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El controvertido ensayo de Río de Janeiro para intervenir favelas

A través del programa "Ciudad Integrada" se invertirá en obras sociales, infraestructura, depuración de aguas, pero también en centros de formación profesional, instalaciones deportivas y culturales.

Dos favelas de Río de Janeiro, Jacarezinho, de 90 mil habitantes, ubicada en la zona norte de la ciudad, y Muzema, de la zona oeste, se convertirán en la prueba piloto de un programa de inversión pública por 500 millones de reales (unos 90 millones de dólares) que combinará proyectos sociales y de infraestructura con iniciativas en materia de seguridad.

La medida fue anunciada el sábado por el gobernador Cláudio Castro, que la presentó como el programa “Ciudad Integrada” y prometió cambiarle la vida a la población, y generó tanto expectativa como escepticismo por el abandono progresivo por parte del Estado que se vive en ciertos enclaves de la ciudad, que pasan a ser territorio controlado por el narcotráfico.

A cargo del Estado de Río de Janeiro, Castro aseguró en rueda de prensa que las primeras intervenciones en las comunidades tendrán como objetivo sanear y limpiar los ríos, aunque la primera acción ligada al programa “Ciudad Integrada” se realizó en la noche del miércoles, cuando 1200 hombres armados fueron desplegados en Jacarezinho.

Esa favela fue escenario, en mayo pasado, de otra incursión policial que terminó con 29 muertos, entre ellos un uniformado, episodio que se sumó al difícil historial de este distrito del norte de Río que es considerado uno de los bastiones de la organización Comando Vermelho.

El miércoles, tras la llegada de los 1200 efectivos, los residentes de Jacarezinho se refugiaron en sus viviendas mientras los grupos de agentes fuertemente armados recorrían las calles y los pasillos con construcciones precarias y cableados que cruzan de ambos lados.

El gobernador de Río de Janeiro definió el despliegue policial del miércoles como una operación masiva de “reconquista”, una acción que tomó por sorpresa a buena parte de la dirigencia local, ya que hasta el propio alcalde de Río, Eduardo Paes, contó que recién “la noche anterior” le habían advertido del desembarco policial en la favela.

Otros efectivos fueron enviados a Muzema, favela del oeste de la ciudad, cuyos pobladores viven bajo la tutela de milicias paramilitares que suelen pedirles un pago mensual a cambio de proporcionarles servicios como gas o internet y donde, en junio de 2019, murieron 24 personas tras el derrumbe de dos construcciones ilegales.

En la rueda de prensa del sábado, Castro prometió “cambiarle la vida a la población” sacándola del yugo del narcotráfico y dijo que a través del programa “Ciudad Integrada” se invertirá en obras sociales, infraestructura, depuración de aguas, pero también en centros de formación profesional, instalaciones deportivas y culturales.

El gobernador agregó que el paquete de medidas incluirá una asignación mensual para las madres jóvenes de entre 16 y 30 años, quienes recibirán 300 reales (55 dólares), y adelantó que el programa que se está lanzando se aplicará inicialmente en esas dos favelas pero que luego se extenderá a otras comunidades.

“Solo pensaremos en implementar el programa en otras favelas cuando esté en pleno funcionamiento”, explicó Castro en declaraciones que fueron reproducidas por la agencia de noticias AFP.

El anuncio del Estado de Río de Janeiro generó impacto en la opinión pública pero también incredulidad, dado que muchos cariocas tomaron el paquete de políticas públicas para Jacarezinho y Muzema como un “espectáculo mediático” que se lanzó en coincidencia con un año electoral, según consignó AFP.

Por caso, la periodista especializada en tráfico de armas y drogas Cecília Olliveira, directora de la plataforma digital Fogo Cruzado (contabiliza los tiroteos registrados en Río de Janeiro), remarcó que el programa “Ciudad Integrada” aportó “más preguntas que respuestas” y lo consideró “absolutamente insuficiente” para el objetivo de “integrar a toda la ciudad”, ya que involucra -cuestionó- “apenas dos favelas”.

De acuerdo a los relevamientos demográficos de Río de Janeiro, en la ciudad existen alrededor de mil favelas en las que vive la cuarta parte de los 6,7 millones de habitantes de la ciudad: Jacarezinho y Muzema son, en ese sentido, una muestra mínima de la población que reside en comunidades vulnerables con condiciones precarias.

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