Nacionales

A casi 17 años del crimen de Nora Dalmasso, una trama que involucra al narcotráfico y la política de Córdoba

Por Christian Sanz, director periodístico de Diario Mendoza Today.

Marcelo Macarrón fue sincero: aseguró que es “muy difícil” esclarecer el crimen de su esposa, Nora Dalmasso, debido a que ya pasaron 15 años del hecho, al iniciarse esta semana el juicio por jurados que lo tiene sentado en el banquillo de los acusados como presunto instigador del femicidio cometido en 2006 en la ciudad cordobesa de Río Cuarto.

El inicido del proceso abre interrogantes incómodos, casi anacrónicos, pero que necesitan ser respondidos. Por caso: ¿Por qué habría asesinado a su esposa? ¿Por orden de quién? ¿Qué poderosos están detrás del mismo crimen?

Quien escribe estas líneas, investigó la trama en 2007, a poco de ocurrido el crimen y el resultado de la investigación llega hasta lo más alto de la política cordobesa, rozando al mismísimo José Manuel De la Sota, ya fallecido. A continuación, todos los detalles.

El principio era el verbo

Marcelo Macarrón estaba decidido. Se dirigió a la calle Moreno 1453 de la localidad de Río Cuarto, Córdoba, e ingresó por la puerta principal. Allí se encontraba el domicilio de Profas SA, empresa dedicada a la vigilancia privada e investigación. Con sus manos sudorosas, el médico habló con Mario Federico Olmedo, uno de los empleados de la firma, a efectos de contratarlo en el marco de un trabajo muy particular. “Necesito que sigas a mi mujer”, le dijo Macarrón a Olmedo, para después acordar el monto a cobrar por el trabajo.

Una vez que hubo salido de Profas, Macarrón llamó a un poderoso personaje de la provincia de Córdoba para tranquilizarlo: “Ya está, ya contraté a un detective privado para seguir a Norita. Si logro fotografiarla con alguien y demostrar que me es infiel, zafamos“.

¿De qué hablaba el médico?

Macarrón sabía que Norita le era infiel, era parte de juego de su matrimonio. El problema era otro y tenía que ver con el pedido de divorcio que ella le había efectuado días atrás. “Me quiero divorciar”, le dijo sin medias tintas. “Primero tenemos que arreglar algunas cosas, no olvides que lo que tenemos no nos pertenece por completo”, contestó Macarrón, refiriéndose a algunos bienes que, si bien estaban a nombre de él, pertenecían a terceras personas. “No hay nada que arreglar, son bienes gananciales y el 50 por ciento es mío”, dijo ella cortando la conversación y amenazando con contar todo “lo que sabía”. La tranquilidad que solía caracterizar a Macarrón desapareció por completo en ese mismo instante. Sabía muy bien de qué le hablaba su mujer y si la amenaza se cumplía sería el comienzo de un tembladeral para varios políticos y empresarios de primer nivel de Córdoba.

Las palabras de Nora, confirmadas por su propia madre, fueron el disparador de lo que vendría después.

Los cuatro fantásticos

Nora Dalmasso fue encontrada asesinada la tarde del domingo 26 de noviembre de 2006. Yacía desnuda en el dormitorio de su hija, en la casona del barrio Villa Golf ubicada en la calle 5 número 627, de Río Cuarto, a 230 kilómetros al sur de la capital provincial.

Estaba sola en el domicilio familiar por ausencia de sus dos hijos y su esposo. Este último había viajado a la ciudad uruguaya de Punta del Este para participar de un torneo de golf, el cual terminó ganando. Según el resultado de la autopsia, el asesino habría dejado marcas de sus dedos en el cuello de la mujer, a quien asfixió por compresión manual, además de haberla estrangulado con el lazo de su bata.

Los primeros comentarios apuntaron a un supuesto juego sexual que se le habría ido de las manos al asesino, pero pronto se supo que esto no fue así. “La versión fue echada a correr por los mismos interesados en desviar la investigación y los medios cayeron como chorlitos” (1), me dijo un importante abogado de Córdoba que conoce la trastienda del caso, en coincidencia con un investigador que fue separado de la investigación en los primeros días.

