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Estafas con links y botones de pagos, una modalidad cada vez más común (y un fallo mendocino a tener en cuenta)

Por la pandemia, se incrementaron notablemente las ventas virtuales. La ambigüedad en los contratos de este tipo de intercambios y la facilidad para cancelar la operación afectan quienes ofrecen un servicio. Por Julio López, TN.

¿Qué es un link o botón de pago? Vender una mercadería en un local implicaba pedir al cliente la tarjeta de crédito o débito, su DNI y pasarlo por algún tipo de POSNET. Este dispositivo emite un ticket que el cliente firma en papel en tiempos de normalidad.

Ahora imaginemos que ese local ya no existe, y se volvió virtual. Al ser virtual ya puede vender a todo el país e incluso al mundo. Los comerciantes tradicionales durante la pandemia transformaron sus operaciones y locales físicos en tiendas virtuales, y publicaron todos sus artículos en plataformas como Mercado Libre, Facebook Marketplace y otros.

Y a estos comerciantes tradicionales se les sumaron los emprendedores hogareños que se lanzaron a vender sus creaciones de manera virtual y con poca experiencia. Ambos una vez captado el cliente y acordada la venta ya sea por Instagram, Facebook o su propia tienda deben cerrar el pago.

El desafío se volvió llevar ese POSNET del negocio a cualquier parte del país para procesar el plástico (Débito o Crédito). Las empresas de procesamientos de pago como PRISMA, Mercado Pago y otros crearon productos para satisfacer esta necesidad.

Así el vendedor entra en la página de estos métodos de pago, selecciona “crear link de pago”, estipula el valor del bien, si es crédito o débito, la cantidad de cuotas que acordó con el comprador y una descripción. Esto genera un enlace que el vendedor envía al cliente haciendo copy y paste en su WhatsApp o mensajero de Facebook e incluso mail.

El cliente recibe y clickea el enlace que recibió del vendedor y se despliega una interacción de la empresa de pagos que le deja rellenar los campos de la tarjeta, vencimiento y código de seguridad. Básicamente cumpliendo con el rol de lo que era el tradicional POSNET que estaba en el mostrador del local. Una vez aprobada la transacción, el vendedor recibe el “aprobado” y este envía la mercadería.

Hasta acá parece un cuento de hadas, pero no todas las transacciones terminan bien. La masificación de los medios electrónicos y la poca inversión en la educación sobre estos productos, sumado a una publicidad que resalta valores discutibles por parte de los bancos, causan un daño en los nuevos vendedores que se suman al ecosistema.

Aun si la procesadora de pago depositó el dinero en la cuenta bancaria del vendedor producto de haber aprobado una transacción, esta pueda retirar el dinero sin pedir ningún permiso dejando la cuenta bancaria en sobregiro. Es decir, cualquier persona con una tarjeta de crédito (incluso una robada) puede hacer esta compra. Y luego, el verdadero titular puede desconocer la compra si se trató de una estafa. Es decir hacer un contracargo.

El contracargo se produce, por ejemplo, cuando desconocemos un gasto en nuestro resumen de tarjeta de crédito. Eso dispara una acción en la que el procesador de pago retirara de la cuenta bancaria del negocio el importe que desconocimos.

El negocio tiene que demostrar que fue una venta legítima: comerciantes entrevistados con operaciones online calculan que entre el 5% y el 10% de las ventas se esfuman y no son posibles de recuperar. Dinero robado producto de la ambigüedad de un sistema vetusto.

 

Los requisitos al momento de entregar la mercadería

Según el contrato que firma el comerciante, al momento de entregar mercadería en una compra de este estilo, se debe cumplir con ciertas reglas:

  • No entregar la mercadería a personas ajenas al domicilio consignado, ni a menores de edad.
  • No entregar la mercadería en un lugar distinto al domicilio consignado, ni permitir que el destinatario retire los bienes en los domicilios de los servicios de logística o transporte, ni cambios en los domicilios de entrega luego de obtenidas las autorizaciones.

¿Qué significa? Que puedo entregar a otra persona que no sea el titular de la tarjeta pero que sea mayor de edad dentro de ese domicilio.

Lo que no dice el contrato, y en esta ambigüedad radica la vulnerabilidad del sistema, es que si el titular de la tarjeta con DNI no está presente y se desconoce el pago se producirá un contracargo que no será posible de revertir.

 

¿Los correos verifican al titular de la tarjeta con rigurosidad?

La única manera de eliminar el riesgo de contracargos es verificar al titular de la tarjeta con el DNI y el plástico en el domicilio consignado, aunque esto no está dicho en los contratos ni en las publicidades de los bancos y es bastante ambiguo al momento de preguntar o en las páginas de ayuda de los bancos es la realidad.

Producto de la pandemia y de la digitalización de la economía, cada vez más actores suben a emprendimientos hogareños, pero desconocen los detalles a la hora de vender, perdiendo así su capital.

En 2020, la cámara de casación de Mendoza (Matilde Ballerini, Maria L. de Alonzo) falló a favor de un comerciante que sufrió este tipo de estafas, pero se le dio lugar ocho años más tarde de lo ocurrido, cuando ya había quebrado producto del fraude.

El riesgo que implica el uso del sistema no puede ni debe recaer ni en los usuarios ni en los comerciantes, ambos necesarios para que se desarrolle la operatoria que beneficia a ambos codemandados, que perciben tanto del titular como del comercio adherido aranceles y comisiones.

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