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Laboratorios Richmond avanza en la producción de vacunas con la ayuda de los amigos de la política

Por Antonio D’Eramo, Agencia NA.

El año 2020, el de la primera ola del Covid-19 que segó la vida de miles de argentinos, fue pródigo para redireccionar partidas presupuestarias estatales y adquirir bienes y servicios sin licitación previa, y en generar empresarios y compañías millonarias, utilizando herramientas que los favorecen en detrimento del resto de los competidores.

El combo incluye acceso a información privilegiada, a préstamos del sistema financiero a través de entidades públicas como el Banco Nación, el Banco de la Provincia de Buenos  Aires y las compañías del Grupo Bapro, el Banco Ciudad o el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) y, como si fuera poco, préstamos “blandos”, con condiciones financieras favorables, que debieran utilizarse en la promoción de las pequeñas y medianas empresas que atraviesan una crisis recesiva como nunca había soportado la economía nacional. Al menos, no por tanto tiempo.

La crisis del coronavirus allanó el camino para la generación de un incipiente capitalismo de amigos, empresarios que, usualmente, son expertos en mercados altamente regulados como los que suelen proponer los gobiernos nacionales desde el 2001 a la actualidad.

Y, claramente, pertenecer a ese círculo de decisión tiene sus privilegios. Un ejemplo, hay muchos más, es el caso de Laboratorios Richmond que conduce el ex repartidor de verduras y ex editor periodístico del diario Crítica, Marcelo Figueiras, con amplios contactos en el mundo de la política.

La constante interacción con funcionarios ha posibilitado por ejemplo que la farmacéutica recibiera a través de la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa y los Emprendedores que conduce Guillermo Merediz, a las órdenes del ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, un crédito para capital de trabajo por cerca de 30 millones de pesos, que fue financiado por  el Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (Fondep).

Ahora bien, legisladores nacionales de agrupaciones de izquierda, han señalado que el crédito cercano a los 30 millones de pesos, exactamente de $ 29.978.089, está destinado para las pymes, categoría en la que Laboratorios Richmond no ingresa a no ser que una pyme cualquiera tenga la posibilidad de realizar un fideicomiso avalado por el Banco de Valores y con agentes colocadores como el Banco Provincia que termine por recaudar 85 millones de dólares que serán destinados a levantar una planta de fabricación de vacunas en el partido de Pilar que permitirá  abastecer de dosis de Sputnik V al mercado doméstico. Además, no se conocen casos exitosos de pymes que coticen en bolsa y que con información privilegiada, como reveló el ex ministro de salud y actual candidato a diputado nacional por la provincia  de Buenos  Aires, Daniel Gollán, y apalancándose en la banca pública, logren que las acciones de su compañía en la Bolsa de Comercio (ByMA) crezcan un 38%.

Por otra parte, el monto máximo de crédito a otorgar por el programa del FONDEP es de 15 millones de pesos y no de $ 29.978.089 como finalmente se otorgó a Laboratorios Richmond.

El informe a los socios de la Bolsa de Comercio porteña, donde se repasan los resultados del segundo trimestre del presente año, afirma que “Laboratorios Richmond colocó el Fideicomiso Financiero Proyecto Vida y obtuvo el máximo del monto establecido de U$D 85 millones que permitirá la construcción de la planta destinada a la producción de vacunas contra el Covid-19. No sólo de las que se realizan con la técnica de adenovirus, como la Sputnik V, sino también con maquinaria para producir las más sofisticadas de ARN mensajero”.

Acerca de los resultados del período informado se anota “un resultado neto positivo de AR$ 87,6 millones, absorbiendo en gran parte los resultados negativos del 1 trimestre originados principalmente en la estacionalidad de las ventas. Las ventas netas del 2do trimestre alcanzaron AR$ 1.925,8 millones, registrando una suba del 27,0% en comparación con el ejercicio económico de 2020, mientras que los costos de producción crecieron un 32,8%, señalando que los precios de venta han ido acompañando la accesibilidad de los productos para los pacientes”.

