Mendoza en focoNéstor Bethencourt

En primera persona: un absurdo mendocino llamado Revisión Técnica Obligatoria

Por Néstor Bethencourt, desde la redacción de Diario Mendoza Today.

Desde hace unos días nos vienen machacando con que hay que hacer la Revisión Técnica Vehicular (RTO), un curro que sirve supuestamente para controlar que el vehículo en el que circulamos esté en perfectas condiciones.

Fui uno de los que decidió hacer el control. Pero arranqué mal: circulando por el acceso Este, a no menos de 40 metros del automotor que me precedía, apareció una piedra que se encargó de “trizarme” el parabrisas. Seguro mediante, decidí repararlo. Luego, me dirigí a hacer la RTO.

Según empleados de la empresa donde realicé dicho trámite, aumentó al menos un 80 % la cantidad de vehículos a verificar. Recordemos que desde el Gobierno de Mendoza en los últimos días se ha intensificado, no solo el llamado a realizar dicha revisión, sino que en conjunto con la policía se empezaría a controlar los rodados circulantes para multar a quién no hubiere realizado tal requerimiento.

En la prueba técnica, al auto lo zamarrean para arriba, para abajo, con profesionalismo, confirmando, o no, que las piezas vitales del rodado estén en perfectas condiciones.

Peor es circular en calles aledañas (el proceso de verificación se realizó en Guaymallén) donde con solo transitar 2 km a la redonda se asegura que un modesto Fiat 600 se convierta en una feroz camioneta 4 por 4, entrando por cráteres de antaño, serruchos en calzadas en estados deplorables, cuyo tamaño de deterioro casi seguramente aumentó más que el porcentaje de revisiones que ocurren en la actualidad. Aclaro que estas condiciones no son exclusivas del municipio aludido.

Pozos por aquí, multas más allá, y un camino largo que baja y se pierdeeee, cada vez con más control, más presión, pero eso sí, la RTOP (Revisión Técnica Obligatoria Política) nunca se implementa.

Solo se quiere recaudar. De control, casi nada. De hecho, la foto que ilustra esta nota fue sacada en pleno nudo vial, hace 3 semanas, entrando a ciudad como si nada. El auto en cuestión lleva una patente que dejó de estar vigente en el año 1994, y como si nada sigue circulando.

Y así seguimos, mientras los poderosos de turno intentan convencernos de que sus brillantes ideas pueden ser llevadas a cabo “con control”, en medio de tanta corruptela que a nadie parece interesarle.

¿Hasta cuando las obligaciones para con el ciudadano, y los privilegios para quienes nos gobiernan? Promoción válida para toda clase y partido político revoloteando por Mendoza. Gran ciudad, sí, pero cada vez más decadente.

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