Christian SanzPortada

El escenario post PASO, los cambios de Gabinete, el “plan venganza” de CFK y ¿qué pasará en Mendoza?

Todo está sostenido por alfileres. En el oficialismo y la oposición. No hay grandes reproches públicos, ni tampoco mensajes por elevación, de nadie contra nadie. El secreto de ello tiene un nombre: elecciones. Simple y sencillo.

Luego de lo que ocurra este domingo, volverá la “normalidad”, tanto en el Frente de Todos como en Juntos. Todos contra todos.

Habrá, sí, fotos de ocasión y festejos. Los vencedores se harán cargo de la victoria. Los vencidos harán todo lo contrario. Nadie será el padre de la derrota. Como suele ocurrir.

Lo que sí es un hecho es que, pase lo que pase, el kirchnerismo se va a radicalizar. No habrá camino hacia la moderación, sino todo lo contrario. Lo que queda del albertismo será solo un añejo recuerdo.

Contra todos los pronósticos, no habrá cambios de gabinete, no al menos en las primeras líneas del oficialismo. Ciertamente, el cristinismo no quiere mostrar debilidad. Cerca de fin de año sí habrá algunos enroques.

No importa si se gana o si se pierde. El kirchnerismo tiene un plan y avanzará en pos de llevarlo a cabo. Solo tiene dos años para lograrlo.

No significa que no les preocupe perder, eso siempre es motivo de preocupación. Pero es su naturaleza, como el cuento de la rana y el escorpión.

Hablando de victorias y derrotas, el Frente de Todos tiene altas chances de perder legisladores en la Cámara de Senadores.

Habrá que prestar atención a ese dato. No tanto por el eventual derrotero en sí, sino por la cantidad de bancas que podrían perderse. ¿Qué ocurriría si los K se alejan de la mayoría que hoy ostentan en el Senado?

La oposición confía en que ese posible escenario podría “bajar los humos” del oficialismo y obligarlo a “ir al pie” a la hora de avanzar en puntuales proyectos. Se equivocan en su valoración.

El kirchnerismo solo conoce un camino frente a la derrota: subir la apuesta. Quien ostente alguna duda, solo debe mirar al pasado reciente.

Los momentos de debilidad representaron para los K la oportunidad perfecta para usar sus armas preferidas: el apriete, los carpetazos y la extorsión. Con el apoyo de los funcionarios judiciales “amigos” y la presión de los medios afines. Pocas veces falla.

Lo que viene después de estos comicios —y los generales— gravita en dos tópicos básicamente: primero, reformar el Poder Judicial, luego del paréntesis que se pergeñó para no irritar a la ciudadanía; segundo, “zafar” a Cristina de sus problemas judiciales, comenzando por el “pacto con Irán”. Volverá también la discusión por el procurador General de la Nación.

Al mismo tiempo, habrá una fuerte embestida judicial contra Mauricio Macri, sobre todo en la causa Correo Argentino.

Serán meses complicados, no solo para el expresidente, sino también —sobre todo— para el periodismo independiente.

Macri Cristina

En Mendoza, nada nuevo bajo el sol

En Mendoza, lo que se juega es mucho más simple: se plebiscita la gestión de Rodolfo Suarez. Con números que auguran una muy buena elección para el hoy gobernador de Mendoza.

Es curioso, porque el mandatario parece blindado. A pesar de los escándalos, casi semanales, nada le llega. El mendocino promedio aprueba su gestión.

Aunque, hay que decirlo, muchos lo hacen más por el “espanto” al peronismo que por el “amor” a los radicales.

Por su parte, el Frente de Todos no hará una mala elección, pero no alcanzará los números que había soñado. Apuesta, de todos modos, a elevar ese “piso” en las elecciones generales, en noviembre.

No le será sencillo: tendrá que convencer a los mendocinos que han cambiado. Que nada tienen que ver con las erráticas gestiones que tuvo el PJ en la provincia, principalmente las de Celso Jaque y Francisco Pérez. Ambas para el olvido.

Como se dijo, no habrá nada nuevo bajo el sol. Todo es predecible a nivel local. Un día aburrido. Aunque soleado al menos. Y sin Zonda. No es poco.

Celso Jaque junto a Cristian Racconto
Celso Jaque junto a Cristian Racconto

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