Asesinaron a su hija en Río Negro y contrató a una conocida clarividente mendocina para esclarecer el crimen
Silvana Cappello, madre de la joven de 19 años asesinada en Cipolletti, confirmó contactos con una mujer que trabajó en la Policía de Mendoza y participó de otros casos resonantes, como el de Sofía Herrera, Facundo Astudillo y Abigail Carniel.
Sin avances significativos en la Justicia en torno al femicidio de Agustina Fernández, la estudiante de medicina brutalmente asesinada a principios de julio en Cipolletti, Silvana Capello, la mamá de la víctima, decidió contratar a una clarividente para que la ayude a descubrir al autor del crimen de su hija.
“Estamos pagando abogados, peritos y la fiscalía está investigando, pero yo como madre me empecé a contactar con otra gente por otro lado. Mi marido no sabía nada. Cuando Agustina estaba internada me pasaron el Facebook de esta señora, me contacté y ella no entendía qué pasaba”, contó Silvana Cappello.
La joven de 19 años fue asesinada a golpes el 5 de julio. Murió luego de tres días de agonía. A más de cuatro meses del hecho, la Justicia no logra identificar al autor y la causa acarrea falencias y cuestionamientos desde el principio.
“Hace rato vengo comunicada con Verónica, nadie sabía. Yo hago y haré todo lo que pueda para saber la verdad. El fin de semana pasado fui a Luján a visitar a la Virgen. Más allá de lo que esta señora pueda colaborar o no, genera un movimiento. Genera presión”, expresó la mamá de Fernández en declaraciones a LM Cipolletti.
El femicidio de Agustina Fernández en Cipolletti: sin avances en la investigación
Desde el comienzo hubo cuatro líneas de investigación tendientes a esclarecer un crimen en ocasión de robo. Recién el 31 de julio, casi un mes después del hecho y ante la presión popular, la carátula fue cambiada a femicidio, un encuadre que -además de colocar el foco en la muerte violenta de una mujer por razones de género- supone mayores precauciones sobre la escena del hecho y su conservación.
Ese es uno de ítems más discutidos de la investigación a cargo de la UFT 1 de Delitos contra las Personas de Cipolletti: la certeza de que se perdieron pruebas relevantes invade a la familia de la víctima. “Hay cosas que se dejaron pasar porque se consideró un simple robo. El crimen de mi hija fue muy violento. Hubo mucha saña y se subestimó la situación”, subrayó Cappello hace dos semanas en una entrevista con TN.
La mujer critica que no solo todavía no se haya individualizado al asesino, sino que tampoco se sepa concretamente cuántas personas participaron del ataque y por dónde ingresaron: las cámaras de seguridad del complejo ubicado en Confluencia al 1300 -donde ocurrió el crimen- no funcionaban. Tampoco se pudieron obtener detalles de relevancia en la revisión de los domos que rodean al edificio.
Según relató Cappello, luego del femicidio una mujer tuvo acceso al departamento habitado por Pablo Parra, un empleado petrolero de 27 años con quien Agustina tenía una incipiente relación. La joven vivía en Santa Rosa, La Pampa, y había desembarcado en Cipolletti en marzo para estudiar medicina.
Alquilaba un departamento en el primer piso del mismo complejo, y esa noche había quedado en cenar con Parra. El joven pudo acreditar ante la Justicia que había salido a hacer compras en el momento del ataque, y si bien persiste una línea de investigación en torno a él, para los investigadores no figura entre los sospechosos.
“Le pedí a la chica del complejo que cuando pudiera entrar al departamento me enviara un video y fotos del lugar. Siempre que me acuesto pienso en cómo fue todo, si ella estaba preparando la ensalada y la atacaron de atrás por sorpresa, o qué pasó. La mesada da de espaldas a la puerta por donde habrían ingresado”, profundizó Cappello.
“Los muertos me eligen”: la clarividente a la que acudió la mamá de Agustina Fernández, la estudiante asesinada en Cipolletti
La clarividente a la que acudió la mamá de Agustina vive en Malargüe -Mendoza- y se dedica a trabajar en crímenes y desapariciones. En las últimas días publicó un enigmático posteo en Facebook con una foto de la víctima, otra imagen que exhibe restos de vidrio y una más que muestra una medianera y una parrilla en el complejo donde Agustina fue asesinada.
“Agus y yo tenemos una conexión. Pudo ser mi niña. Pude ser su mamá. En sus ojos acá está emocionada y va a tomar mi mano para volver cuando llegue a Cipolletti. Vamos a transitar el mundo de la oscuridad., ¿y saben qué? Nunca me equivoco y menos ahora, con más sabiduría que el año pasado y 10 años atrás, y mil años en otras vidas”, escribió en su perfil. En otro posteo se pregunta: ”¿Por qué no están detenidos Parra y el petrolero amigo?”.
En sus redes sociales, la mujer informa que egresó de la escuela de oficiales de la Policía provincial como Cuerpo Comando (CC). Luego de 15 años en la fuerza, solicitó la baja y pasó a desempeñarse en Gendarmería.
Trabajó en casos resonantes como las desapariciones de Facundo Astudillo Castro y Abigail Carniel, ambas ocurridas durante la pandemia. “Los muertos me eligen”, declaró en una entrevista con Los Andes en agosto de 2020.
También se involucró en el caso de Sofía Herrera, la nena desaparecida en 2008, y acusó a los padres de tener vinculación con el hecho. Por esa razón, en septiembre de 2017, el Juzgado de Instrucción N° 1 del Distrito Norte, a cargo de Daniel Cesari Hernández, la declaró inimputable “en razón de haberse constatado que presenta una alteración morbosa de sus facultades mentales, lo cual le impide comprender la criminalidad de sus actos y actuar en consecuencia”, según la resolución.
En otra publicación, la clarividente anticipa que en unos días llegará a Cipolletti para seguir el caso de cerca. “Viajo en colectivo y no conozco. Si alguien sería tan amable de mandarme un mapa de la terminal al juzgado y al lugar dónde vivía Agustina lo agradecería. Si alquilan autos por día o motos, por favor pasar contacto. Carnet al día para auto y moto, DNI al día. Sólo voy por Agustina. Nada más. No voy de paseo, sino por trabajo. Atte”, contó. Cappello respondió algunas de sus publicaciones con un mismo mensaje: “Justicia, ¡allá vamos!”.