Economía

Las amenazas sobre la economía que podrían materializarse desde marzo

Brecha alta y creciente y poca disponibilidad de dólares que imposibilitan el crecimiento. Por Guido Lorenzo, Data Clave.

La economía entró en un punto de reposo con una curiosa percepción de estabilidad en un contexto de alta inflación, brecha alta y creciente y poca disponibilidad de dólares que imposibilitan el crecimiento. Es llamativo porque es un equilibrio en donde pocos están contentos con el resultado pero ‘conforma’ debido en parte a la expectativa de un nuevo gobierno y a la necesidad de encontrar estabilidad independientemente del nivel donde se ubiquen las variables fundamentales.

Esta situación es consistente con un ejecutivo que ahora es un gobierno que posee tanta izquierda como para recibir a Nicolás Maduro como derecha como para recomprar deuda en los mercados internacionales, emprender un ajuste fiscal y monetario, entre otras cosas. Esas tensiones a nivel interno del ejecutivo en el año electoral se manifestarán en dos variables clave: el ritmo de devaluación del peso y el nivel de ajuste fiscal. 

Sobre el primero, el gabinete económico actual asumió con la idea de no atrasar el dólar oficial, pero la presión política podría provocar esto. La tentación de intentar controlar la inflación y detener la caída del salario real puede llevar a un incentivo a disminuir el ritmo del crawling peg y quedar en la ‘trampa’ de no poder subirlo si la inflación retoma la aceleración.

Por el momento, desde LCG proyectamos una inflación para 2023 en torno al 90-95% para el año, pero con riesgo a que se acelere si la incertidumbre política predomina y vuelven las presiones sobre mayor demanda de dólar libre y menor demanda de deuda pública. Esas presiones son una amenaza constante en un entorno político poco predecible y con un calendario electoral que es más largo que los plazos que financia el mercado al Tesoro.

Sobre el segundo punto, el ajuste fiscal, creemos que será difícil de cumplir en 2023. Las demandas sociales son altas y políticamente el gobierno no puede sacrificar competitividad electoral para ganar solvencia intertemporal. Básicamente, la restricción estará en la disposición de ahorristas e inversores de tener deuda del Tesoro y del público en general de tener deuda respaldada en otros pasivos del BCRA. 

Luego hay otras amenazas como los factores exógenos y externos, principalmente aquí la sequía, que no se sabe aún la influencia que pueda llegar a tener sobre el balance de pagos. Ello reducirá la capacidad de sostener la demanda de importaciones, lo cual redunda en menor actividad y mayor inflación derivado de la menor oferta global.

En conclusión, el 2023 empezó con una estabilidad en niveles poco deseables de actividad y nominalidad; y con amenazas latentes que no se están atendiendo y podrían materializarse a partir de marzo. Por lo pronto, esperamos que exista algo de pax durante estos meses de cara a un año complejo.

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