Christian SanzPortada

Anestesistas, Bonarrico y Portezuelo: los quilombos que le quitan el sueño a Suarez

Las elecciones están a la vuelta de la esquina. El PJ lo sabe y avanza. El gobierno solo ataja los problemas. ¿Qué hará el gobernador?

Rodolfo Suarez no lo demuestra, ni siquiera mínimamente, pero está preocupado. Lo admiten sus íntimos, siempre en off the récord, aquella costumbre tan denostada por Cristina Kirchner.

El gobernador de Mendoza no logra resolver tres cuestiones que lo inquietan profundamente y complican su gobierno de una u otra manera. Cada una con su propia lógica intrínseca.

El primero de los quilombos es el de los anestesiólogos, quienes a pesar de las intimaciones y las emergencias impuestas, han decidido no volver a sus puestos de trabajo.

Ello ha generado un cuello de botella respecto de las cirugías programadas en la provincia, que más temprano que tarde convertirán la situación en un verdadero caos.

La complicación es tal, que las esquirlas han escalado a nivel nacional, no solo en lo referente a lo mediático, sino también en lo político. Alfredo Cornejo ha pedido —amablemente— que la situación se resuelva de una buena vez.

Por ahora, ello está bien complicado: los anestesistas piden más dinero para terminar con el conflicto. A Suarez, por su parte, las cuentas no le dan para aumentarles los salarios.

El segundo tópico que inquieta al gobernador es Portezuelo del Viento, cuyos fondos permitirían descomprimir un poco los entuertos económico-financieros de la provincia. Y le regalarían algo de prestigio político.

El laudo se demora y el viaje que hizo el mandatario para reunirse con Alberto Fernández no arrojó ningún resultado, al menos por ahora. Allí, Suarez le pidió al jefe de Estado que le permita usar los 1.023 millones de dólares —o parte de esa plata— para avanzar en otras obras provinciales. Como se dijo, por ahora nada de nada.

El último conflicto que aqueja al gobernador es el caso del polémico subsidio al pastor Héctor Bonarrico, que el PJ local ha aprovechado para insuflar en provecho propio. Siempre de cara a las elecciones de 2023.

Es una cuestión que deberá resolver la Justicia finalmente. Pero se tomará su tiempo. Hasta que ello ocurra, el escándalo penderá en la cabeza de Suarez cual espada de Damocles.

Ciertamente, según expertos consultados por Diario Mendoza Today, no ocurrirá nada de nada con ese expediente. Básicamente porque el presunto delito que acusa el PJ jamás se sustanció.

Entretanto, el mandatario debe —y deberá— tolerar el escarnio político, que se deja ver en la Legislatura de Mendoza cada semana.

Podría descomprimir la situación, permitiendo que su ministro de Gobierno, Víctor Ibañez, se presente a dar explicaciones. Pero no lo hará. Sería como entregar la “dama” en el ajedrez.

El peronismo local es hábil a la hora de jugar en el terreno legislativo. Y el radicalismo lo tiene bien claro: son buenos analistas, sí, pero no saben jugar al ajedrez.

Como sea, está claro que Suarez seguirá sin poder dormir por ahora. Ostenta demasiados frentes abiertos y la solución no está a la vuelta de la esquina. Ni por asomo.

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