“Hubo tres o cuatro tipos que manejaron toda la data que se dio a los medios y a esos hay que investigar, ya que hicieron desviar la atención de lo realmente importante y hasta influyeron en el expediente judicial. Uno de ellos es Daniel Lacase, demasiado interesado en perder tiempo en hipótesis imposibles mientras los bienes de Macarrón -su testaferro- pasaban a otras manos y se limpiaban algunas cuentas”, me dijo el sabueso con gran fastidio.

El mismo día que esas palabras eran pronunciadas, con horas de diferencia, un perito que estudió la escena del crimen me sorprendió con otra revelación: “Acá no hay que equivocarse, Christian. El crimen de Nora Dalmasso estuvo cuidadosamente estudiado en cada uno de sus detalles, no sólo en lo referente a la ‘limpieza’ del lugar, sino en el hecho de despistar a los investigadores sobre el móvil del mismo. Todos buscan al asesino y su posible instigador y no se dan cuenta de que pueden ser varios los que motivaron el crimen.”

Para poder interpretar de qué habla el perito hay que entender una verdad de perogrullo: el pedido de divorcio de Norita y su consecuente separación de bienes habría de causar un gran dolor de cabeza a no pocos poderosos de la provincia de Córdoba.

Cuatro de las fuentes consultadas para este artículo aseguran que Macarrón era testaferro de, al menos, tres personajes muy importantes: el gobernador José Manuel De la Sota, el oscuro abogado Daniel Lacase y un empresario casi invisible llamado Miguel Rohrer, al cual los medios hicieron trascender como “el francés”.

Es en este círculo de personas donde se encuentra el secreto por la muerte de Nora Dalmasso. Por un lado, aparece el propio De la Sota quien está en pareja con Adriana Nazario, ministra de la Producción de Córdoba y parte del círculo íntimo al que pertenecía Nora Dalmasso. Nazario habría sido la que aconsejó al gobernador cordobés para que pusiera algunos de sus bienes a nombre de Macarrón.

Recordemos que, con varios escándalos a cuestas, De la Sota es uno de los personajes más expuestos a quedar atrapado en la red de este en particular a medida que los silencios cómplices empiecen a quebrarse (2). “Es tal el nivel de corrupción que lo envuelve, que teme dejar el poder para no ir preso. La fortuna que maneja De la Sota es incalculable a estas alturas, tiene más de 100 testaferros”, aseguró un ex funcionario de confianza del Gobernador a este periódico hace unos meses.

Por otro lado, encontramos a Miguel “francés” Rohrer, autodenominado empresario “cerealero” y -aunque no nos consta- es señalado por las mismas fuentes como un poderoso comerciante de “estupefacientes”. Rohrer aparece al frente de la empresa Del Monte Fresh Produce (3), que tiene campos de soja y una planta de acopio en la zona y es un probado organizador de fiestas negras entre miembros de la burguesía cordobesa.

“El famoso ‘francés’ es más argentino que yo. El padre había administrado y heredó un campo de la mujer, ubicado en Las Acequias, denominado ‘Cacique Bravo’. Es un delirante total y drogón”, me aseguró una de las fuentes anteriormente mencionadas.

Finalmente, aparece Daniel Lacase, ex vocero de Macarrón, íntimo de De la Sota y eyectado oportunamente de su cargo en los Tribunales de Río Cuarto. Según el diario virtual El ojo digital (4), Lacase fue apañado por el entonces Presidente Carlos Menem para asumir en la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico de la Nación, siendo “la mano derecha del gran corrupto ‘Chiche’ Aráoz, llamando poderosamente la atención su enriquecimiento desmesurado a partir de ese momento. Un hombre de poder, grandes amigos en las más altas esferas y un gran anfitrión de grandes eventos en su fastuosa casa de la Villa Golf, no llamando la atención la concurrencia de jueces y fiscales, con champán de por medio y ‘algo más’.”

Aseguran quienes saben que para llegar a la verdad debe investigarse la conexión de estos tres personajes con Marcelo Macarrón y el círculo que este frecuentaba junto a su asesinada mujer. Hay una línea que, según algunas fuentes de Córdoba, une el destino de los mencionados. Una línea “blanca y radiante”.

