Christian SanzPortada

El conflicto que puede fagocitar al gobierno de Suarez

Lo dijimos en esta misma columna hace dos semanas: el gremio de Salud de Mendoza puede terminar siendo el talón de Aquiles de Rodolfo Suarez. Aquel que logre lo que no pudieron ni la oposición ni la Justicia juntas.

Lo ocurrido este martes es un botón de muestra. Por primera vez, el gobernador debió suspender una actividad de agenda por temor a su propia seguridad, en el Plumerillo. Sabía que los profesionales estaban dispuestos a llegar hasta él para hacerle puntuales reclamos.

¿Corría riesgo en serio ante el eventual acercamiento de los manifestantes? Imposible saberlo. Por eso, ante la duda, puso pies en polvorosa.

Acto seguido, hizo el análisis lógico: si el conflicto escala, habrá que ser cada vez más restrictivo con las salidas públicas. Mala receta en tiempos de campaña.

Es lo que llevó a sentarse en mesa de negociaciones, que se hará carne mañana jueves en la Subsecretaría de Trabajo, a efectos de intentar llegar a un acuerdo con los gremios.

No le será nada sencillo, y todo indica que naufragará en el intento. Básicamente porque no está en condiciones de ofrecer lo que estos están pidiendo: un 48,2% de aumento “en blanco” con respecto al salario de diciembre de 2020, tal cual publicó Diario Mendoza Today. Amén de pases a planta y la mar en coche.

El ministro de Hacienda de Mendoza, Lisandro Nieri, ya le dijo a Suarez que ese incremento es de imposible cumplimiento. Ergo, insistirá en ofrecer lo mismo que ofrendó el miércoles pasado y que Ampros ya rechazó de plano.

Se trata del 11% —un 6% en septiembre y un 5% en noviembre— que se suma al incremento salarial de 29% ya acordado a principios de año. En total, sería un 40% y sin los bonos no remunerativos.

A su vez, el gobierno les pedirá a los gremios que consulten a las bases antes de tomar cualquier decisión. Una jugada arriesgada. Primero, porque podrían negarse a hacerlo. Segundo porque, ¿qué pasaría si las bases dicen que no a la oferta?

En un año electoral, Suarez no puede darse el lujo de ostentar un conflicto como el que le regalan los profesionales de la Salud, cuyo acatamiento es casi total. Es una imagen que ningún encuestador aconseja.

A ello hay que agregar que los trabajadores han demostrado estar dispuestos a todo, sin importarles el riesgo que esto conlleva.

Saben que son esenciales en el marco de la pandemia que persiste en el tiempo. Y mantienen la amenaza latente —sin decirlo— de que podrían dejar a la ciudadanía a la deriva en cualquier momento.

Si ello ocurriera, el gobernador quedaría en una situación bien complicada. Sobre todo después de haber elogiado la labor de los profesionales, a quienes destacó por ser “esenciales”.

Es la espada de Damocles que pesa sobre su cabeza. Porque finalmente son los únicos que pueden fagocitar su gobierno.

No es poco.

Artículos Relacionados