Benavides: adicto a los motores y obsesionado con la historia
En su personalidad se identifican dos condiciones esenciales que explican su nueva consagración en el Rally Dakar: el argentino Kevin Benavides es un adicto a los motores, condición casi excluyente para desempeñarse en el motociclismo de competición, y además tiene una obsesión por hacer historia, objetivo que este domingo volvió a cumplir en Arabia Saudita.
El salteño no se conformó tras convertirse hace dos años en el primer y único piloto sudamericano en ganar el Rally Dakar sobre dos ruedas. Después de cumplir ese sueño en la carrera más extrema del mundo, se desvinculó de Honda y renovó el desafío con KTM, una marca con la que ya estaba unido en el circuito enduro y también con una concesionaria en su ciudad natal.
“No hubo piloto que haya ganado el Dakar e inmediatamente cambie de equipo, soy el primero en la historia de la competencia. Y esas son las cosas que me motivan: ganarlo otra vez con una marca diferente“, aseguró en una entrevista con la agencia de noticias Télam a días de su debut con la firma austríaca en la edición 2022.
Benavides no pudo cumplirlo ese año pero sí esta vez, en su segunda experiencia con KTM, después de un prólogo y 14 etapas en las que hizo gala de su regularidad y pericia de manejo para llevarse la victoria en las dos últimas jornadas.
Kevin descubrió su pasión por las dos ruedas en sus primeros años de vida y luego su adicción por los motores, lo que arrastró también a su hermano menor, Luciano, piloto del Dakar con el equipo Husqvarna Factory Racing.
A diferencia de lo que sucede con la mayoría de los jóvenes en Argentina, el fútbol nunca fue un deporte atractivo para los Benavides. “Además de las motos, a mí me gustaba la bicicleta, los deportes extremos, la moto de agua o el jetsky. Necesito algo que tenga ruedas o motor”, explicó.
Dentro del mundo motor, descartó la competición en pista por su grado de previsibilidad y se inclinó por los rallys, donde lo desconocido del terreno exige al piloto una adrenalina y concentración diferente.
El flamante bicampeón se enamoró del Dakar en 2009 cuando comenzó a disputarse en Argentina. Su primera participación la tuvo en 2016, después de completar su licenciatura en Administración de Empresas en la Universidad Católica de Salta.
Benavides debutó con un 4to. puesto, consiguió el subcampeonato al año siguiente, fue 5to. en 2019, retrocedió al 19no. puesto en 2020 y al año siguiente alcanzó la gloria que en motos estaba reservada sólo para europeos, australianos y estadounidenses.
Después de aquella gesta, en la que se sobrepuso a una fisura por una caída, su papá le pidió que dejara de correr por el riesgo al que se exponen los pilotos, pero Kevin fue por más al firmar con KTM.
El abandono en la edición del año pasado no lo frustró, tampoco las lesiones sufridas en la temporada de motociclismo internacional y este año llegó a Arabia Saudita con la ilusión de volver a situarse en lo más alto.
Inspirado en la reciente coronación de la Selección en Qatar, el salteño arremetió en las dos últimas etapas y volvió a convertirse en el rey del desierto. Ya está en la historia grande del deporte motor nacional.