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La desaparición, un plan macabro y el llamado al 911 que podría haber evitado el crimen de Florencia Romano

A casi dos años del asesinato que sacudió a Mendoza, el caso volvió a ser noticia por la puja por una indemnización y un polémico argumento: la “culpa in vigilando”. Por Luciana Soria Vildoza, TN.

El domingo 13 de diciembre de 2020 los padres de Florencia Romano denunciaron que no lograban ubicar a su hija desde el día anterior y durante casi una semana entera se movió cielo y tierra para encontrarla en la localidad mendocina de Guaymallén. La adolescente todavía estaba viva y pedía auxilio cuando un vecino escuchó sus gritos y llamó al 911, pero la operadora que lo atendió cortó la comunicación sin darle mayor importancia y, el 19 de ese mismo mes, lo que encontraron ya solo fue el cuerpo de la víctima.

La auxiliar del número de emergencias que desestimó la llamada que pudo haber salvado a Florencia fue condenada y dada de baja de la fuerza, mientras que sentenciaron a la pena de prisión perpetua el asesino de la menor, un hombre que la había contactado a través de las redes sociales y que, después de matarla, quemó su cuerpo para borrar las evidencias. No obstante, un año y ocho meses después del femicidio y con el caso cerrado, su nombre volvió a ser noticia.

La inesperada polémica surgió días atrás cuando los abogados de la familia de la chica asesinada solicitaron $300 millones a modo de indemnización por daño moral, contra los 16 mil dólares que había ofrecido el Estado como compensación por todo lo ocurrido. Entonces se abrió el debate.

Es que con el objetivo de despegarse de la responsabilidad por el asesinato de la joven, el asesor de Gobierno, Ricardo Canet, respondió a la demanda presentada por la familia de la víctima con un insólito argumento: la “culpa in vigilando”. “Específicamente el asesor contestó que el 50 por ciento de culpa la tiene el homicida y el otro 50 por ciento los padres (de Florencia) por no cuidarla bien”, explicó a TN el abogado de los Romano, Cristian Vaira Leyton.

Sobre este punto el letrado fue tajante: “La culpa nunca la tiene la víctima, y menos su familia”. En ese sentido, agregó: “Haya salido a hacer lo que sea que haya salido a hacer, Florencia no salió a la calle para que la mataran”.

 

El femicidio de Florencia Romano

Cuando Florencia salió aquel sábado de su casa en Rodeo de La Cruz le dijo a sus padres que iba a estudiar a la casa de una amiga, pero en realidad iba a una fiesta en la casa de Pablo Arancibia, ahora condenado por el femicidio, a la que este la había invitado después de intercambiar varios mensajes por Instagram.

Mientras se llevaban a cabo distintos operativos de búsqueda para dar con la adolescente, que entonces tenía 14 años, la investigación reveló que la víctima nunca salió del domicilio de Arancibia ni volvió tampoco a usar la tarjeta SUBE. Su celular se había apagado el mismo sábado y horas después, el hallazgo de un corpiño ensangrentado y un cuchillo a unos 70 metros de la casa del sospechoso, presagiaron el trágico desenlace.

Sin embargo, fue la confesión de un remisero lo que resolvió el misterio. En su declaración, el hombre sostuvo que engañado por Arancibia, que le había pedido ayuda para deshacerse de un animal muerto, trasladó el cuerpo de Florencia y lo descartó en la calle Alsina, en Maipú.

Un enorme despliegue policial se trasladó hasta el lugar señalado por el chofer y allí encontraron, envueltos en una manta y dentro de una bolsa, los restos de la víctima. Después, la autopsia determinó que había sido golpeada, degollada y después prendieron fuego su cuerpo para borrar las pruebas. Tenía fracturados la nariz y el cráneo.

Arancibia captó a Florencia por las redes sociales, la degolló y después quemó su cuerpo.
Arancibia captó a Florencia por las redes sociales, la degolló y después quemó su cuerpo.

“No tengo herramientas para poder cuestionar esta teoría del caso y las evidencias que las respaldan”, dijo en aquel momento el abogado de Pablo Arancibia. Y la situación no cambió con el correr de los meses.