La mano de Dios

El día que se descubrió el fallecido cuerpo de Nora Dalmasso, uno de los primeros en llegar al lugar fue el párroco Jorge Felizzia, hijo de un conocido martillero de Río Cuarto y también cercano al sospechoso Lacase. Felizzia borró ese día eventuales pruebas de la escena del crimen con la inocente excusa de haber querido cubrir el cuerpo de la asesinada Dalmasso y “moderar” el violento escenario del hecho.

¿Es casual que el sacerdote tenga vínculos tan estrechos con algunos funcionarios de Córdoba? Parecería que no. Pocos saben que Felizzia, junto al fallecido Obispo Ramón Artemio Staffolani, ha sido gran beneficiario económico del gobierno provincial.

Llama la atención que, cuanto más se avanza en la investigación de esta causa, más nombres de “elite” aparezcan mencionados. Tampoco parece casual que a esta altura se haya producido la renuncia de 12 funcionarios cordobeses, entre los cuales puede mencionarse a: Rafael Magnasco, asesor del Ministerio de Seguridad; Alberto Bertea, ex secretario de Seguridad; Sergio Busso, ministro de Seguridad y Gustavo Vidal Lascano, fiscal general de Córdoba.

Sumado a estas renuncias, desde lo más alto del poder de Córdoba se trató de manipular -a través de todos los medios posibles- la poca prueba producida. Este periódico lo publicó a pocos días de la muerte de Nora Dalmaso (5): “Luego de que el estatal Centro de Excelencia en Productos y Procesos de Córdoba (Ceprocor) revelara en un informe preliminar que no pudo extraer un perfil genético masculino del ADN, dos de los involucrados en el estudio de marras se tiran la pelota uno a otro: el Ceprocor pone en duda lo realizado por uno de los bioquímicos -Guillermo Mazzuchelli- respecto al procedimiento utilizado para los hisopados anales y vaginales y este último jura que hizo un trabajo impecable y que el semen colectado estaba en buen estado.

Allí nacen todas las incógnitas, que parecen no ser casuales y se suman a las sospechas por el esquivo cruce de llamados telefónicos. En estas horas, los investigadores -en estricto off the record– atribuyen la culpa de lo sucedido con el ADN al funcionario que intermedió al llevar las muestras al Ceprocor desde el laboratorio de los peritos.”

Para agregar más sospechas a lo sucedido, De La Sota impuso a su “delfín”, el abogado Darío Vezzaro para ocupar el cargo de fiscal general de la provincia, puesto dejado vacante por el “presionado” Gustavo Vidal Lascano (6). Aunque lo niegue, el Gobernador sabe que se aseguró el manejo de un expediente que le quema en las manos y que a cada instante lo roza más seriamente.

Nadie fue

Una de las coartadas más insistentes de aquellos que intentan despegarse del crimen es asegurar que se encontraban a cientos de kilómetros de distancia. Algunos jugando al golf en Punta del Este y otros en Buenos Aires. La insistencia de ese argumento genera las sospechas más fuertes.

Daniel Lacase ha sido el que arrojó la primera piedra al respecto: “Hay muchos sospechosos. Lo que está claro es quiénes no fuimos“, aseguró sin que nadie se lo preguntara. Con el tiempo, el vocero de la familia Macarrón fue aumentando la escalada de declaraciones sin sentido y terminó siendo eyectado por el temor a que dijera algo equivocado, como lo hizo en media docena de oportunidades.

“Si vos querés saber cuál es la verdad de este asunto, seguí las declaraciones de Lacase pero al revés”, me dijo una de las fuentes consultadas. Al buscar en el archivo de las declaraciones del abogado, pude ver que esto era real. La elocuencia de sus palabras provoca más sospechas que certezas. Veamos:

“Sí, hoy es la hipótesis más fuerte: Nora conocía a la persona que entró”, dijo Lacase a poco de ocurrir el crimen de Dalmasso. ¿Qué necesidad tenía de asegurar esto? ¿Acaso quería ocultar la posibilidad de que hubiera sido un desconocido “sicario” el encargado del crimen?

