Ni una conspiración de la derecha, ni una ficción K: la verdad detrás del atentado contra Cristina

Por un lado, están los militantes K, que aseguran que el atentado contra Cristina Kirchner se trató de una conspiración de la derecha, bien armada para no dejar rastros.

Por el otro, los antikirchneristas juran que todo se trata de un montaje del Frente de Todos para victimizar a la vicepresidenta ante el avance judicial sobre su persona.

Ni una cosa ni la otra: según va comprobando la jueza María Eugenia Capuchetti todo es parte de la locura de un hombre desequilibrado mentalmente, llamado Fernando André Sabag Montiel, de nacionalidad brasileña.

Se trata de un personaje con antecedentes por portación de arma blanca, y cuyos amigos y conocidos definen como “inestable emocionalmente”. Fanático del nazismo y cambiante en sus ideas todo el tiempo.

En las próximas horas, la Justicia analizará su teléfono celular y descubrirá que no hay ninguna conspiración, ni mucho menos. Solo la acción solitaria de Sabag Montiel, quien, a pesar de sus patinadas mentales, es “consciente” de sus actos.

La pena que le cabe es la de “tentativa de homicidio agravado”, que prevé una pena de hasta 15 años de prisión.

También cabría algún tipo de penalidad sobre la figura del ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, quien justo esta semana anunció que reforzaría la custodia de Cristina. Lo mismo cabe para el titular de la AFI, Agustín Rossi. Y también para el jefe de custodia de la vicepresidenta. Pero es ficción, por ahora. Porque la Justicia no está pensando en ello.

Dicho sea de paso, ninguno de los argumentos esgrimidos por aquellos que aseguran que se trató de una ficción se sostienen en el más mínimo sentido común.

Acaso el más interesante es aquel que asegura que C5N había escrito la nota sobre el atentado contra Cristina seis horas antes de que el hecho ocurriera, sobre la base de lo que aparece en el buscador Google.

Es algo que suele ocurrir y se debe a un error en la especificación del huso horario, que hace que el sistema tome por defecto el de Reino Unido, que tiene 4 horas de diferencia respecto del argentino.

Se insiste: ninguna conspiración, ni de un lado ni del otro.