 

Confesión y condena

En un juicio abreviado antes de que se cumplieran los siete meses del crimen, Arancibia admitió su autoría del hecho y recibió la prisión perpetua que ya habían acordado la fiscal, el defensor oficial y los abogados de la familia de la víctima, Cristian Vaira Leyton y Agustín Magdalena.

El pacto de las partes fue avalado por el juez Federico Martínez y dejó satisfecha a la familia Romano, que siguió la audiencia desde los Tribunales.

La llamada al 911

Otro capítulo de la historia fue el relacionado con la frustrada comunicación al 911 que, si acaso Florencia tuvo al menos una posibilidad de sobrevivir al ataque que sufrió, la dejó más vulnerable todavía y a merced del femicida.

La operadora del CEO, Soledad Herrera, no solo no dio curso a la denuncia ni pidió precisiones pese a la gravedad de lo que decía el vecino, sino que tampoco envió ningún móvil policial a la zona. Por todo esto fue condenada por los delitos de abandono de persona en concurso ideal con incumplimiento de los deberes de funcionario público en contexto de violencia de género institucional a 3 años años de cárcel (de ejecución condicional). Además, fue dada de baja de la fuerza.

Esta fue la transcripción de la llamada

–Soledad Herrera (SH): 911 Emergencias, buenas tardes… 911 Emergencias. ¿Hola?

–Testigo (T): Eh. Acá Tucapel con Padre Vázquez, Gutiérrez.

–SH: Hola…

–T: ¿Me escucha?

–SH: Sí, ahora sí. Dígame qué emergencia tiene.

–T: Bueno, le estoy diciendo que hay violencia de género acá en la calle Tucapel con Padre Vázquez.

–SH: ¿De qué departamento?

–T: Hola…

–SH: ¿De qué departamento?

–T: Berra se llama el pasaje.

–SH: ¿De qué departamento, señor, Godoy Cruz?

–T: De Gutiérrez, Maipú.

–SH: Maipú.

–SH: ¿Cómo se llama la calle?

–T: Berra. Está entre Tucapel y Padre Vázquez.

–SH: ¿La numeración de la casa?

–T: 83.

–SH: No me figura la calle, señor.

–T: Sí, si le figura. En Google Maps está, señora. ¿Usted es policía o no?

–SH: Hasta luego, señor, buenas tardes.

“Si (Herrera) hubiera atendido esa llamada la tendríamos a la Flor con nosotros y no estaríamos pasando este momento que estamos pasando”, se lamentó el padre de la adolescente asesinada, en diálogo con TN.

 

“No se le puede poner valor a la vida de un hijo”

Finalmente, la Justicia Civil determinó que el Gobierno provincial tendrá que indemnizar a la familia de Florencia Romano con casi 12 millones de pesos, al considerar que existió responsabilidad de parte del Estado en el femicidio del que fue víctima la adolescente.

Además, señaló que existió un daño patrimonial (psicológico) sobre los integrantes de la familia de Romano, destacando que en el caso de su madre hubo “importantes trastornos de la memoria, la concentración y la voluntad. Clara dificultad para desarrollar las actividades laborales y las actividades de la vida diaria: auto cuidado, higiene, función sexual, sueño, actividades sociales o recreativas, presentan disturbios”.

La desaparición, un plan macabro y el llamado al 911 que podría haber evitado el crimen de una nena de 14 años

“No se le puede poner valor a la vida de un hijo”, subrayó a TN Cristina Mompardo, la mamá de Florencia. En ese sentido, apuntó: “La gente me ha hecho sentir culpa, pero siento tristeza por la gente que no nos apoya porque esto le pudo haber pasado a cualquier persona”. Y se lamentó: “Florencia salió de paseo, como cualquier niño”.

Mientras, sostiene, Cristina espera “las disculpas públicas del Estado” para con toda la familia Romano, la mamá de la adolescente asesinada reflexionó: “Sobrellevamos las cosas como podemos, pensando siempre en el amor que le tenemos a nuestra hija”.

 

Grooming

En Argentina, el grooming es un delito penado por la Ley 26.904, incluido en el Código Penal a través del artículo 131. La penalización incluye prisión de seis meses a cuatro años a quien, por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones, o cualquier tecnología de transmisión de datos, contacte a una persona menor de edad con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma.

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