Con respecto a los resultados financieros netos del segundo trimestre del corriente año, el informe revela que “totalizaron una pérdida de AR$ 128,9 millones, registrando una baja del 25,0% con respecto al ejercicio 2020, debido principalmente a las fluctuaciones del tipo de cambio entre los trimestres comparados. Por su parte, los intereses y comisiones por préstamos del 2T 2021 ascienden a AR$ 134,3 millones, un 70,9% por encima del 2T 2020, originados en el aumento de los préstamos a largo plazo, los cuales están relacionados a la financiación de proyectos de inversión”.

El documento blanquea la alta exposición de la empresa a los préstamos y descuentos de cuenta corriente que posee, principalmente, con la banca pública estatal, pero también con instituciones del sistema financiero privado.

Si tomamos como referencia la central de deudores del Banco Central de la República Argentina (BCRA) podemos observar que en Junio, cuando Figueiras se presentó ante los diputados nacionales en el salón de conferencias Delia Parodi de la Cámara baja, la cartera de préstamos o descuentos en cuenta corriente del laboratorio Richmond con el Banco Nación, ascendió de $ 22.860.000 en febrero de 2021 a $ 125.975.000 en Junio pasado.

Cifra menor a la del mes de Agosto pasado cuando alcanzó un monto de deuda total de $ 502.736.000, según el BCRA.

Pero, no sólo del Banco Nación se nutre el fondeo Laboratorios Richmond, también tiene cuentas de préstamos y descubiertos en entidades públicas como el Banco de la Provincia de Buenos Aires; el Banco Ciudad; el banco de Córdoba y el BICE.

En el caso de la entidad financiera de la provincia de Buenos Aires se anota en la posición a Agosto del corriente año un monto de deuda total de $ 374.987.000 y en el Banco Ciudad se registran préstamos u operaciones por $ 146.835.000. Más modesta es la anotación del Banco de la Provincia de Córdoba que al octavo mes del año acumulaba una deuda con Laboratorios Richmond de 1.708.000 pesos.

En el caso del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) que preside José Ignacio de Mendiguren se observa un descenso a la exposición de deuda que en junio era de 6.985.000 pesos hasta los 4.754.000 pesos de Agosto.

Pero, no es la primera vez que la empresa conducida por Figueiras, recurre al BICE. Las periodistas Mirta Pacheco y Celeste Vázquez señalaron en la Izquierda Diario que “en 2011 recibió un crédito del Banco Industrial de Comercio Exterior -BICE-, a cargo del Ministerio de la Producción, destinado a la construcción de una de sus plantas. El dinero otorgado, representó un 40% de la inversión necesaria. Cristina Kirchner, que en ese momento ejercía la presidencia, participó del acto de inauguración en el cual destacó las altas ganancias del sector farmacéutico”.

Fue precisamente durante las presidencias de Cristina Fernández de Kirchner que Laboratorios Richmond comenzó a ser parte del “capitalismo de amigos” con la crisis sanitaria por la gripe A. En 2009, fue uno de los cuatro laboratorios escogidos por el Gobierno nacional para producir Oseltamivir, una droga que se importaba hasta entonces y que comenzó a ser utilizada para los pacientes que contrajeron gripo A. La licitación otorgada a Richmond, para proveer al Estado nacional, fue por un total de 250 millones de pesos, al valor de esa época, por la producción de 50 millones de dosis de Oseltamivir.

Esta dependencia del Laboratorio con el Estado ha creado un círculo perfecto que lo posiciona como proveedor estatal con amplio acceso a créditos públicos. Esta cuestión ha comenzado a hacer ruido entre algunos integrantes del  kirchnerismo y La Cámpora y, desde luego, en los legisladores y dirigentes de izquierda, que ya han expresado, por ejemplo, en la convocatoria que se realizó en la Cámara de Diputados, el 8 de junio pasado que contó con la presencia de Marcelo Figueiras, la necesidad de declarar de utilidad pública a la producción de vacunas y la exigencia de la liberación de patentes para producirlas de manera local, lo que constituye un reclamo a nivel mundial de las agrupaciones socialistas y que fue analizado en la administración de la Casa Blanca que conduce el demócrata, Joe Biden.

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