El culebrón no termina: por un lado, el gobierno quiere llegar a un acuerdo para congelar los precios de puntuales productos alimenticios.
Por el otro, aparece la queja de los empresarios, que se motorizó en un documento explosivo que publicó la Copal.
En ese contexto, la pregunta que aparece en el aire es obvia: ¿Funciona el plan que pergeña el gobierno nacional de frizar el incremento de precios?
Diario Mendoza Today se lo preguntó al reputado economista mendocino José Vargas: “Sabemos lo que ocurre siempre con los controles de precios y mucho más cuando son no acordados sino impuestos por el gobierno nacional, básicamente la Secretaría de Comercio. Sabemos históricamente —incluso a nivel internacional— cuáles son los resultados de este tipo de imposiciones, fundamentalmente cuando lo que se quiere controlar es la inflación”, sostuvo.
Y puntualizó: “Se quiere frenar el aumento de precios con controles totalmente impuestos, más allá de que sea un acuerdo con supermercadistas que en la práctica no termina de convencer, porque hay un sector de los supermercados que están pidiendo que también participen de las negociaciones los proveedores y los transportistas, es decir, toda la cadena de comercialización. Porque sino no tiene sentido frenar los precios solo en la última etapa”.
A su vez, Vargas aseveró: “Encima, el gobierno tensiona mucho más la situación, amenazando con aplicar la ley de abastecimiento y todo lo que ello implica. A la larga va a terminar siendo peor el remedio que la enfermedad. Porque si hay un acuerdo que va a terminar siendo impuesto de una u otra manera hasta los primeros días de enero del año que viene, con toda la inflación reprimida que va a haber en el medio, con la salida del congelamiento de tarifas a fin de año, sabemos que cuando eso se flexibilice el salto que va a pegar va a ser sumamente grande”.
Finalmente, el economista vaticinó: “Por otro lado, en menos de 15 días de impuesto un programa de congelamiento de precios, aparecen automáticamente el desabastecimiento, el mercado negro, el mercado informal, que es lo que ocurre siempre. No es de extrañar que la semana que viene empecemos a ver en las góndolas el cartel de ‘máximo un producto por cliente’”.