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El mendocino Iannizzotto se unió al Movimiento “para defender los valores, como la propiedad privada y el trabajo”

El presidente de Coninagro fue uno de los primeros en sumarse al Movimiento por los Valores de la Argentina y por respaldar la promoción de la cultura del trabajo, la familia, las instituciones, la justicia y la libertad.

En las últimas horas, el presidente de Coninagro, Carlos Iannizzotto, explicó que se sumó desde el principio al Movimiento por los Valores de la Argentina y a su plan en favor de la cultura del trabajo por “la conclusión de que en Argentina el problema es político y moral” y que “aquí hay algo más elevado en juego que son los valores”. Por ese motivo dejó una definición tajante: “Me parece oportuno unirse para defender los valores y desde allí revalorizar las instituciones, la libertad, la justicia, la propiedad privada, el trabajo”.

Sobre su apoyo al Plan Maestro de Reconversión laboral y Cultura del trabajo, Iannizzotto dijo que el trabajo es uno de los grandes ámbitos que tiene la persona para desarrollar su dignidad, desde distintos aspectos”.

Entre todos los abordajes necesarios, el presidente de Coninagro señaló que el trabajo sirve para desarrollar “el físico, el de mantener a su familia, el afán de crecer como ser humano, desarrollarse como integrante de una sociedad, donde aporta su talento, esfuerzo y la satisfacción de llegar cansado a su casa es lo que reconforta por ganarse el cariño de su familia y de su Patria”.

Desde el origen de la creación del Movimiento, Iannizzotto sumó su voluntad en forma entusiasta y se convirtió en un pilar que alentó, inspiró y promovió todas las actividades y los documentos consensuados en este grupo que va creciendo con el aporte de figuras de distintos sectores.

En un reportaje con el portal La Nueva República sobre su compromiso con el Movimiento, Iannizzotto aseguró que “el esfuerzo y la honestidad, son pilares para reconstruir la Nación y es una premisa innegociable frente a mis hijos, mis nietos, mis amigos”.

-Carlos, usted está desde el principio de la conformación del Movimiento por los Valores de la Argentina. ¿Qué lo llevó a formar parte del proyecto?

– Me llevó a formar parte la conclusión de que en Argentina el problema es político y moral. Los problemas económicos, sociales, educativos, en un país que no cuida la vida, que no la protege, hacen ver que aquí hay algo más elevado en juego que son los valores. Me parece oportuno unirse para defender los valores y desde allí revalorizar las instituciones, la libertad, la justicia, la propiedad privada, el trabajo.

-¿Por qué firmó la adhesión al Plan sobre Cultura del Trabajo, cree que puede ser un programa viable para el futuro?

– El trabajo es uno de los grandes ámbitos que tiene la persona para desarrollar su dignidad, desde distintos aspectos; el físico, el de mantener a su familia, el afán de crecer como ser humano, desarrollarse como integrante de una sociedad, donde aporta su talento, esfuerzo y la satisfacción de llegar cansado a su casa es lo que reconforta por ganarse el cariño de su familia y de su Patria. El esfuerzo y la honestidad, son pilares para reconstruir la Nación y es una premisa innegociable frente a mis hijos, mis nietos, mis amigos.

-¿Qué lugar tiene que tener el asociativismo, las cooperativas, en el proyecto?

– En este proyecto el cooperativismo debe tener un lugar primordial, por ser una alternativa social. Ni el colectivismo, ni el socialismo, o la izquierda como está avanzando en América Latina, ni el individualismo que concentra empresas y deja al trabajador y a la clase media empobrecerse, han demostrado ser viables soluciones. El cooperativismo, en cambio, es una herramienta que pregona la solidaridad, defiende la libertad y difunde la propiedad privada con sentido social, son pilares que van a jugar un papel preponderante para recomponer la cultura del trabajo.

-¿Se pueden formar jóvenes para conformar futuras cooperativas de alto valor agregado?

–  Necesitamos jóvenes con predisposición al esfuerzo, un factor actitudinal. En el populismo la premisa es no esforzarse. Tiene que ser un plan con visión federal, en el cual la capacitación a nuestros jóvenes esté signada por la especificidad de las economías regionales y sectores productivos del país, diagramar un plan que se adecue a las necesidades y requerimientos de estos eslabones productivos vinculados al sector agroindustrial del país en general y cooperativo en particular.

