Luis RossiPortada

🗳️ Mendoza, las PASO que vienen y los cambios que no llegan: ¿Son ellos o somos nosotros?

La enseñanza que nos dejó la dupla Jaque-Racconto y lo que hace falta en la provincia.

Estamos muy próximos a las elecciones PASO (primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias). Parece ser que esta vez la campaña proselitista estará centrada en los medios audiovisuales y en las nuevas tecnologías para la difusión de los candidatos, pero a la vez es sorprendente la carencia de ideas que se observa a la hora de elaborar los spots de campaña. Aunque para nada debiera sorprendernos la falta de ideas y de creatividad, sobre todo viniendo de los políticos actuales.

Pero ¿por qué se centran en los medios audiovisuales? Nada difícil de entender. Los políticos, aunque no lo reconozcan en público, son muy conscientes del desagrado y del descontento que existe en la ciudadanía hacia ellos. Esta situación hace que sean muy pocos los que se animan a salir al territorio por el temor a los posibles escraches de los que pueden ser objeto. Quienes sí se animan a caminar entre la gente, tienen un aceitado mecanismo político de encapsulado organizado mediante el accionar de los tradicionales “punteros”, los que manejan el terreno para disminuir al máximo todo posible riesgo de situaciones desagradables y negativas a la hora de ganar votos.

Por otra parte, seguimos encontrando en el cuarto oscuro las famosas y tradicionales listas sábanas, donde los candidatos de los principales partidos son siempre los mismos más allá de estas PASO, y que son seleccionados a dedo en alguna mesa chica liderada por algunos “pesos pesados” de esos que están siempre en la oscuridad de los votantes. Es decir, se observan pocos avances en lo que se podría llamar una verdadera democratización de la política, ya que siguen ocupando los mejores puestos los mismos de siempre. En 37 años de democracia lo que hemos visto es engordar los bolsillos de muchos funcionarios y “representantes del pueblo”.

Llamativamente, si bien una gran cantidad de ellos están desde hace años ordeñando al Estado y encontraron en él una buena forma de vida, siempre dicen tener las soluciones adecuadas, las mejores para este momento mientras nosotros seguimos esperando con la esperanza de que todo cambiará.

Pero la gente ya no come vidrio y por ello muchos exonerados de algunos partidos y otros nuevos postulantes, se han embarcado en la formación de nuevas listas de candidatos con la ilusión de acceder a las legislaturas para intentar cambiar las cosas, algo difícil si nos basamos en las experiencias. Tal es el caso de Protectora, la sangre nueva y renovadora en la política que surgió de la ONG y que terminó resultando ser “una mancha más al tigre”, como es el caso de José Luis Ramón, quien ya se aseguró un lugar en la Legislatura de Mendoza después de acordar con el Frente de Todos en su paso por el Congreso Nacional, desilusionando así a casi todos sus votantes.

Se dice que toda aquella persona que ingresa a la arena política se convierte en lo mismo que los demás o es fácilmente fagocitado y apartado por el sistema a causa de las “roscas” que se viven a diario en ese ambiente, tal como sucedió con el vicegobernador de Celso Jaque, Cristian Racconto, alguien devenido de la actividad privada al que a los pocos meses de asumir ya le habían hecho un vacío existencial a tal punto que fue como un cargo testimonial el que ocupó.

Si uno le plantea esto a un político la respuesta que recibe es clara y repetida, de manual: “metete y participá si querés cambiar las cosas”, algo nada más alejado de la realidad ya que son ellos los que no te dejan. Y a las pruebas me remito, siempre están prendidos en un cargo o en otro ocupando todos los lugares posibles de ocupar sin desperdiciar la mínima oportunidad. ¿Nombres? Los hay de sobra.

Para estas elecciones se escucha a los ciudadanos impulsar el voto nulo o el voto en blanco, algo demasiado inútil porque los sigue favoreciendo a ellos, a los de siempre. Porque así voten solo 1000 personas lo que vale es el porcentaje que saca cada partido para repartir los lugares a ocupar.

Indudablemente lo que necesitamos es sangre nueva para disolver, para diluir, para hacer desaparecer a esa “casta” que tan artesanalmente y con descaro ha sabido construir la clase política a través de los años y que tan solo se puede ver en las monarquías. Necesitamos terminar con las mayorías en el Congreso y en la Legislatura, impulsar nuevas ideas, crear un nuevo paradigma ejemplificador y que esté predispuesto, sin claudicar, a terminar con la manera de hacer de la política tradicional.

Cabe preguntarse entonces: ¿Son ellos o somos nosotros los que no queremos cambiar las cosas? Por ahora tenemos un valioso instrumento: el voto consciente.

Cohete a la Luna

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