Christian SanzPortada

Anestesistas en guerra, OSEP a punto de explotar y, ¿qué buscó Rossi en Mendoza?

La inquietante columna semanal de Diario Mendoza Today. La gira inexplicable de Alberto, operación Randazzo y los secretos de Santa María.

El ex ministro de Defensa Agustín Rossi, pasó este sábado por Mendoza so pretexto de una actividad que se denominó “Reflexiones sobre presente y futuro de la Argentina”.

Básicamente buscó poner paños fríos a la disputa entre albertistas y cristinistas, aunque tirando más para el lado primero de los grupos. Y con la mira puesta en 2023, que está a la vuelta de la esquina.

“Lo que está en disputa es el sentido de la historia de los últimos 70 años”, dijo Rossi. A sabiendas de que el peronismo, tal y como lo conocemos, está a punto de desaparecer. Y con él se llevará al kirchnerismo.  

Más adelante, en la misma disertación, el otrora funcionario —recordado por haber perdido un misil en 2015— fue aún más sincero: “Dicho de otra manera, se va a poner en juego si el Peronismo le hizo bien o mal a la Argentina”.

Acto seguido, Rossi cuestionó a Alberto y Cristina por igual: “No podemos estar en un debate permanente, tenemos que aprender a vivir en convivencia. Lo que estamos generando es aumentar el estado de desánimo de la sociedad argentina”.

No obstante, defendió al jefe de Estado con énfasis: “A este presidente le toca una pandemia que no le había tocado a nadie y una guerra”.

Finalmente, dejó una frase que provocó la sorpresa de los presentes: “Peronismo y kirchnerismo son categorías permanentes”. Nadie terminó de entender qué quiso decir.

Después de Rossi, le tocó hablar al hoy secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de Cancillería, el mendocino Guillermo Carmona, quien fue directamente al grano: “Tenemos que irnos de aquí con la convicción de trabajar para tener candidato/a gobernador/a. Trabajar para tener un plan para nuestra provincia”.

Con esas palabras, el extitular del PJ mendocino puso el dedo en la llaga. Porque, ¿quién está trabajando de cara a 2023 dentro del peronismo? El desánimo reinante por lo que sucede a nivel nacional opera cual condicionante a la hora de intentar cualquier tipo de armado.

El que observa de lejos, siempre interesado, es el siempre incombustible Carlos Ciurca. Se imagina como el sucesor de Juan Carlos “Chueco” Mazzón. 

En otro orden de cosas, el gobierno de Rodolfo Suarez se ha comprado un quilombo innecesario al enfrentarse contra los anestesistas de Mendoza, que vienen reclamando, sin éxito, una mejora salarial desde hace meses.

La respuesta del Ejecutivo local fue calificar a los profesionales de “corporativos y monopólicos”, y acusarlos de poner “en jaque” el sistema de salud público

provincial”. Una desmesura inconducente, que salió de la boca de la ministra de Salud, Ana María Nadal.

La misma funcionaria presentó un proyecto de ley que declara la emergencia en la provincia, pero que no resuelve el problema de fondo. Tampoco lo hará en el corto plazo.

La norma faculta a la cartera de Salud a “arbitrar los medios tendientes a implementar estrategias de formación y capacitación de recurso humano en prácticas de anestesia y/o de otros profesionales relacionados con especialidades críticas”. La nada misma.

Entretanto, los profesionales en esa materia preparan un documento crítico y elocuente en respuesta al ataque del gobierno de Mendoza. Dará qué hablar.

Finalmente, por si no fuera suficiente, a Suarez lo acorralan cada vez más las derivaciones del conflicto con OSEP, cuya solución parece irresoluble.

El gobernador presentó un proyecto para aumentar el aporte patronal derivado del salario de los empleados públicos a aquella obra social. Pero sabe que es “pan para hoy y hambre para mañana”.

Para resolver lo que ocurre allí, primero hay que entender que OSEP supo operar como una millonaria caja de la política durante décadas, utilizada por políticos de diversos colores políticos. Es algo muy similar a lo que ocurre con el PAMI a nivel nacional.

Hasta no entender ese punto, no se podrá solucionar el problema que ostenta la obra social. Menos aún cuando se recuerda que en poco más de un año habrá elecciones y se precisarán fondos frescos. Justamente esos que suelen salir de este tipo de cajas. 

 

La gira inexplicable de Alberto, operación Randazzo y los secretos de Santa María

La gira que encaró Alberto Fernández sorprendió a propios y ajenos —sobre todo a propios— porque no tuvo ninguna razón de ser. Dijo que quería “vender” materias primas a países de Europa aprovechando la oportunidad que dejó la guerra en Ucrania.

