Christian SanzPortada

La foto que revela la falta de solidaridad y de apego a las reglas por parte de los mendocinos

Decimos que somos solidarios, buena gente, que pensamos en los demás. Pero es mentira. Los pequeños gestos son los que nos definen.

Parece algo trivial, intrascendente, irrelevante. Pero no lo es. Porque, si bien es solo una fotografía, desnuda toda una conducta, que refleja la forma de ser del mendocino. Siempre desaprensiva.

La imagen no miente: se trata de la típica doble fila de vehículos que se deja ver a diario en plena Ciudad de Mendoza. A la salida de los colegios.

Se trata de una actitud poco solidaria, que complica la vida de los demás, y mucho. Pero también es una práctica ilegal, que viola lo que dice el artículo 54 de la Ley de Tránsito de la provincia.

Pero a nadie le importa, y todos lo hacen, y la Ciudad es un caos por ello. ¿Y los preventores? Bien, gracias. No sirven ni para controlar esta situación.

Es como aquellas personas que estacionan sus vehículos en la vereda, dificultando el paso de los peatones, sobre todo aquellos que están discapacitados.

Tampoco le importa a nadie. Y tampoco lo controla nadie. A pesar de que viola el artículo 52 de la norma ya mencionada.

Y alguno dirá: “Bueno, no es importante”. Y ciertamente sí lo es, porque así empieza el descontrol, con pequeñas actitudes. Que luego van creciendo, como una bola de nieve. Y todo se vuelve imparables.

El concepto de “tolerancia cero”, que acuñaron en 1982 los criminologos James Wilson y George Kelling, permite entenderlo claramente:

“Consideren un edificio con unas pocas ventanas rotas. Si las ventanas no se reparan, los vándalos tenderán a romper unas cuantas ventanas más. Finalmente, quizás hasta irrumpan en el edificio, y si está abandonado, es posible que sea ocupado por ellos o que enciendan fuegos dentro”, según los expertos. Que también lo explicaron de otra manera, también didáctica:

“O consideren una acera. Se acumula algo de basura. Pronto, más basura se va acumulando. Finalmente, la gente comienza a dejar bolsas de basura de restaurantes de comida para llevar.”

Mendoza es el ejemplo cabal de lo que exponen Wilson y Kelling, porque todo lo que hoy ocurre en la provincia no apareció de un día para otro, sino que se fue construyendo a través del tiempo, gracias a la laxitud de los controles en la provincia.

Entonces, ¿cuál será el límite del descontrol? Según la teoría expuesta, no hay límites. Todo siempre puede empeorar.

Por eso, ¿no sería conveniente empezar a hacer las cosas bien y detener el avance de todo lo malo que podría surgir en el mediano plazo?

Antes de responder, vuelvan a ver la foto que ilustar esta nota, y lo que ello simboliza. Como bien dicen, “una imagen vale más que mil palabras”.

La camioneta no solo estaciona en la vereda, sino que además ocupa parte de la calle. Lo que se dice, un tipo solidario.

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