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Adolfo Bermejo propone crear un “Procrear rural” que beneficie a productores vitivinícolas

Se trata de un programa de viviendas destinado a trabajadores de establecimientos viñateros, contratistas y pequeños y medianos productores vitivinícolas, frutihortícolas y olivícolas.

En la actualidad se observa que las líneas de crédito y planes de acceso a la vivienda se orientan hacia soluciones habitacionales en zonas urbanas o periurbanas, seguramente atendiendo a la mayor concentración de población en las mismas; pero se hace necesario contar con una herramienta legal que pueda complementar y ampliar en las provincias el actual Programa Nacional de Titulación y Arraigo Rural, que justamente apunta a solucionar los problemas vinculados a la tenencia de la tierra que afecta a un importante número de productores, dificultando su fortalecimiento y desarrollo productivo.

Recientemente, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, y el de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, firmaron un convenio en el marco de la Ley de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar para el mejoramiento del hábitat, el acceso al agua y el acceso a la vivienda para las familias productoras. Por ello, el diputado nacional por Mendoza Adolfo Bermejo (FdT) expresó que “estas acciones del Ejecutivo tienen que ser acompañadas por un marco legal desde el Congreso de la Nación que amplíe el acceso a la vivienda de las familias trabajadoras de nuestras economías regionales en todo el país”.

En relación con su propuesta, Bermejo resaltó: “Este proyecto se enmarca en el Procrear que es realizado y gestionado por la Presidencia de la Nación, en acción conjunta con ANSeS, el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas y el Banco Hipotecario, que es ente fiduciario, y se financia a partir de ingresos generados por el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS); y en este caso va a ir derecho a los municipios”.

Una de las especificidades de la zona rural a la que hace referencia el proyecto de Adolfo Bermejo es la figura del ‘contratista de viñas y frutales’, que en la mayoría de los casos no es una persona individual sino una familia que trabaja personalmente en el cuidado y cultivo de dichas especies, percibiendo como contraprestación una retribución en dinero y que a veces incluye el derecho al uso de una vivienda que, lamentablemente, no siempre presenta las condiciones de habitabilidad mínimas para considerarse vivienda digna.

Se busca solucionar el drenaje poblacional, que se configura sobre todo en los más jóvenes hacia zonas urbanas y trae aparejado varias consecuencias negativas, una es a nivel personal y humano, ya que los jóvenes sufren un desarraigo forzado por no tener en su lugar de origen las condiciones necesarias para el desarrollo de una vida en igualdad de oportunidades que otros. Recordemos que en las tareas de bodega pasa lo mismo, al encontrarse las mismas también en las zonas rurales cercanas a los cultivos.

Concluye Adolfo Bermejo que “estos impactos hacen que las economías regionales se vayan afectando, modificándose y uniformándose en las economías urbanas, perdiéndose de esta forma no solo las tradiciones, el lugar de origen, las costumbres, sino también miles de fuentes de trabajo, complicando a los pequeños y medianos productores, que además también sus hijos e hijas sufren ese desarraigo forzoso hacia las zonas urbanas poniendo en riesgo la empresa familiar de viñas y bodegas”.

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