Christian Sanz

📰 Los medios de Mendoza se equivocan: para conseguir lectores no hacen falta “promos”, solo ejercer buen periodismo

Los medios hacen promociones para conseguir nuevos "clics", pero solo precisan hacer bien su trabajo.

Este viernes, me llegó una curiosa promo a todos mis correos electrónicos —tengo 5—, proveniente del portal MDZ. “Comienza la fiebre futbolera y en MDZ ya nos vestimos para alentar: todos los días sorteamos 2 de las camisetas más lindas, entre quienes respondan la trivia diaria”, según el mail de marras.

Amén del malhumor que me generó el hecho de recibir spam a mansalva —es algo muy poco ético—, queda claro que la promoción es un intento desesperado por conseguir lectores. Ningún descubrimiento: es lo que buscan las promociones.

Entonces, en los últimos tiempos los grandes medios, en Mendoza y en el país, se han zambullido de lleno a hacer este tipo de jugadas para intentar ganar más lectores, o televidentes, u oyentes.

En un momento en el cual los ciudadanos escapan despavoridos ante la desconfianza que les generan esos mismos medios. Básicamente, porque ven que pasan cosas que estos no cuentan.

Mendoza es el ejemplo perfecto de ello: docenas de casos de corrupción por semana que nadie publica. En realidad, solo lo hace Diario Mendoza Today. Los demás, solo se enfocan en pelotudeces.

Notas de “Sociedad”, sobre dónde comprar el asado más barato, o qué hacer el fin de semana largo, o qué actriz tiene el culo más redondo.

Pero la gente no tiene plata para el asado, menos aún para irse a descansar unos días. Acaso solo le interese la nota del culo, que le genera unos segundos de satisfacción.

Ello provoca que todos huyan en manada a las redes sociales, donde no hay restricción alguna. La brutalidad de lo que allí se cuenta no tiene filtro. Se revelan cuestiones de relevancia y escándalo, sí, pero también abundan las fake news.

Por eso, cuando los medios hablan de la peligrosidad de que la gente se informe a través de las redes, omite mencionar lo más relevante: su propia responsabilidad. Porque la sociedad busca allí lo que no le dicen los medios. Es de manual.

Ergo, suena irrisorio cuando intentan suplir la fuga de lectores con promociones de diversa índole. Porque la gente no quiere camisetas del mundial, o un voucher para hacerse un blanqueamiento anal, o lo que sea. Lo que quiere es buena información.

Quiere que le digan quién o quiénes le están robando la plata de sus impuestos. Cómo se tejen los acuerdos subrepticios de la política. Cuáles son los prontuarios de los referentes que manejan la cosa pública. Así de simple.

Este medio —y disculpen que sea autorreferencial— no para de crecer en lecturas. A niveles que superan todas las expectativas. Sin regalar nada de nada. Solo informando lo que nadie más informa.

¿O acaso los grandes diarios necesitaron hacer regalos en sus mejores momentos? El Watergate en los 70, los desaguisados en el Vaticano en los 80 y las trapisondas de Clinton en los 90, dispararon el consumo de los medios. Es una cuestión casi matemática.

Está claro que hay que volver a esos días, en los cuales estaba bien claro lo que era el periodismo, y operaba la necesidad de contar lo que pasaba, sin importar a quién molestara.

Mendoza está bien lejos de esa pretensión. Desde hace mucho tiempo los medios solo cuentan lo que les permite el poder de turno. Y callan por dinero los grandes escándalos de corrupción. Una verdadera vergüenza.

Por suerte, algo está por cambiar. Porque la sociedad ya descubrió el engaño y no lo tolera más.

Porque, como siempre suelo decir, el ciudadano de a pie mastica vidrio… pero jamás lo traga.

Artículos Relacionados