Christian SanzMendoza en foco

Chau Mendoza: entre la “confidencialidad”, los medios chotos y una provincia que ya no tiene remedio

Mendoza está destrozada, devastada por la corrupción y la desidia. Y la culpa no solo es de los políticos. También es de los medios, la Justicia y la sociedad.

De pronto, la mera revelación de un polémico documento dejó expuestas todas las miserias de Mendoza al mismo tiempo. De la política, de la Justicia y de los medios locales.

Arrancó el martes pasado, cuando Diario Mendoza Today publicó un inquietante formulario que les piden firmar a los empleados municipales de Guaymallén, denominado “acta de confidencialidad”. Su nombre lo dice todo: prohibe a los trabajadores revelar cuestiones que atañen a su propia labor.

Ello derivó en una catarata de situaciones: desde las usuales desmentidas y justificaciones del Ejecutivo guaymallino, hasta el oportuno pedido de explicaciones de la oposición del mismo departamento, pasando por el pedido expreso del gremio municipal de que se desactive la medida.

Hubo en el medio ataques contra este diario, acusándolo de tener injustificada animosidad contra el intendente Marcelino Iglesias. Pero ello no es real. Y ni siquiera hace falta mencionarlo, porque los “misilazos” de Mendoza Today no discriminan a ningún partido político y, particularmente, suelen enfocarse contra el peronismo/kirchnerismo. En el caso del mandatario guaymallino, basta que cese con sus desaguisados y este diario ya nada tendrá para contar.

Como sea, la política suele hacer ese tipo de cosas: cuestionar al periodismo para que no se hable del fondo de la cuestión, que en este caso es aquel formulario de confidencialidad. Es lo relevante: que a los tipos que laburan en Guaymallén no les dejan contar lo que pasa en Guaymallén.

¿Por qué? ¿Qué tiene que esconder el Ejecutivo comunal que no puede revelarse? ¿A qué se debe tanta preocupación repentina sobre la confidencialidad de lo que allí sucede? ¿Tendrá alguna relación con la cercanía de las elecciones? Demasiadas preguntas para tan pocas respuestas.

La política jamás debe sorprender, porque se mueve bajo esos códigos de ocultamiento y suspicacia. No obstante, asombra en este caso que ello quede plasmado en un documento brutal.

También sorprende el triste papel de los grandes medios, que callan y esconden y cobran por ello. Se llama “pauta oficial”, y sabe sepultar el periodismo en Mendoza con una eficacia que abruma.

Y es curioso, porque ayer mismo salieron los grandes medios a zafarlo a Marcelino, minimizando el formulario de la polémica. Sin mencionar a Mendoza Today, obviamente. Porque en esta provincia es un pecado mortal dar crédito a otros medios. Es parte de la pelotudez del periodismo vernáculo.

Pero no es lo importante, sino lo otro. Que hayan salido en legión a cuidar las espaldas del intendente de Guaymallén, un tipo que habla de transparencia mientras curra tanto o más que su antecesor, el peronista Luis Lobos. MDZ, Sitio Andino y algún otro portalucho, siempre afecto a ayudar al que paga al contado. Olvidando que su trabajo es informar.

Y la Justicia también hace lo propio, mirando siempre para otro lado, cajoneando algunos expedientes y desestimando otros. A lo Bonarrico. Y en este caso, haciendo la plancha directamente.

Y así transcurre la mediocridad mendocina, siempre acompañada por su consecuente cuota de hipocresía. “Yo no sé por qué Mendoza está como está, totalmente devastada”, dicen los mismos tipos que obraron el milagro.

Los que permiten la corrupción de ahora son los que antes miraron para otro lado cuando saqueaban los bancos locales. No hay mayor secreto. Todos son responsables, en mayor o menor medida. Cada uno como parte de una maquinaria implacable de complicidad general.

Es la absurda realidad que reveló un mero formulario de “confidencialidad”. Un botón de muestra, como dicen.

Monos

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