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Ernesto Sanz: “Hoy, el radicalismo le disputa la centralidad al PRO en Juntos por el Cambio”

Uno de los fundadores de Cambiemos asegura que la salud de una coalición “está en su equilibrio y renovación”. Habla del “efecto Manes” y la “mala praxis” económica y sanitaria del gobierno en pandemia.

Este domingo, diario Perfil publica una interesante entrevista al mendocino Ernesto Sanz, quien se ha metido de lleno en la interna de Juntos por el Cambio.

-¿Cómo ve la situación del país: economía, pobreza, vacunas, gestión del gobierno?
-Los números que arroja la realidad son negativos en su gran mayoría, no encuentro entre todos los índices que hoy pueblan las estadísticas, tanto en materia sanitaria como en materia económica, números positivos, lo cual indica que después de casi un año y medio de comenzada la pandemia, la Argentina no ha podido congeniar las dos variables que en todo el mundo se tuvieron que coordinar: la sanitaria con la económica. Esto nunca fue una batalla entre una u otra, sino que el sentido del equilibrio y de los buenos gobiernos y las buenas gestiones era coordinar ambas y equilibrarlas. Evidentemente en Argentina esto no se ha logrado por una profunda impericia y mala praxis del Gobierno nacional. Nunca tuvo un plan, para ninguna de las áreas del gobierno, salvo para la Justicia: es el único aspecto en el que el gobierno tuvo un plan desde el primer día, que es el plan de impunidad y venganza, sobre todo de la vicepresidenta. En el resto, nunca hubo un modelo de gestión, por lo que hoy existe una profunda depresión económica agravada por la incertidumbre que sufre la población por el tema de las vacunas.

-¿Cómo calificaría la etapa que está viviendo el radicalismo?
-De recuperación de protagonismo y relevancia dentro de Juntos por el Cambio. Después de varios años desde que se fundó Cambiemos, donde el radicalismo debió adaptarse a una realidad que imponía alguna circunstancia respecto al PRO, aquellos los años donde el PRO tuvo el gobierno nacional, el de la Provincia de Buenos Aires y el de CABA. Después de la derrota del 2019, Juntos por el Cambio entró en un proceso de reflexión, autocrítica y reorganización y hoy, pensando más en lo que viene que en lo que pasó, el radicalismo empieza a tener protagonismo y relevancia, porque le suma a su tradicional fortaleza territorial o federal, una fortaleza específica en el AMBA. Esto no tiene que ver solo con la aparición de nuevas caras o nuevas figuras, como es la de Facundo Manes, sino que tiene que ver con la propia valorización del radicalismo. De hecho, el radicalismo de la Provincia de Buenos Aires hace unos meses tuvo un proceso de elección interna donde fueron a votar casi 150 mil personas, que fue una gran noticia y ahora le agrega la novedad de Manes de ingresar a la política vía el radicalismo. En resumen: valor territorial, protagonismo en cada provincia y en cada pueblo y ahora relevancia y competitividad en el AMBA.

-¿El radicalismo le disputa, hoy, un poco más la centralidad que tenía el PRO en JxC?
-Yo iría más allá: no es “un poco más”, le disputa con todo y es una buena noticia y no tiene que incomodar a nadie porque la salud de una coalición está en su equilibrio y en su renovación. Y también en la posibilidad de discutir cuál es el programa, la propuesta que vamos a presentarle a la sociedad. Una coalición política no puede caer en el error en el que cayó la otra coalición política -el Frente de Todos-, que se vuelve a presentar en sociedad a partir de las elecciones del 2019 con las mismas recetas, programas y caras que fracasaron antes. Entonces, si algo quiere modificar de esta triste realidad JxC, tiene que ser capaz de formular nuevas propuestas, discutir orientaciones, direcciones, visiones de país, estrategias, modelos de gestión y también nuevos liderazgos. Si no, volveríamos a fracasar ante las mismas propuestas que no tuvieron éxito.

