿O es plata de su padre? Si es así, ¿de dónde proviene? ¿Son fondos del kirchnerismo acaso?

Se trata de un escándalo inevitable, al que se sumará otro similar, porque Mariotto hijo está a punto de adquirir otro club chileno. Ampliaremos.

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