PolíticaPortada

La incómoda furia de Hugo Laricchia contra un periodista mendocino

Hugo Laricchía está enojado, muy enojado. Desde hace algunas semanas denota ese sentimiento, no es nada nuevo. Lo refleja en su cuenta de Twitter, sin medias tintas. Con calificativos elocuentes.

Jura que lo “operan” mediáticamente, que lo atacan sin razón, acaso por pedido de alguien de la política. El destinatario de sus dardos es Ricardo Montacuto, director de uno de los grandes medios de la provincia, Mendoza Post, a quien suele dedicarle al menos una catarata de tuits por semana.

Los colegas observamos desde afuera, no sin cierta incomodidad. Porque en esos intercambios se desnudan cuestiones opacas, en las que nadie sale indemne. Nadie.

Los periodistas lo hablamos en charlas de café, en conversaciones telefónicas e incluso por Whatsapp, pero nadie quiere escribir al respecto.

“Porque Mendoza es chica”, como suelen decir. Y todos conocen a todos. Y todos se terminan cruzando en alguna esquina de la capital mendocina. Y es una cagada, porque nadie termina hablando de nada. Por temor a ello.

“¿Viste @montacuto que cuando digo que escribís por encargo no me equivoco? Todos los periodistas serios de Mendoza chequearon con Mechi, con Gustavo, con Roberto o conmigo la info del gobierno. Vos no, vos tomás notas y escribís lo que te dictan como buen ‘Juan Carlos’, por eso tenés que comer asados con amigos imaginarios y no con colegas, porque no te toman en serio, se te cagan de risa y nadie se refiere a vos nunca como ‘periodista’. ¡Encima por dos mangos!”, le dedicó Laricchia al director de Mendoza Post, con inusual dureza.

Y este último no se quedó atrás: “Candidato… yo le recomendaría que lea un poco. Que se ilustre. Empiece aunque sea por Platero y Yo. Es muy bueno. No llegue a la legislatura en tan mala forma. Da vergüenza ajena”.

¿Qué decir ante semejantes acusaciones, de un lado y del otro? Uno podría contar mucho, pero “Mendoza es chica”, claro.

Respecto de la cuestión Laricchía-Montacuto, nadie puede precisar qué ocurrirá cuando se encuentren cara a cara, en algún lugar en el que ambos coincidan alguna vez.

Ambos son calentones e impulsivos. Y esa no es una buena mezcla. Porque, como se sabe, ambas cualidades siempre terminan haciendo combustión.

Artículos Relacionados