Luego, cuando le recordaron que eso se maneja por otros carriles, generalmente en negociaciones “entre privados”, el jefe de Estado reculó y sostuvo que en realidad quería ayudar a resolver aquel conflicto.

Finalmente, cuando se supo que tampoco podía hacer demasiado al respecto —ni el papa Francisco logró conmover el frío corazón de Vladimir Putin—, volvió a cambiar la versión: dijo que buscaba venderles gas a los países de Europa afectados por el “cierre de grifo” operado por el mandatario ruso. 

Otra vez lo desmintieron: le mencionaron que la Argentina ni siquiera puede abastecerse de ese recurso. De hecho, el país suele importar barcos de gas licuado.

Entonces, ¿qué significó aquel viaje presidencial? Según pudo saber Diario Mendoza Today merced a la consulta de puntuales fuentes de segunda línea del gobierno, Alberto intentó escapar de la interna feroz que lo enfrenta con Cristina Kirchner. Y de paso, matar dos pájaros de un tiro: dejarse ver junto a grandes líderes como los presidentes de España y Francia, y el canciller Alemán.

No obstante, los periodistas de los países que visitó no dejaron de preguntarle por el encono que lo mantiene en la vereda opuesta a la de su vicepresidenta. En sus respuestas, Alberto intentó “doblar” sin romper, pero no lo logró.

Básicamente porque el kirchnerismo ya lo ha “tachado” por completo. Y le marca la cancha al menos una vez por semana. El encargado de hacerlo es Máximo Kirchner, quien por carácter transitivo habla en nombre de su madre.

En tal contexto, lo que asoma a futuro es una gran interna del oficialismo, donde se sacarán los ojos casi de manera literal. De allí saldrá el candidato del Frente de Todos. ¿Será Eduardo “Wado” De Pedro? Probablemente. Aunque Cristina no deja de medir a su hijo en todo el país. La esperanza es lo último que se pierde.

Habrá que ver si no es la propia vicepresidenta la que decide competir por la presidencia, como le ha sugerido a su valet Oscar Parrilli en algún momento de bronca. En aquellas tertulias en el Instituto Patria en las cuales dice cosas “en caliente”, que luego suele dejar de lado.

De todos modos, Cristina buscará calor en algún lugar del gobierno, no porque le interese, sino por necesidad: sin fueros, sabe que ya estaría en la cárcel. Pesan sobre ella media docena de pedidos de prisión preventiva, la mayoría endilgados por el fallecido juez Claudio Bonadio, de quien supo ser amiga hasta que algo rompió aquella relación.

A la expresidenta también le preocupa la suerte de sus hijos. No tanto la de Máximo, que es diputado y tiene inmunidad, sino Florencia, quien se encuentra a la merced de los “caprichos” de la Justicia. A sus íntimos les ha anticipado que, en caso de complicarse la situación de su hija, volverá a enviarla a Cuba.

Bien podría ir sacando el pasaje, sobre todo por las novedades que le deparará el fiscal Carlos Stornelli, que intenta establecer el cobro de dividendos por parte del clan violando una orden judicial en el contexto de la causa Los Sauces/Hotesur.

Acaso a sabiendas de que se le viene la nota, Cristina intenta conseguir una fotografía junto al papa Francisco en estas horas, luego de que Alberto pereciera en el intento. El sumo pontífice anticipó que no la atenderá, porque no quiere ser parte de la interna del Frente de Todos. 

Hablando de fotos incómodas, hubo una que trascendió durante la semana que pasó, donde se pudo ver a Agustín Rossi junto a Florencio Randazzo en plena reunión “privada”… en un lugar público.

Fue una operación de prensa sumamente eficaz, que se morfaron puntuales medios de comunicación. Con la consiguiente aclaración: que Randazzo buscaría volver a ser titular de la cartera de Transporte. O mojar en YPF. Patrañas.

En otro orden de cosas, quien debería empezar a preocuparse de veras es el otrora sindicalista, hoy multimillonario, Víctor Santa María, ya que una trama que lo complica está a punto de destaparse.

Quien lo hundirá es un familiar no muy cercano, que ha empezado a detallar algunos de sus negocios ocultos, ilícitos desde ya. Muchos de ellos motorizados en Panamá, a través de su propia hermana y otros familiares.

El hombre, que aparenta saber demasiado sobre el hoy dueño de Página/12, ha señalado las trapisondas de su histórica contadora, Mónica Fernández, quien hoy vive en Barcelona.

También a su abogada Mónica González Sagela y al letrado que le maneja todo el tema de las sociedades off shore, Juan Antonio Fernández.

La bomba que está por explotar dejará una onda expansiva pocas veces vista. Porque los negocios de Santa María rozan los curros de varios políticos de renombre.Ni más ni menos.

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