En otra declaración, también a horas de ocurrido el asesinato, Lacase dejó al descubierto hasta dónde llegaban los vínculos (y la preocupación) de De la Sota por lo sucedido. “El señor Gobernador me llamó anoche por teléfono y puso todos los medios en nuestras manos, hasta la SIDE si hiciera falta“, dijo en ese momento.

Por su intermitente verborragia es que finalmente se decidió separarlo del cargo de “vocero” de la familia Macarrón. Ya bastantes problemas venían generando ciertos gestos del propio viudo como para que Lacase profundizara las sospechas.

La tranquilidad demostrada por Macarrón en la primera conferencia de prensa brindada -junto a su hijo- luego de que apareciera muerta su esposa hizo fruncir el ceño a los investigadores más escépticos. Esto, sumado a algunas de sus declaraciones públicas, generaron la más obvia desconfianza.

“Es evidente que esto fue un crimen por encargo”, me confesó Jorge Locles, conocido perito en criminalística y el primero en decir públicamente que el crimen de Dalmasso había sido hecho por encargo, mientras la mayoría de sus colegas sostenían la -poco creíble- hipótesis “pasional”.

“Es obvio que la mandaron a matar, hay una docena de cuestiones que lo demuestran. Es todo tan ‘trucho’ que hasta hicieron una reconstrucción sin sentido. Jamás podés reconstruir un hecho sin siquiera un testigo de lo sucedido”, aseguró el perito sin rodeos.

Concluyendo 

Pocos saben que a horas de haber aparecido el cuerpo sin vida de Nora Dalmasso, De la Sota pidió a un policía de su confianza llamado Juan Dómine que iniciara una “investigación paralela” sobre el crimen. Dómine se hizo tristemente célebre cuando su nombre apareció en mayo del año 2000 en medio de un complot contra el fiscal de Villa Carlos Paz, Carlos Matheu, quien investigaba una red de prostíbulos en esa ciudad turística protegidos por lo más selecto de la política cordobesa.

Sería interesante saber el porqué de la decisión del Gobernador y, más aún, el motivo que lo tiene tan nervioso en las últimas horas, a medida que avanza la investigación de este caso.

También sería productivo que alguien pudiera contestar preguntas que flotan en el aire y que ayudarían a esclarecer el expediente Dalmasso. Por ejemplo:

-¿Por qué el millonario abogado Daniel Lacase plantó tantas pistas falsas? ¿Por qué ya no habla más?

-¿Qué se esconde detrás de las palabras del intendente Luis Juez, quien apunta contra De La Sota pero no termina de decir lo que sabe sobre el tema?

-¿Por qué el FBI demora tanto en hacer un estudio de ADN?

-¿En qué quedó la “investigación paralela” que el ex vocero Daniel Lacase prometió que haría la familia Macarrón?

-¿Por qué el abogado Rubén Tirso Pereyra, socio de Lacase, está tan interesado en influir en esta causa?

-¿Cómo es posible que los funcionarios delasotistas Sergio Busso y Alberto Bertea hayan tenido acceso al expediente antes que los propios funcionarios del poder Judicial?

-¿Cuál es el papel de Frigorífico del Sur en esta trama de narcotráfico y lavado de dinero?

-¿Por qué Marcelo Macarrón estaba jugando al golf en Punta del Este mientras mataban a su mujer si nunca antes lo había hecho?

Preguntas sin respuesta…

(1) No fue el caso de este periódico, que desde un comienzo descreyó de la culpabilidad de aquellos que eran señalados por Lacase y Macarrón (Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=2667).

(2) Una de las fuentes consultadas para esta nota, aseguró que De la Sota cobraría un importante “peaje” a aquellos vehículos que transportan drogas y necesitan pasar por su provincia.

(3) El abogado de la firma es ¿casualmente? Daniel Lacase.

(4) http://www.elojodigital.com/

(5) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=2619

(6) Vezzaro fue abogado –entre otros- del oscuro Oscar Santarelli, ex ministro de Obras Públicas denunciado por “incumplimiento a los deberes de funcionario público” por la jueza de Control del fuero Penal Económico, Ana María Lucero Offredi.