Christian SanzPortada

Policías, narcos y políticos: la vergonzosa trama de la muerte de Candela Rodríguez a 10 años de ocurrida

Candela Rodríguez fue asesinada hace 10 años, aunque su pequeño cuerpo fue descubierto recién el 31 de agosto de 2011 en el cruce de avenida Vergara y la colectora del Acceso Oeste. Se trata, no solo una de las zonas más transitadas del conurbano bonaerense, sino también de un sitio que se ubica a pocos metros de una comisaría.

Desde el preciso momento en que fue secuestrada, el 22 de ese mismo mes, los medios insistieron en que se trataba de un mero secuestro extorsivo, hipótesis que con sospechosa insistencia instaló la madre de la pequeña, Carola Labrador.

En realidad, no toda la prensa dijo lo mismo: desde un principio, desde el portal Tribuna de Periodistas fuimos la excepción. Por caso, días antes de que Candela apareciera asesinada, el 25 de agosto, publicamos una nota titulada En la desaparición de Candela Rodríguez, ¿está su propio padre vinculado?

Allí se explicó que la muerte de la menor podía estar vinculada a un “vuelto” contra su padre, Alfredo Rodríguez, quien purgaba pena carcelaria frente al silencio mediático de su mujer. En esos días, Labrador acusaba a TDP de “sembrar desconfianza” sobre la familia para evadir el tema del secuestro de su hija. A su favor, tenía la “gracia” de todos los grandes medios.

Lejos de amilanarse, este portal insistió con su hipótesis, no por capricho sino porque demasiados interrogantes se filtraban en la historia oficial. Asimismo, las fuentes más calificadas habían aportado a este cronista evidencia concreta que se encaminaba por una senda lejana al mero secuestro extorsivo.

Ello permitió que, dos días después de la aparición de Candela, TDP publicara en exclusiva la trama real de lo ocurrido. La nota se tituló Caso Candela: una historia de narcos, policías, políticos y mentiras de ocasión y allí se habló de “la pista policial” por primera vez. En tal sentido, se anticipó que la Justicia debía investigar “una serie de secuestros que han comenzado a ocurrir a principios del año 2000 y que tiene como víctimas a narcotraficantes de la zona de San Martín”. Detrás de la cuestión se encontraban reputados políticos de esa misma zona del conurbano.

Sin embargo, en lugar de enfocarse en esa hipótesis, los investigadores judiciales avanzaron sobre media docena de personajes menores, como presuntos autores del crimen de Candela. Tribuna subió la apuesta el 6 de septiembre y publicó: Los detenidos por la muerte de Candela Rodríguez, ¿son meros “perejiles”?

Entre otras cuestiones, aquel medio —primo hermano de Mendoza Today— se preguntaba si era “realmente creíble que una mujer mayor, un carpintero y tres fleteros” fueran los responsables “de un secuestro tan bien planificado”.

La respuesta llegó siete meses más tarde por parte de la Justicia, cuando todos los detenidos debieron ser liberados y la Cámara Penal de Morón decidió separar al juez Alfredo Humberto Meade por las irregularidades cometidas en el expediente.

En el mismo sentido, se conformó una comisión especial en la Legislatura bonaerense a efectos de investigar los mismos desaguisados. Sus primeras conclusiones son casi calcadas a la media docena de artículos publicados en Tribuna en los últimos meses de 2011.

Allí quedó claro que el crimen de la menor se debió a una conjunción de factores relacionados con la policía, el narcotráfico y ciertos políticos de la zona de San Martín y alrededores. Esa mezcla explosiva, es dable decirlo, es residual de los años 90 y nadie jamás hará nada para desactivarla. Por el contrario, el entonces gobernador Daniel Scioli hizo todo lo posible para encubrir el caso y proteger a los involucrados, especialmente a los uniformados de la provincia.

Es oportuno recordar esta trama a 10 años de ocurrida, no solo porque se trata de uno de los hechos más trágicos de la Argentina; si bien podría parecer solo un caso policial más, se trata de una cuestión emblemática de cómo la política, mezclada con la mafia y el narcotráfico, se ha enquistado en el corazón de la Argentina.

No es poco.

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