Luis RossiPortada

🫵 ¿Somos un país de mierda o un país con mucha mierda? Acerca de Argentina, y Mendoza, y nosotros también

El problema no es el país, sino la gente que lo gobierna. Solo nosotros te lo podemos decir tan crudamente. Bancatela, por favor.

Sinceramente, cualquier persona razonable que analice las potencialidades de la Argentina como país, sobre todo en extensión y en la variedad de sus recursos naturales y humanos, lo último que puede llegar a pensar es que somos un país de mierda. Al contrario, hemos escuchado decir muchas veces “con todo lo que tenemos y mirá cómo estamos”.

Entonces, la primera apreciación que se nos viene a la mente es que no somos un país de mierda, sino que el problema lo tenemos adentro del territorio nacional y (oh! sorpresa!) somos los propios argentinos.

Traemos instalada en nuestros genes lo que se llama la “viveza criolla”, esa habilidad nata de los argentinos de ser avivados, desconfiados y astutos a la vez, si la situación lo amerita, por supuesto. Vivimos permanentemente atentos y sin vergüenza quebrantamos normas si podemos y siempre con el argumento de “yo no fui”.

Por demás ingeniosos, también le hacemos honor a ese dicho popular que en latín reza ““Inventa lege, inventa fraude”, es decir, “hecha la ley, hecha la trampa”. Y así somos, ni más ni menos. Por supuesto que toda regla tiene su excepción y muchos argentinos entran en ella, pero en número, los honestos venimos perdiendo por goleada.

Si Usted considera que está entre los buenos ciudadanos no se haga mala sangre y a seguir remándola en este mar, que como es bien argentino, es casi de dulce de leche.

Pero los actos del mediocre habitante de este país, traducidos a la vida común, se podrían ejemplificar a través de algunos hechos cotidianos: si encontramos algo no lo devolvemos, si nos dan mal un vuelto miramos para otro lado y silbamos, si nos podemos colar en una fila lo hacemos, tratamos de que nos atiendan sin sacar número con la excusa de que “es una preguntita nomás”, sufrimos de trastornos del sueño en los colectivos así podemos viajar cómodos y sentados sin ofrecer el asiento a personas mayores y mujeres. Y así podríamos seguir enumerando varias situaciones más donde puede observarse nuestra viveza criolla a flor de piel.

No se enojen, aceptémoslo. Cuando podemos somos fraudulentos, engañosos, sobornables, mentirosos, evasores, corruptos, abusadores del poder y carentes de ética y moral. Entre otras cosas.

Uno de los ejemplos más característicos para identificarnos son nuestros representantes políticos. Sí, ellos son el reflejo de la mayoría de los argentinos, salvo contadas excepciones. Y lo lamentable es que nosotros mismos los elegimos.

Por desgracia nuestra clase política se esmera día tras día en recordarnos que vivimos en Argentina.

El pueblo siempre muy cercano a la pobreza o a la indigencia, perdiendo día tras día la calidad de vida, pero ellos siguen gastando indiscriminadamente con la excusa de que ya llegará el vendedor de espejitos que nos sorprenderá, como en 1492.

Tal es así la viveza criolla de nuestros dirigentes que, los que dicen defender y representar a los trabajadores viven como millonarios y no como trabajadores, los políticos ganan lo que no ganarían en ninguna parte del mundo pero sin trabajar, los empresarios te congelan el precio de un producto pero te disminuyen el contenido de peso o de calidad, los que manejan las organizaciones sociales no pueden explicar de qué viven (y con tantos privilegios), otros tantos cuando llegan al poder en un cargo público acomodan a toda la familia y amigos (de esos hay muchos) y están los que compran lo que sea porque hay algún conchavo conveniente con un empresario (la causa de los cuadernos es la que mejor representa este caso)

¿Quiere ejemplos en detalle para tener más retorcijones de panza? Comencemos entonces.

El Gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, se dice que gastó 500 millones de pesos para comprar geles íntimos para utilizar durante los actos sexuales, además le habría otorgado un subsidio de 90 millones de pesos a un artista militante (Dady Brieva) para que no se le caiga la temporada teatral en Mar del Plata.

El Gobierno Nacional le condonó miles de millones de pesos a muchas empresas eléctricas cuyos dueños son archiconocidos y todos saben de sus relaciones de amistad con ciertos funcionarios del Gabinete Nacional.

El Ministerio de la Mujer aumentó el 150% su presupuesto en los últimos 2 años (39.700 millones de pesos en el 2022 así que ni imaginarnos el número del 2023).

Todo esto mientras el 40% de los argentinos carece de un servicio tan esencial como es de las cloacas (datos del INDEC).

Bueno, pero muchos de los lectores a esta altura del artículo (sobre todo aquellos que comulgan con las ideas del Gobierno Nacional) se estarán diciendo hacia sus adentros “este periodista es muy tendencioso y solo menciona los datos que le conviene. ¡Gorila!”. Bien, para darles el gusto a todos ahora nos venimos a la provincia de Mendoza, para que vean que la viveza criolla no conoce de ideologías ni de geografías. Está por todos lados!

Como para ir entrando en calor.

En Mendoza ya es por demás conocido el frustrado regalo que el Ejecutivo provincial le iba a hacer al Pastor Bonarrico. Millones más, millones menos…Se trataba de un obsequio en definitiva y vaya que obsequio (¿sería el diezmo?)

El Ministerio de Culturas y Turismo se habría abocado a la compra de artículos de mercería por un valor de 7 millones de pesos.

En Godoy Cruz se conoció, exigencias mediante, que el Festival de la Cerveza 2022 habría tenido un costo de alrededor de 200 millones de pesos.

San Carlos habría contratado un catering por un valor de 7 millones de pesos.

Podría también mencionar a los políticos mendocinos y de todos los colores, que por su paso por Buenos Aires van sembrando retoños por dependencia que se les presenta. Ni hablemos de los obsecuentes que van detrás…

Ni hablemos de la destapada de olla que realizó un diario digital local cuando en diciembre del 2022 dejó en evidencia los montos de las millonarias pautas publicitarias que se otorgan en Mendoza a “determinados” medios, lo digo así porque los que somos independientes la seguimos luchando como se puede, contra vientos, mareas y todo tipo de tempestades. No somos amigos ni complacientes del poder.

Había que decirlo una vez más, y se dijo.

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