Christian SanzPortada

Los papelones diplomáticos de Alberto, ñoquis en Godoy Cruz, y ¿desfalco en OSEP?

Esta semana fue realmente bizarra a nivel político, como si de pronto todo se hubiera vuelto surrealista. Arrancó con Alberto Fernández y su catarata de desaciertos diplomáticos en el contexto de sus viajes a las cumbres de Roma y Glasgow.

Los videos no dejan mentir: allí puede verse al presidente argentino desesperado por fotografiarse con diversos líderes del mundo, a los que esperaba ansioso para fotografiarse con ellos. Sin saber bien de qué hablarles.

Y terminó hablando sobre Mauricio Macri, una y otra vez, provocando asombro e incomodidad, porque es algo que nadie hace en el mundo diplomático. ¿O acaso alguien ha escuchado a Joe Biden criticando a Donald Trump en aquel lugar?

La postal de Alberto acosando a propios y ajenos fue elocuente, con tocamientos que no corresponden a la diplomacia, y menos aún en tiempos de Covid. El primero en verse afectado fue Biden, quien llegó a esquivar la insistente mano de Alberto una y otra vez.

Entretanto, Angela Merkel aprovechaba para pasar por un costado, para zafar del acoso del mandatario argentino.

Luego llegó el momento de John Kerry, a quien este último trató de tomar del hombro. Pero también fue rechazado, y su mano fue amablemente retirada por el norteamericano. Y así sucesivamente.

Es curioso, porque el gobierno jura que el viaje presidencial fue todo un éxito, que se alcanzaron los objetivos que se preveían, pero no se explicó cuáles fueron esos logros. Acaso porque no existieron.

Hay que decirlo: a pesar de su insistencia, Alberto ni siquiera logró reunirse de manera bilateral con el papa Francisco. Tampoco con Biden.

Y su charla con Emmanuel Macron terminó siendo un bochorno, que molestó al núcleo duro del kirchnerismo. Porque el presidente francés reveló que hablaron sobre la situación de Nicaragua y Venezuela, tópicos que el argentino ocultó certeramente en su descripción del mismo meeting.

Todo un párrafo aparte merece la cuestión de la comitiva que lo acompañó, que incluyó más de 60 personas, la mayoría sin ninguna función específica en la gira. Un verdadero paso de comedia.

De lo que obvió hablar Alberto es de un tópico inquietante que publicó el diario Global Times“China está dispuesta a trabajar con Argentina para reforzar las perspectivas de cooperación”, tituló aquel prestigioso medio, poniendo el foco en las comunicaciones y, presumiblemente, el 5G.

Surge al respecto la pregunta obvia: ¿Por qué la Cancillería argentina no mencionó nada acerca de esas presuntas negociaciones? ¿Será porque solo son beneficiosas para China y no para la Argentina? Raro.

Hablando de diplomacia, ¿cómo es posible que el jefe de Protocolo de Cancillería, Felipe Rivas, haya sido nombrado por Alberto sin cumplir con los requisitos mínimos para el cargo?

Ese lugar debe ser ocupado por alguien que pueda asesorar correctamente al presidente respecto de cómo debe manejarse en el mundo diplomático.

Relaciones Exteriores es un lugar que debe ser cuidadosamente manejado, con funcionarios competentes, que sepan vincularse con otros países y conseguir acuerdos beneficiosos para el país. Pero en la Argentina ello parece no importar, entonces se nombra canciller a un tipo como Santiago Cafiero, que no conoce ningún idioma, ni tampoco nada del mundo diplomático. Lo mismo ocurre con Daniel Scioli, quien consiguió su propio conchabo como embajador de Brasil. Sin hablar una sola palabra del portugués.

Digresionas aparte, fue verdaderamente surrealista ver a Alberto junto a Rafael Correa y Evo Morales, a quienes solía criticar hace apenas algunos años por la pantalla de TN.

En ese mismo encuentro, que fue contexto de la presentación de un libro, también se dejó ver Amado Boudou, abrazándose con diversos referentes K, uno de ellos el incombustible Carlos Heller.

Allí, en aquel evento, se habló sobre lawfare, aquella trama imposible que aglutina a periodistas, empresarios y otras personas de la “derecha recalcitrante”. Una conspiración de la cual no hay mensajes, ni audios, ni arrepentidos.

