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Egresó de diseñadora gráfica en la UNCuyo y su vida dio un vuelco inesperado: “Disfruto mucho más la producción de postres”

Diana Nabia se dedicó durante más de una década a ejercer diseño gráfico hasta que descubrió su pasión por la gastronomía

Diana Nabia tiene 41 años, una hija de 12 y probablemente es una de las mejores pasteleras de Mendoza. Egresada de Diseño gráfico de la Universidad Nacional de Cuyo y ex empleada de Diario Uno, encontró su amor por la cocina y, finalmente por la pastelería. “Estudié para ser Especialista en Alta Gastronomía y finalmente Panadera y Pastelera profesional”, aseguró.

“En la actualidad me dedico principalmente a la pastelería, de manera independiente, pero además si surgen pequeñas comidas o trabajos relacionados al diseño, también los hago. Son los menos, porque disfruto mucho más la producción de tortas o postres”.

En una entrevista brindada a Diario Mendoza Today, recuerda su paso por Diario UNO: “Desde el 2005 trabajé en la sección de Diagramación del diario en papel. Luego pasé en el 2015 al Digital. Hasta agosto del 2017 trabajé allí, en edición de imágenes y videos. Pero además subía notas de interés general y hasta llegué a publicar una nota mía. Me gustaba también en todos esos años realizar fotos, así que algunas fotos de mi autoría salieron publicadas también”.

Cuenta que a fines del 2017 decidió renunciar para dedicarse a otra cosa, aunque aún no tenía en claro qué decisión tomar: “decidí irme y empezar un camino totalmente distinto por mi cuenta. No lo tenía muy claro, pensé varias opciones. Ya desde antes incursionaba en la cocina, preparando cosas para vender, desde mermeladas y conservas, hasta tortas de cumpleaños. Por eso se fue dando por ese lado”.

“Al principio empecé con las mermeladas artesanales. Trataba de probar sabores originales, no sólo los clásicos. Y fueron bien recibidas. Hasta el punto que llegué a venderle en dos oportunidades alrededor de 40kg de varios sabores a Francis Mallmann”, agregó.

Sin embargo, el desenlace de esta historia tuvo un largo proceso ya que Diana siempre vivió la cocina como un hobby, muy lejos de verse como una profesional y dedicarse a ello.

“Por un lado, creo que el padre de mi hija tuvo algo que ver. Como él por su trabajo tiene acceso a veces a la alta cocina, me hablaba de eso, porque le gustaba mucho. Y por el otro lado (esta parte es graciosa), un día mi hija estaba viendo “Ratatouille” (año 2013). Al ver la cara de placer de la rata al combinar sabores y lo que se podía descubrir, quise ponerme a estudiar”.

Es por ello que contó que al año siguiente se puso a estudiar gastronomía en un curso intensivo de dos años. “De ahí se desprendió mi gusto particular por la pastelería, pero recién luego de renunciar a mi empleo en el Diario, empecé a estudiar nuevamente. Primero hice un par de cursos de Pastelería de Vanguardia y de Decoración de Tortas. Luego quise reforzar mis conocimientos generales y estudié un año más”, explicó.

Al ser consultada sobre sus aspiraciones, comentó que le gustaría “poder armar un buen espacio para poder trabajar, con las herramientas que necesito para poder cumplir con las necesidades de mis clientes y también para mejorar más la calidad de mis productos”. “Lo mismo para mí ya es muchísimo que estoy logrando mantenerme por mis propios medios, con mucho sacrificio y dedicación, pero de a poco estoy mejorando y llegando cada vez a más gente”, añadió.

Contó asimismo que “a fines del 2020 me separé del padre de mi hija, y yo sentía que dependía muchísimo de él y que no iba a poder seguir sola. Y ya venía de un año que me había costado muchísimo trabajar por todo el tema de la pandemia, y sin embargo de a poco fui saliendo, con mucho dolor y esfuerzo. Pero al final me demostré a mí misma que podía”.

Tambíen aseguró que no tiene un producto favorito, sino que le gustan “más que nada los postres”. “La verdad es que elaboro tanta variedad… Es más, siguen apareciendo siempre nuevas ideas porque la gente me pide cosas y me gusta satisfacerlos. Además de las nuevas técnicas de decoración o hasta de combinación de sabores y texturas”, comentó.

bavaroises, mousses, petits gâteaux en general, donde podés jugar con las decoraciones y demás… Pero lo que más salen son las tortas. Donde, por más que tengan una decoración compleja, no dejan de ser sabrosa”, detalló al tiempo que señaló que “también por pedido de un cliente, comencé a realizar cannolis y han gustado muchísimo. Y lo más gratificante ha sido que varios me comentaron que les recordaban a los que hacía su mamá cuando eran niños”.

El trabajo de Diana puede verse en su instagram personal: @le.petit.gateau.pasteleria. “Y como les digo a todos, si hay algo que quieran y no está, me pueden consultar y lo podemos realizar”, afirma con la pasión que la distingue.

Petit gâteau de banana y vainilla

“Gâteau Riviera”

Torta cubierta de fondant con rosa de pasta de goma

Torta cubierta de rosas realizadas en buttercream 

Alfajores marplatenses con ron 

Cannolis rellenos de crema de ricota con chocolate y pistachos

Postre presentado en el examen final 

Tarta Cabsha (rellena de dulce de leche y cubierta con chocolate 

Panetonnes 

“Intense chocolate coffe”, cubierta con un baño espejo (torta de vanguardia) 

Fotos: Créditos Marcelo Aguilar y Diana Nabia  

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