-¿En qué rubros, perfiles o competencias ven ustedes que es necesario formar jóvenes en la Argentina en su sector?

– Cómo conseguimos mano de obra calificada, es un tema acuciante. Formar a una persona lleva tiempo. Esas personas tienen un futuro enorme en el sistema cooperativo, con retribuciones destacables, como la posibilidad de construir una familia y desarrollarse fuera de la voracidad y las dificultades tremendas que tienen los conglomerados urbanos.

-Usted habla con los empresarios. ¿Tienen problemas para encontrar los oficios vinculados al campo?

– Soy un convencido de que si se crean buenas condiciones, capacitación, dignidad que implica condiciones de vida como tener trabajo y un salario digno, tanto como infraestructura, es factible implementar una reorientación de un plan demográfico, poblando en forma coherente nuestra Argentina. 

-¿Cree que el interior puede atraer gente de las grandes ciudades con planes de capacitación dirigidos a la demanda de las nuevas formas de producción?

– El camino no es Ezeiza; en esta gesta, la tarea mas difícil es formar, que nuestros jóvenes ocupen lugares estratégicos, productivos, las innovaciones tecnológicas nos permiten favorecer esta conducta predispuesta donde los jóvenes buscan alternativas de trabajo y de vida, alternativas que nuestro país tiene por clima, por belleza, por el empuje de los pueblos del interior. El Bien Común y la Justicia Social son dos conceptos vinculados al Gobierno. La sociedad civil puede organizarse , destinar tiempos y recursos, pero en definitiva el Estado tiene que alinearse y crear condiciones para promover la dignidad de la persona, como trabajo y salario, eso es el bien común. Y la Justicia Social implica que mayor cantidad de personas tenga acceso a bienes, a ser propietarios, y en conjunto debemos hacerlo. Con un Gobierno que condensa tanta ideología no vamos a ningún lado y con una oposición opaca, falta de creatividad e irresponsable, tampoco. La grieta no nos llevó a buen puerto. La Justicia Social es una virtud que está orientada a fortalecer los vínculos personales y sociales, ligada a la igualdad de oportunidades, exige una fuerte presencia del Estado para difundir la propiedad privada, de ahí en más creado ese contexto, se consideran las condiciones, entra el juego el esfuerzo, la capacidad, los dones, es decir que también se pondera la libertad. La Justicia Social no cree en la sangrienta teoría del mercado ni en la concentración de capital que castiga a los más débiles. Asimismo este concepto está muy distante de un Estado populista, socialista, asistencialista y benefactor, que atenta contra el funcionamiento de organismos intermedios y distorsiona el sector productivo.

-¿Se puede avanzar desde la sociedad civil o desde el Gobierno?

– En la medida que pongamos en acción un plan federal de recuperación productiva, como lo que en su momento presentó Coninagro para alentar a la inversión productiva, pero formar a una persona lleva más tiempo. Es el desafío a vencer, restablecer la cultura del esfuerzo no se consigue de un día para el otro. En eso la sociedad civil tiene un rol fundamental. Los gobiernos están negados a políticas de largo plazo porque solo están ocupados en plazos que los hagan ganar elecciones. Las leyes estructurales deben pasar por el Congreso y la sociedad debe encolumnarse.

-Cree que se puede recuperar la matriz productiva al mismo tiempo que se recupera el ser humano?

– La economía es la administración de bienes escasos. El primer consumidor de esos bienes escasos es la familia, como organización primaria y célula básica de la sociedad. Aquí lo que debemos hacer es orientar políticas enfocadas a la producción. El ser humano individual no existe, sino enmarcado en el afecto, la solidaridad y el amor entrañable por la familia grande, que es la patria.

-Qué lugar tiene la recuperación del ser humano y de sus familias en la recuperación de la economía?

–  El ciclo económico no empieza por el consumo, esa debiera ser la etapa de finalización. Un ciclo virtuoso empieza por la producción, la materia prima, tenemos que capacitar para producir e industrializar, trabajar en escala y agregar valor, comercializar, generar divisas para el país y reinvertir. Los gobiernos populistas han desdibujado ese ciclo y la gente está consumiendo sin haber pasado por el esfuerzo de producir. Son medidas inconducentes y engañosas. Hay consumo descarnado pero no hay producción que lo respalde, es ahí cuando nos chocamos con que sube la pobreza de forma alarmante y desgarradora. Es muy triste y es lo que nos convoca a comprometernos para aportar.

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