Toda una paradoja, porque Correa carga con una condena por corrupción que fue confirmada por todas las instancias de la Justicia de Ecuador, incluso el Tribunal Supremo. Lo mismo cabe para Boudou, condenado hasta por la Corte argentina. Ningún lawfare.

Fuera de ello, la política transcurre con la lógica expectativa de las elecciones legislativas que se llevarán a cabo dentro de una semana. El resultado es más que previsible, con números similares a las PASO, en detrimento del Frente de Todos. No es ello lo más relevante, sino lo que ocurrirá el día después.

¿Tomará el poder por completo el kirchnerismo, con todo lo que ello implica? ¿Lo permitirá el peronismo? ¿Qué hará Alberto al respecto?

Las preguntas no son capciosas: un grupo de gobernadores peronistas, intendentes ad hoc y “gordos” de la CGT le han pedido esta semana al jefe de Estado que rompa con Cristina y La Cámpora luego del 14 de noviembre.

Se lo han graficado con una metáfora boxística: “El mejor momento para derribar a un oponente es cuando más débil está. De lo contrario, ese oponente tomará aire, se recuperará y puede noquearte a vos”.

¿Qué hará Alberto al respecto, seguirá alineado a los K o romperá? Conociendo su maleable carácter, es improbable que quiebre su alianza con la vicepresidenta.

Ergo, al lunes siguiente le espera más maltrato por parte de Cristina, acaso con una nueva misiva pública. Pidiendo que más funcionarios dejen sus cargos. Llevando a Alberto al límite de la humillación.

Nada que deba sorprender: la otrora presidenta no confía en el presidente, ni nunca lo hará. Por más que este sostenga que es leal.

Es que la frase de cabecera de Cristina la pronunció una vez Juan Domingo Perón: “Hay distintas clases de lealtades: la que nace del corazón, que es la que más vale, y la de la que son leales cuando no les conviene ser desleales”.

Mendoza, entre ñoquis y renunciados

En Mendoza, el hecho político más significativo de la semana lo reveló Diario Mendoza Today, al publicar las trapisondas de Martín Casas, ahora exconcejal de la UCR, quien estafó literalmente a un pobre hombre llamado Rubén Martín Sosaque trabajaba para él y, sobre todo, confiaba en él. Porque compartían incluso el dogma de la iglesia evangelista a la que concurrían, que guarda sus propios secretos.

El escándalo picó bien alto, porque Casas supo ser secretario personal de Marcelino Iglesias durante un largo tiempo y suena poco probable que el intendente de Guaymallén desconociera las trapisondas de su protegido, que alcanzan a otras personas, no solo a Sosa.

Hay que prestar atención a lo que ocurra en los próximos días, porque el timador está a punto de ser reubicado. Se menciona que podría ser colocado en OSEP, ya que allí tiene “reserva de cargo”, según pudo comprobar este diario.

Dicho sea de paso, la obra social de los empleados públicos de la provincia vive su propio escándalo, en medio de déficits imposibles y maltrato a los afiliados. El peronismo mendocino sospecha que ha habido un desfalco descomunal allí y trata de impulsar algún tipo de investigación.

Entretanto, el gobierno de Rodolfo Suarez oscila entre la posibilidad de recortar puntuales prestaciones y/o subir la cuota mensual. Haga lo que haga provocará la furia de los afiliados. Por eso aguarda a que pasen las elecciones.

Hablando de broncas incipientes, trabajadores del Instituto de Desarrollo Industrial Tecnológico y de Servicios (IDITS) de Godoy Cruz están severamente molestos por el ingreso incesante de militantes. Que encima llegan con cargos de “jefes”, sin conocer la lógica del trabajo que allí se hace.

Ciertamente, se trata de pago de favores políticos, que impactan en el gasto público de la provincia en el peor momento. Cuando más se tendría que cuidar el “mango”.

Y si ello es indignante, más debería serlo la Revisión Técnica Obligatoria (RTO), curro que en dos meses se pondrá en funcionamiento en todo Mendoza. Por capricho de un grupo de políticos que buscan llenarse los bolsillos en detrimento de los ciudadanos. Un verdadero despropósito.

Una medida que se exigirá en una provincia cuyas calles aparecen destrozadas en casi todos los departamentos. Realmente maquiavélico.

Lo más triste de todo es que aquellos que avanzan en tan absurdo sentido serán refrendados en las urnas dentro de una semana. Masoquismo en estado puro.

Martin Casas

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