Christian SanzPortada

Los expedientes que complican a Estefanía Terán, la mendocina detrás de la estafa piramidal Our Ranch

Desde que tengo memoria, me gusta meterme en el barro de desnudar el fraude que promueven puntuales curros piramidales, abocados a embaucar incautos a granel.

Empecé allá lejos y hace tiempo con una firma llamada Layton, que supo despuntar en los años 80. Luego, más cerca de la última década, me metí con Our Ranch, Nu Skin, Telar de la Abundancia, Intense Live, Pay Diamonds, Omega PRO y tantas otras.

A causa de mis investigaciones, recibí docenas de cartas documento. Interminables. No obstante, jamás me hicieron un solo juicio.

La más complicada de las empresas con las que debí lidiar es Our Ranch, no por cuestiones legales ni nada por el estilo, ya que no se animaron a enviarme siquiera una carta documento. Aún cuando los invité a hacerlo.

Lo que debí tolerar es violencia en su más pura dimensión, llegando al extremo de mandarme a un encapuchado —literal— a las oficinas de Media Show, grupo en el que supe trabajar en el pasado. En plena ciudad mendocina. Hecho grave si los hay.

También sufrí el escrache de una mujer llamada Estefanía Terán, quien, junto a su pareja Jorge Emilio Corriols, intentó ensuciarme con delitos gravísimos, como la pedofilia, el secuestro de menores y otras barrabasadas.

Curioso, por dos motivos: primero, porque no tengo, no solo ninguna condena o procesamiento en mi contra, sino que no ostento siquiera denuncia judicial sobre ilícitos de tal tenor.

Los únicos litigios que debí enfrentar fueron por calumnias e injurias a nivel penal, y daños y perjuicios, en el fuero civil. Siempre por mi trabajo periodístico. Y jamás perdí un solo juicio.

Lo segundo que me sorprendió fue un tópico básico: lo usual ante la denuncia o el señalamiento es la discusión de ideas, jamás la descalificación personal.

Es decir, si uno tiene razón —o cree tenerla— en alguna cuestión puntual, debe estar abierto a la discusión.

Pero no, Estefanía Terán solo apeló a injuriarme, no se animó a debatir. ¿Sabría de antemano que no podría soportar una discusión cara a cara conmigo?

Como sea, me sorprendió el nivel de virulencia de la mujer para con mi persona. Que llegó al extremo de endilgarme una fotografía que no es de mi persona, sino de un español llamado Miguel Reyes. Un verdadero papelón.

Mi sorprese culminó cuando me empezaron a llegar puntuales advertencias: “Ojo que Terán junto con un tal Emanuel Fader tienen la costumbre de acusar a la gente de pedófilos”, me dijo una persona que no conozco en estricto off the record.

Fue revelador, porque me encontré rápidamente con un expediente en el cual Terán aparece condenada por “falsa denuncia”. Fue porque la mujer quiso escrachar al cantante de Bela Lugosi y terminó complicada. Lo cuenta con lujo de detalles la abogada Carolina Jacky en esta nota.

En la misma nota, la letrada cuenta los detalles de otros expedientes que complican a Terán por no cumplir con sus obligaciones laborales y comerciales.

Algunos de ellos, con sus respectivas carátulas, los encontré en la página del Poder Judicial de Mendoza. Son los siguientes:

Nótese que, a diferencia de la mujer, que me acusa sin elementos de prueba, acá se exponen datos de inusual contundencia.

Hay mucho más que podría contarse, como cuando Terán comercializaba un complemento dietario a base de la hormona que la mujer produce durante el embarazo, algo prohibido porque genera esterilidad en el hombre.

O también podría mencionarse que Terán y Corriols están a punto de ser desalojados, en el contexto de otro expediente judicial que tramita el abogado Carlos Vázquez.

Malandras de baja estofa, diría mi abuela…

Our Ranch, la nueva estafa piramidal que llegó a Mendoza y promete pagar $20 mil semanales

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