Luis RossiMendoza en foco

La política mendocina, el desmesurado gasto público y el silencio cómplice de los medios

Los políticos, una de las pestes más grandes de la Argentina y cómo combatirla.

Indudablemente la situación actual de la Argentina en el contexto social, económico, educativo y demás, no da para más y se necesitan decisiones urgentes para revertirla por el bien, sobre todo, de los argentinos.

Las medidas no son difíciles de imaginar, no es requisito ser un genio y solo aplicar el sentido común, lo que sucede es que a los políticos les cuesta implementarlas por el temor a quedar como impopulares y ninguno está dispuesto a arriesgar votos durante las elecciones, lo que representa una muestra más de que casi todos llegaron a la política para quedarse y vivir el resto de sus vidas colgados de la teta del Estado.

El problema no es solo que se quedan, lo que significa un sobredimensionamiento del gasto público, sino que también muchos de ellos incrementan su patrimonio de manera escandalosa en muy corto tiempo.

Sobre esto que menciono, a cada uno de ustedes le deben sobrar ejemplos para corroborar lo que aquí digo.

Llegar a la política requiere de cierto sacrificio, presencia y astucia más que de capacidad, pero cuando ya te subiste al tren, difícil que te bajen. De una u otra forma siempre en algún rebusque se prenden. Para muestra sobra un botón, muchos ex intendentes y otros funcionarios de anteriores gobiernos hoy ocupan cargos nacionales que hasta cuesta creer que existen y para qué existen, pero existen. Y sino, la salida más piola, asesor de algún legislador, total nadie los controla.

Si las medidas se basaran en tres aspectos básicos creo que el país mejoraría de manera muy rápida y visible.

Por un lado hay que achicar el gasto público, disminuir el gasto fiscal, le duela a quien le duela. ¿Y cómo logramos eso? Se debe comenzar por disminuir o eliminar el gasto político en “todos” los organismos del Estado. Es hasta cínico ver que un grupo de gente (que provienen de la política) como es el que ocupa el directorio del Tribunal de Cuentas de la Provincia, gane más de un millón de pesos mensuales. Y ojo que no sabemos los subalternos cuánto percibirán por sus tareas mensuales. Tampoco conocemos la cantidad de funcionarios en los diversos estratos del Estado lo que estarán cobrando.

Tiempo atrás, mientras compartía la mesa en un almuerzo con un encumbrado dirigente y autoridad de la Legislatura, lo escuché decir ante el requerimiento de bajar el gasto político, que el gasto legislativo era mínimo en relación al gasto total del Estado. Es decir que claramente nadie de la clase política piensa que se gasta de más. Yo pienso que si todos ponemos un granito de arena podemos lograr mucho, pero acá lamentablemente siempre somos los mismos los que pagamos los ajustes mientras otros viven de arriba.

Me suelo preguntar si bajamos los sueldos, viáticos, asesores y demás gastos de los legisladores (aunque convengamos que lo más honorable sería que ellos mismo lo hicieran) ¿Cuánto sería el dinero que nos ahorraríamos? ¿Cuántas cosas se podrían hacer con esos ahorros? Y si a eso le sumamos al personal que hoy en la era de la tecnología y la computación resulta prescindible, lograríamos ahorrar mucho más.

Y si a estas medidas las vamos aplicando de organismo en organismo, de ministerio en ministerio, etc. imaginen el dinero menos que el Estado necesitaría para su funcionamiento.

Pero lamentablemente aquí nadie muestra nada, pocas cosas se hacen públicas y a veces es gracias a cierto periodismo que no es el de las pautas millonarias.

Coincido plenamente con la Asociación de Viñateros de Mendoza en pedir al Departamento General de Irrigación que haga públicos los gastos en personal, y así debería ser hasta para las Zonas de Riego, otro coto de caza para “ciertos personajes”, que una vez adentro, no los mueve nadie y se dan la gran vida a costa de los regantes, total, si hay agua o no ellos le cobran igual a los productores.

Otro punto es una correcta y controlada implementación de la ayuda social. Nadie tiene dudas de que no solo está mal instrumentada sino que además está direccionada, lo que significa que la recibe gente que no la debería recibir y otra que sí la necesita, solo la ve pasar por no comulgar con las ideas de ciertos punteros y gobernantes. Aquí también se podría ahorrar mucho dinero si se controlara adecuadamente el despilfarro de las ayudas sociales.

Por último, y no es un tema menor, se necesita una reforma de la justicia o mejor dicho de las condenas para que aquellos que cometen un acto de corrupción paguen como es debido y en su justo tiempo, no como sucedió con Menem, que siempre se escudó en sus fueros y se murió quizás con una sonrisa en la cara gracias a la impunidad que la política, en complicidad con la justicia, le otorgaron.

Hay muchos más aspectos para exponer y analizar. Pero al menos comencemos por plantearnos y pedir por estos tres que les expuse. Y pensemos a la hora de elegir a quien le damos la confianza de que dirija nuestro destino. Pidamos transparencia y que nos muestren sus verdaderos ingresos, no recibos de sueldos dibujados, y lo más importante, de ellos debería salir la intención de solidarizarse con el pueblo que sufre bajándose los sueldos a cifras lógicas, y si no les conviene, que se vayan a sus casas y se dediquen a la actividad privada a ver cómo les va.

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