-¿El efecto Manes puede repercutir en todo el radicalismo?
-El radicalismo es un partido nacional y federal y al haber recuperado esta competitividad en el AMBA, eso repercute y derrama sobre el radicalismo de todo el país, porque hay vasos de interconexión, porque la mística y la relevancia que hoy adquiere el radicalismo bonaerense se transmite en Córdoba, Mendoza, Chubut, en todos lados. Lo estoy viviendo en carne propia: cómo se están moviendo mis correligionarios en todo el país, porque sienten que es una muy buena noticia que pone al radicalismo en la consideración, y que inclusive podemos tener candidato a presidente en el 2023.

-¿Le preocupa que la mayoría de los actores políticos del país, incluidos integrantes de JxC, estén radicalizando el discurso?
-Sí, me preocupa mucho, porque una cosa es la polarización -que para mí no es mala-, de hecho hoy Argentina, después de mucho tiempo, tiene un sistema político equilibrado que se ha polarizado en dos grandes coaliciones: JxC y el Frente de Todos y no hay espacios para terceras fuerzas, no hay atomización de la oposición. La mala noticia es cuando aparece la radicalización de la polarización. El problema es cuando aparecen elementos radicalizados en los dos extremos que contribuyen a ahondar la grieta, endurecer el discurso y de alguna manera a nublar el escenario de la política. Hace rato que en Argentina dejamos de discutir propuestas y programas. La dirigencia argentina desde hace bastante tiempo solo discute distribución de la riqueza, el problema es que el modelo distribucionista que cada vez se va quedando más vacío porque cada vez hay menos para distribuir y hace muchos años que no discutimos un modelo de generación de riqueza. ¿Por qué no se hace? Porque es más fácil pararse en un rincón a tirar piedras y recibir piedras desde el otro lado y a usarla en redes sociales y estar en combates permanentes, antes que dar debates de fondo. Hoy, la Argentina necesita debates de fondo, dirigentes políticos que propongan salidas, porque la sociedad está buscando quién le proponga salidas reales, concretas, tangibles. Si uno escucha a Manes, se puede encontrar la punta del hilo para luego encontrar algún programa de salida a partir de la apuesta al conocimiento, a las nuevas tecnologías para generar empleo, a un desarrollo productivo muy moderno. Eso es lo que hay que discutir.

-¿La gente también se está radicalizando a la par de la dirigencia política?
-Hay una parte de la sociedad que se radicaliza, influida por el debate púbico que a mi juicio está enrarecido. Pero la inmensa mayoría de los argentinos está esperando otra cosa: que desde la dirigencia política aparezcan luces al final del túnel, salidas, ver quién va a liderar esa salida. Hay mucho margen para que aparezcan las buenas ideas desde la política.

“El ruido actual en JxC es positivo en términos de construcción futura”

-¿Cómo sigue JxC? ¿La coalición puede dejar de ser lo que es hoy?
-La coalición ha demostrado después del 2019 que ha sido capaz de digerir la derrota y comprometerse en un espacio de unidad, eso está fuera de toda discusión. Nadie hoy pone en tela de juicio la unidad dentro de JxC. Hay disidencias, competencias y distintas visiones, pero nadie pretende discutir esto fuera del espacio. Eso es algo muy bueno, interesante y hasta novedoso. En los últimos días estoy advirtiendo una cierta histeria mediática respecto a las peleas: no hay que dramatizar. Que una coalición opositora, que no tiene responsabilidad de gobierno y que por lo tanto no puede lesionar a su propio gobierno con la competencia interna, se dedique a reconfigurar proyectos, propuestas, liderazgos y equilibrio dentro de la coalición, es muy sano. El ruido es muy positivo en términos de construcción futura.

-¿Cuál va a ser su rol?
-El mismo de los últimos años: alejado de los cargos públicos, pero muy comprometido y trabajando mucho dentro de mi partido para fortalecer el radicalismo y desde ahí a JxC.

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