Sin categoría

Armó su traje y entrena para trabajar como sirena

Paula Olmedo vive en Esquel, tiene 30 años y hace dos que incursionó en el mermaid, un excéntrico deporte que consiste en nadar como un ser mitológico del mar. Sin embargo, ella lo ve como una forma de vida y anhela hacer espectáculos infantiles.

Hace días que su nombre es tendencia en redes sociales, los mensajes de amor y de odio le llegan a montones y sube cientos de seguidores cada día. Todo se debe a su gran pasión: nadar como una sirena.

La historia de Paula Olmedo se sitúa en Esquel. Precisamente en las frías profundidades del lago Epuyén. La mujer de 30 años tiene una excéntrica relación con lo místico, que desembocó en las aguas patagónicas.

Paula contó a TN que siempre se sintió atraída “por las cosas místicas como los duendes y las hadas”, y que hace dos años conoció el mermaiding, un deporte que consiste en nadar con una monoaleta como una sirena. En la Argentina son pocos los deportistas que practican esta disciplina.

Su primer contacto con esta práctica marina fue en pandemia y a través de internet: “Vi que en el resto del mundo se hacía un montón y me pregunté por qué no podía hacerlo yo. Entonces me compré una monoaleta y me fui haciendo una cola. El primer interés fue desde el lado artístico, después me enteré de que era un deporte”.

El primer año pandémico la joven fue autodidacta porque además de no poder salir de su casa no conocía instructores en el país. “Encontré en internet un video de una mujer que contaba cómo era una sesión de entrenamiento y fui siguiéndola a ella”, contó.

El desarrollo fue progresivo y ella cree que avanza cada día “un pasito”. La apnea es una de las claves del mermaid y la joven sureña logró incrementar su resistencia debajo del agua. “Antes aguantaba 30 segundos y ahora aguanto un minuto y medio”, contó.

Hace algunos días se dio a conocer a través de redes sociales y recibió miles de mensajes. Muchos positivos y otros tantos negativos. Distinta fue la reacción en Esquel, donde su entorno nunca la juzgó por su pasión.

“Mi entorno más cercano y mis compañeros trabajo me bancan y nunca me dieron un mal comentario. Me hacen chistes”, reveló Paula, quien también contó que, cuando se dio a conocer en la ciudad, los vecinos la apoyaban.

En los últimos días, Paula se dio a conocer por las redes sociales y el golpe fue duro: cientos de personas la atacaron. Así vivió el primer día: “Estaba trabajando y cada vez que miraba el teléfono tenía miles de notificaciones y estallado de seguidores. Subí un par de historias y me llegaron mensajes muy lindos”.

Luego, cuando abrió Twitter se encontró con lo peor: “Fue una locura. No puse nada porque no me iba a poner a contestar uno por uno. Me puso triste al principio, pero hoy estoy más tranquila. Personalmente, recibo más comentarios buenos que malos”.

Artículos Relacionados