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Cannabis medicinal: estudio hecho en Mendoza y otras provincias revela que muchos aceites ni siquiera tienen CBD

Un 67% no tiene los cannabinoides que generan el beneficio terapéutico. Según los pacientes, el tratamiento es muy efectivo, por lo que en algunos casos habría sólo un “efecto placebo”. Por Lucas Viano, La Voz.

Los fármacos derivados del cannabis son prometedores, pero tienen que seguir los canales que sigue cualquier fármaco. Hay que conocer las dosis, los efectos adversos y para quiénes está contraindicado, por ejemplo”, señala Susana Núñez Montoya, de Centro de Información de Medicamentos (Cime), de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba.

Núñez Montoya y Sonia Uema, también del Cime, coordinaron un estudio en 2019 en el que analizaron muestras de cannabis medicinal y encuestaron a las personas que lo usaban. Los resultados revelan calidades muy diferentes de los extractos, aunque los pacientes aducen que la terapia es efectiva. Las conclusiones se conocieron hace unos días.

“Técnicamente, tendríamos que decir que es como un gran efecto placebo”, indica Uema. No obstante, las investigadoras aclaran que se trata de un primer indicio, con pocas muestras analizadas.

La encuesta se realizó a 37 pacientes y se obtuvieron 48 muestras de aceites fabricados en Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Chile y Uruguay. El cannabis presenta dos sustancias activas responsables de las acciones terapéuticas que se le atribuyen. Se trata del tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD)

El THC es la sustancia psicoactiva que puede generar adicción. Su presencia en las preparaciones medicinales debe ser limitada para evitar este efecto. El CBD es el que posee la mayoría de las propiedades terapéuticas.

Sin embargo, el 67% de las muestras analizadas presentaron algún contenido de THC con ausencia de CBD; y apenas el 4% contenía CBD en concentraciones detectables, sin presencia de THC.

El 15% no tenía concentraciones cuantificables de ninguno de los dos cannabinoides. El 14% restante presentaba concentraciones cuantificables de ambas sustancias. Para el CBD, el rango de concentraciones varió de los 0,16 a siete gramos cada 100 mililitros de aceite. Para el THC, fue de 0,04 gramos a un gramo cada 100 mililitros.

“La evidencia muestra que en los tratamientos para el dolor, el CBD debe tener un poco de THC para que sea más efectivo. Pero el THC es psicoactivo, por lo que hay limitar su concentración para no provocar este efecto adverso”, comenta Núñez Montoya.

LA RESPUESTA DE LOS PACIENTES FRENTE AL CANNABIS

Los encuestados respondieron que utilizaban el extracto de cannabis para diferentes patologías: epilepsia refractaria (27%), artrosis y artritis (24%), párkinson (8%), autismo (6%) y fibromialgia (5%).

La mayoría de los pacientes accedieron al aceite a través de circuitos fuera del ámbito de la salud: recomendación de parientes/amigos (41%), por iniciativa propia (38%) o por comentarios de otros pacientes (13%). Sólo tres pacientes declararon haber comenzado su tratamiento por recomendación de un profesional de la salud.

“En 2019 no había muchos médicos que estuvieran trabajando con el aceite de cannabis. Ahora hay más profesionales que lo están recomendando”, aclara Núñez Montoya.

Las razones de por qué decidieron comenzar a utilizarlo son: falta de efectividad de otras terapias (54%) y buscar alternativas que le mejoren su calidad de vida (33%). El 52% consideró que el aceite es “muy” efectivo y el 22% le atribuyó un efecto “moderado”.

EXPECTATIVAS Y REALIDAD DEL ACEITE DE CANNABIS

Las expertas creen que el cannabis es muy prometedor para el tratamiento de algunos síntomas, pero advierten que la gente tiene muchas expectativas. “La realidad es que por ahora no debe pensarse como el plan A o B de alguna afección. Es la terapia que se utiliza después de que se probó con todas las estrategias posibles”, señala Uema.

Las científicas explican que existe mucha evidencia sobre los efectos positivos y negativos del cannabis, pero la mayoría son estudios preclínicos en animales o ensayos con pocos pacientes que no comparan con otros fármacos ya disponibles.

“La sensación es que, cuando se habla del cannabis, se piensa que es la panacea y que no tendría que tener tanta investigación, porque además se lo piensa como algo natural”, reconoce Núñez Montoya.

Y agrega: “Si se despenalizara el uso recreacional de la marihuana, la investigación en cannabis medicinal tendría cierta independencia y se podría avanzar mejor porque ahora se está mezclando todo”.

Sobre la normativa vigente en el país, las investigadoras creen que es el primer paso. Mencionan la resolución 781 de 2022, la cual expresa un límite de THC para que sea considerado medicinal, aunque falta su reglamentación.

“Por otro lado, la ley permite el autocultivo para uso terapéutico, pero no establece como controlarlo. ¿Cómo saber que los aceites tienen las concentraciones aceptables de CBD y de THC, o que no están contaminados o tiene otras sustancias peligrosas?”, se pregunta Núñez Montoya.

Uema agrega: “La normativa actual en Argentina no garantiza que lo que se esté produciendo sea de calidad, excepto los que están aprobados como medicamentos”.

Núñez Montoya agrega como consejo: “El paciente siempre debe estar bajo la guía de un médico. Es muy importante que se inscriba en el programa (Reprocann) porque de ahí se obtienen los datos que van a dar la evidencia científica sobre el cannabis”.

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