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Escuela de Yoga: Lanata reveló los vínculos de José Luis Manzano con la secta

Una nueva investigación del programa de Jorge Lanata repasó los horrores de la organización que operó durante 30 años. Manipulación, estafas, aprietes y vínculos con el poder de la infame agrupación.

La Escuela de Yoga de Buenos Aires tenía su sede central en un edificio ubicado en la calle Estado de Israel del barrio porteño de Villa Crespo. También tenía bases en Nueva York, Chicago y Las Vegas. En un nuevo informe de Periodismo para Todos, un desglose de una historia de orgías, favores sexuales a personalidades famosas, vínculos con la política y trata de personas en una trama de película.

La detención del líder de la llamada Secta de Villa Crespo, Juan Perkowicz, y otros 18 integrantes jerárquicos puso fin a 30 años de actividad ilegal. Quien era considerado por sus seguidores como un “ángel” o un “maestro”, era un experto en la manipulación.

En los años 90, el por entonces juez Mariano Bergés procesó al “líder espiritual”, a pesar de las amenazas, contradenuncias y hasta macumbas hacia su persona,  que eran moneda corriente. “Los alumnos hacían tareas como aportar dinero o dar favores sexuales para subir en la cadena de la espiritualidad. En la Plaza Lavalle, al frente de Tribunales, había escraches. Montaban guardias y hacían macumbas”, recordó el abogado.

La Escuela de Yoga llegó a contar con alrededor de 190 alumnos, que tenían prohibido difundir el contenido de las reuniones o clases en la sede central. Caterina Sanfelice fue testigo de las orgías y denunció a la Secta. “Perkowicz los desafiaba. En las orgías les sacaba el pudor, la ética y la moral”, rememoró.

 

Atados al poder

En los 90 los líderes de la Secta terminaron sobreseídos, lo que puso en evidencia su vinculación con la política. José Luis Manzano, Raúl Granillo, Carlos Grosso, Carlos Ruckauf y Carlos Menem tenían relación con la organización delictiva. Hasta el expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, la defendió.

Además, Madres de Plaza de Mayo, Adolfo Pérez Esquivel y Eugenio Zaffaroni, acusaban a la Justicia de perseguir a los líderes de la Secta. “Human Rights nos mandaba los fax y los agregábamos a los expedientes”, expresó Bergés.

La Secta de Villa Crespo tenía su propia lista negra de enemigos, en su mayoría denunciantes, jueces y fiscales que la investigaban. Incluso Mirtha Legrand figuraba en la nómina.

 

Modus operandi

Conseguir “palomos”, figuras adineradas y poderosas, era otra forma de ascender. Plácido Domingo, según la causa, era uno de los clientes vip y hay audios que lo comprometen.

Andrés, exintegrante, admitió que una vez le encargaron seducir a una diputada del Partido Justicialista para captarla y afianzarla a la institución.

Otras actividades eran las internaciones y las llamadas “curas de sueño”, que buscaban redireccionar las conductas, ya que inducían a la víctima a un estado de sumisión total. A través de este mecanismo de tortura psicológica, la Escuela de Yoga mantenía el dominio absoluto sobre sus seguidores.

La Secta de Villa Crespo, protagonista de una historia de terror en la que pocos se hicieron millonarios a costan del sufrimiento y el sometimiento humano.

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